Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
Las recomendaciones que se dan a las personas pacientes dadas de alta con diagnóstico de lupus tienen la finalidad de restablecer su salud y de detectar de forma precoz las posibles complicaciones de la enfermedad. La alimentación, la actividad física moderada, la protección solar y una buena adhesión del tratamiento farmacológico son fundamentales para mantener un buen estado de salud.
Los pacientes que han sufrido lupus y han recibido el alta hospitalaria deben tener en cuenta una serie de indicaciones a la hora de restablecer su ritmo de vida habitual:
Es importante tomar la medicación siempre según la prescripción del personal médico y visitarlo si se presentan los síntomas siguientes:
Los síndromes autoinflamatorios son un grupo de enfermedades caracterizadas por episodios espontáneos, recurrentes o persistentes de inflamación multisistémica. Están causados por alteraciones de la inmunidad innata, lo que ocasiona una desregulación del sistema inmunitario. En las enfermedades autoinflamatorias, debido a diferentes mutaciones genéticas, se va a producir una hiperactividad patológica de esta estructura, lo que desencadenará una actividad inflamatoria anormal y mantenida. El número de enfermedades que incluye se ha ido incrementando desde entonces debido a los avances en genética e inmunología.
Muchas de las enfermedades incluidas en el grupo presentan como síntoma principal episodios reiterados de fiebre que desaparece espontáneamente después de unos días, para reaparecer de nuevo cíclicamente tras un intervalo de tiempo variable. La fiebre no es de origen infeccioso y, por lo tanto, no responde al tratamiento con medicamentos antibióticos o antivirales. En función del defecto genético, estas enfermedades pueden asociar una gran diversidad de otras manifestaciones, como son las cutáneas, abdominales, articulares, oculares o pulmonares.
Todas las enfermedades que forman parte del grupo son poco frecuentes y presentan una incidencia inferior a 5 casos por cada 10 000 habitantes, por lo que se consideran enfermedades raras, la mayoría debutan en la infancia o adolescencia.
Los progresos recientes en la investigación han mostrado de forma clara que algunas fiebres cuya causa no se encuentra están provocadas por un defecto genético.
En función de si existe base genética o no, se pueden clasificar en:
El diagnóstico se basa en las características clínicas del cuadro clínico de cada paciente. Los análisis de sangre son importantes en el diagnóstico de las diferentes enfermedades autoinflamatorias, ya que permiten detectar la existencia de inflamación. Estos análisis se repiten cuando el niño se encuentra asintomático para observar si se han normalizado. El análisis molecular o genético permite detectar la presencia de las mutaciones implicadas en el desarrollo de las enfermedades autoinflamatorias y se estudian en quienes se sospecha que pueden padecerlas según las características del cuadro clínico. El diagnóstico se confirma cuando el paciente evidencia ser portador de las mutaciones y, con frecuencia, es necesario estudiar también a los familiares.
El tratamiento dependerá fundamentalmente del tipo de enfermedad y de la respuesta a la terapia de elección. Por ejemplo, en la fiebre mediterránea familiar, el tratamiento de elección es la colchicina. Otros tratamientos utilizados en las diferentes enfermedades autoinflamatorias son los inhibidores de citocinas, como la IL-1 o el factor de necrosis tumoral α. Es fundamental un seguimiento estrecho del paciente para evitar que se produzcan complicaciones a largo plazo.
Este contenido ha sido diseñado y cocreado conjuntamente con las Asociaciones de pacientes "Asociación Española de Caps", "Stop FMF" y "Liga Reumatológica", conjuntamente con médicos del Servicio de Reumatología de adultos y pediátricos y la Coordinación de Atención y Participación Ciudadana.
Información practica como CSUR de enfermedades autoinflamatorias
Habitualmente la hepatitis crónica suele tener un curso silente y producir una inflamación del hígado sin presentar síntomas importantes.
Sea cual sea la causa de la hepatitis, cuando un paciente sufre una inflamación importante, esta inflamación puede superar la capacidad de regeneración del hígado. Cuando esto pasa, se pueden crear cicatrices (que reciben el nombre de fibrosis). Si un paciente tiene muchas cicatrices en el hígado, recibe el nombre de cirrosis hepática. No todas las cirrosis hepáticas están producidas por el abuso del alcohol.
La hepatitis crónica es una inflamación del hígado de duración superior a los seis meses. Las causas más frecuentes de hepatitis crónica son:
Dos terceras partes de los pacientes no presentan síntomas de la enfermedad hasta que ya han desarrollado una cirrosis hepática. En este momento, pueden mostrar síntomas derivados de la cirrosis cómo podrían ser:
- Hipertensión portal; las cicatrices de la cirrosis hacen que el hígado esté más duro de lo normal. Por este motivo, la sangre que intenta entrar en el hígado lo hace con más dificultad, creando una situación que recibe el nombre de hipertensión portal. Los signos más típicos de esta situación son el aumento del tamaño del bazo (esplenomegalia), presencia de líquido en el abdomen (ascitis), arañas vasculares o enrojecimiento de las palmas de las manos. A su vez, la sangre que no puede entrar en el hígado de manera correcta busca caminos alternativos para pasar. Uno de los más frecuentes son las venas del esófago, que se dilatan y forman lo que recibe el nombre de varices gastroesofágicas (dilataciones venosas en el estómago y en el esófago). Algunas veces estas varices se pueden romper y producir hemorragias digestivas en forma de vómitos con sangre (hematemesis) y sangre digerida en las heces (melenas).
- Disfunción del hígado: El hígado tiene principalmente funciones de síntesis (formación de proteínas y lípidos) y depurativas. Cuando el tejido normal del hígado es sustituido por cicatrices, estas funciones se deterioran. Por una parte disminuye la producción de las proteínas que sintetiza (especialmente factores de la coagulación y la albúmina). Por otra, la función mental se deteriora porque las sustancias tóxicas se acumulan en la sangre y llegan al cerebro. En condiciones normales, el hígado las elimina de la sangre, las descompone y posteriormente las excreta en la bilis o en la sangre como subproductos inocuos.
- Algunas personas con disfunciones muy severas del hígado u obstrucciones de la vía biliar pueden presentar coloración amarillenta de la piel (ictericia), prurito y heces de color claro, grasientas y muy fétidas (esteatorrea).
- En muchas personas la hepatitis crónica no progresa durante años, mientras que en otras empeora gradualmente. El pronóstico depende, en parte, de cuál sea la causa de la enfermedad.
Las hepatitis B y C se transmiten la mayoría de las veces por contacto sexual o por adicción a drogas por vía endovenosa. La transmisión también se puede producir en el momento del parto de la madre al hijo. El contagio a través de transfusión sanguínea está hoy en día muy controlado y ya prácticamente no se produce.
La hepatitis tóxica se produce por exposición a tóxicos, algunos muy conocidos, otros por reacción no esperada a fármacos que en la mayoría de la población no causan ningún efecto adverso (idiosincrasia). El abuso del alcohol es el tóxico más frecuente.
La esteatosis hepática está directamente relacionada con el aumento de la obesidad en la población general.
El diagnóstico se basará en tres pilares:
1. Antecedentes familiares, personales y anamnesis:
Los pacientes que sufren hepatitis crónica suelen presentar antecedentes que ayudan al diagnóstico como abuso de alcohol o de drogas por vía parenteral, uso de algunos fármacos, ser hijos de madre con VHC o VHB u obesidad. En caso de personas con hepatitis autoinmune, ellas o sus familiares directos pueden padecer otras enfermedades autoinmunitarias (como diabetes, colitis ulcerosa, lupus, vitíligo, etc.).
2. Exploración física:
Los pacientes pueden mostrar signos característicos de la hipertensión portal (ascitis, arañas vasculares, enrojecimiento de la palma de las manos, circulación colateral en el abdomen). En casos de esteatohepatitis no alcohólica, los pacientes presentan sobrepeso/obesidad.
3. Exploraciones complementarias:
- Analítica general: Se pueden realizar pruebas analíticas que pongan de manifiesto la inflamación del hígado (transaminasas) y la pérdida de sus funciones sintéticas (pruebas de coagulación, albúmina) y depuradora (aumento del amonio). A su vez, se puede llevar a cabo una detección sistemática de la causa que produce la inflamación (serologías virales en caso de sospecha de enfermedad vírica, autoanticuerpos e inmunoglobulinas para la hepatitis autoinmune, cobre en orina y ceruloplasmina para la enfermedad de Wilson, etc.).
- Las pruebas de imagen (ecografía abdominal y TC) evidencian la presencia de un hígado heterogéneo con más o menos fibrosis. Si el paciente presenta cirrosis hepática se pueden ver bordes nodulares y signos indirectos de hipertensión portal (circulación colateral, esplenomegalia, etc.).
- La elastografía puede poner de manifiesto la presencia de fibrosis hepática y determinar su severidad.
- Biopsia hepática: puede servir para ayudar al diagnóstico diferencial (acumulación de cobre en la enfermedad de Wilson, hepatitis de interfase en la hepatitis autoinmune, esteatosis macrovesicular en la esteatohepatitis no alcohólica, etc.). También nos marcará el grado de fibrosis hepática/cirrosis.
El tratamiento dependerá de la causa de la hepatitis crónica
Son principalmente las pruebas analíticas para diagnosticar la causa de la inflamación del hígado y evaluar su disfunción, y la elastografía para valorar el grado de fibrosis.
La vacunación por virus A y B es el mejor tratamiento posible (incluidas en el calendario vacunal). De momento, no se dispone de vacuna para el virus C.
Los métodos anticonceptivos de barrera (el preservativo) permiten evitar el contagio de las enfermedades de transmisión sexual (entre las cuales la hepatitis B y C).
El uso de la vacunación precoz +/- gammaglobulinas contra el virus de la hepatitis B puede prevenir la transmisión del VHB de las madres infectadas a los recién nacidos. La hepatitis tóxica se previene evitando la exposición a los diferentes tóxicos implicados.
Por último, en el caso de la esteatosis hepática, la prevención se realiza mediante programas de educación sanitaria que favorezcan la mejora de los hábitos.
La poliomielitis es una enfermedad muy contagiosa producida por cualquiera de los tres serotipos del poliovirus humano, que forma parte de la familia de los enterovirus. Europa fue certificada como libre de poliomielitis en junio de 2002. La inmunización y vigilancia de la enfermedad continúa garantizando que se mantenga libre de poliomielitis. El síndrome pospolio no tiene un mecanismo causal definido, pero puede afectar entre el 20 % y el 80 % de los pacientes aquejados de poliomielitis.
Los síntomas iniciales son los propios de un cuadro pseudogripal (fiebre, cefalea, dolores articulares y musculares, vómitos, entre otros) y pueden durar hasta 10 días. En sus formas más graves puede llegar a producir una parálisis respiratoria que conduce a la muerte. El síndrome pospolio presenta una nueva debilidad neurológica que puede ser progresiva o abrupta sobre músculos afectos previamente o sin afectación. Puede o no acompañarse de nuevos problemas de salud como son la fatiga excesiva, dolor muscular, dolor articular, intolerancia al frío, disminución de la resistencia física, de la función y atrofia.
Afecta principalmente a los niños y el mecanismo de transmisión puede ser vía fecal-oral o a través de un vehículo común (agua o alimentos contaminados).
El síndrome pospolio afecta a pacientes con 20 años o más de evolución de poliomielitis.
Es un diagnóstico clínico complementado con pruebas de laboratorio y electromiografía (EMG).
Tratamiento sintomático con analgésicos, respirador en el caso de ser necesario, ejercicio suave y posibilidad de aparatos ortopédicos para evitar deformidades o facilitar la función.
En diagnóstico agudo el estudio de secreciones, heces y líquido cefalorraquídeo. EMG en la fase aguda y posterior para llegar al diagnóstico del síndrome pospolio.
La poliomielitis no tiene cura, pero es prevenible por medio de la vacunación.
La hepatitis aguda consiste en una inflamación aguda del hígado que hace que este no funcione de manera correcta. Habitualmente suele estar producida por virus, fármacos u otros tóxicos.
Los síntomas son muy variables y muchas veces pasan inadvertidos. Los más comunes son cansancio, poco apetito, náuseas, dolores musculares y fiebre. En ocasiones aparece tinte amarillo en la conjuntiva de los ojos y la piel (ictericia) y orina oscura (coluria). Los síntomas pueden durar entre uno y tres meses, hasta que se produce la recuperación. Las hepatitis B y C pueden cronificarse.
La hepatitis viral aguda es la causa más frecuente de inflamación del hígado. Hay algunos virus que tienen marcada predilección por infectar el hígado. Básicamente encontramos cinco, que son los virus de la hepatitis A, B, C, D y E. Los virus que con mayor frecuencia producen inflamación aguda del hígado son los virus de la hepatitis A y B.
El virus de la hepatitis A infecta sobre todo a niños y jóvenes, a veces sin síntomas y por lo general se cura espontáneamente sin dejar secuelas. Se contagia por medio de la vía digestiva (alimentos o bebidas contaminadas) o a través de persona a persona en un medio con unas condiciones higiénicas pobres. A pesar de que es prevenible con la vacunación, el mejor método para evitar la transmisión de la enfermedad es mantener unas buenas condiciones higiénico-sanitarias
El virus de la hepatitis B, cuando se presenta de forma aguda, suele afectar a niños y adultos jóvenes no vacunados. En estos casos, el método de transmisión suele ser por vía sanguínea y sexual. La hepatitis por virus B puede cronificarse y, de no ser tratada, puede producir fibrosis/cirrosis hepática (muerte de las células del hígado que son sustituidas por tejido cicatricial). La hepatitis B también puede verse relacionada con la aparición de cáncer de hígado.
La hepatitis B es asimismo prevenible mediante la vacunación.
La hepatitis tóxica es debida a la acción de determinados compuestos químicos, ya sean naturales (p. ej. ingestión de setas tóxicas), de origen industrial (p. ej. tetracloruro de carbono) o medicamentos (p. ej. paracetamol en grandes dosis).
La hepatitis A afecta a niños y jóvenes. Gracias a las mejoras higiénico-sanitarias del país, en la actualidad es infrecuente. La podemos encontrar en pacientes que hayan viajado recientemente a países con mayor incidencia de la enfermedad así como en personas que hayan tenido contacto con ellos. Como decíamos, el mecanismo de transmisión es fecal-oral y se cura generalmente sin ninguna complicación.
La hepatitis B se transmite la mayoría de las veces por transmisión sexual o por vía sanguínea (adictos a drogas por vía endovenosa). La transmisión a través de transfusión sanguínea está en la actualidad muy controlada y prácticamente no se produce. En zonas en las que la prevalencia de la enfermedad es muy alta (países asiáticos principalmente), la manera más frecuente de transmitir la hepatitis B es de madre a hijo durante el embarazo o en el parto (transmisión vertical). En estos casos de transmisión vertical, la hepatitis B se cronifica en más de un 90 % de los casos si no recibe tratamiento adecuado.
La hepatitis tóxica se produce por exposición a sustancias lesivas para el hígado. Estos tóxicos pueden ser fármacos, productos naturales u otros. En algunos casos, la asociación entre el tóxico y la hepatitis está muy bien descrita y es esperable. En otras ocasiones, se produce una reacción no esperada (idiosincrasia). Por último, hay fármacos que no producen toxicidad hepática a menos que se administren en dosis muy superiores a las normales (por ejemplo el paracetamol).
El diagnóstico es principalmente clínico (observación de ictericia, orinas oscuras) y de laboratorio (elevación de los enzimas hepáticos y determinación viral positiva).
Asimismo, durante la evolución de la enfermedad se detecta la aparición o evolución de anticuerpos específicos para cada virus que determinan la respuesta del paciente y su entrada o no en estado de cronicidad.
Con la ecografía abdominal podemos ver si hay complicaciones derivadas de la hepatitis aguda o excluir otras causas que pueden dar síntomas similares.
En general, no es necesario ningún tratamiento específico para la hepatitis aguda, salvo en algunos casos producidos por el virus de la hepatitis B y C. Es importante extremar la higiene personal para evitar el contagio a otras personas.
No se recomienda una dieta específica (siempre que se evite el consumo de alcohol). Tampoco debe hacerse reposo en cama estricto (se tiene que adecuar la actividad física al estado general del paciente).
Básicamente son analíticas que revelan el estado y evolución del hígado y la respuesta que da el paciente para la curación. También las analíticas de sangre pueden revelar la evolución a la cronicidad.
La vacunación para los virus A y B es el mejor tratamiento posible (incluidas en el calendario vacunal). No se dispone por el momento de ninguna vacuna para el virus C.
La hepatitis A se transmite por contacto fecal-oral (comida y bebida contaminada y de persona a persona). La higiene alimentaria es fundamental en este sentido.
Los métodos anticonceptivos de barrera (el preservativo) permiten evitar el contagio de las enfermedades de transmisión sexual (entre ellas la hepatitis B y C).
En países donde la enfermedad es muy frecuente, muchas mujeres embarazadas pueden sufrir la enfermedad y transmitirla a sus hijos durante la fase final del embarazo o en el parto. El uso de la vacunación precoz +/- gammaglobulinas contra el virus de la hepatitis B puede prevenir la infección del niño.
La hepatitis tóxica se previene con la precaución a la exposición de los diferentes tóxicos implicados.
La neumonía es una infección del tejido pulmonar.
Según su extensión en el aparato respiratorio distinguimos diferentes tipos de neumonía:
Puede ser producida por muchos microorganismos diferentes aunque los más frecuentes son S. pneumoniae (neumococo) y Mycoplasma.
Otros microroganismos que también pueden causar neumonía son Haemophilus, Klebsiella, Staphylococcus aureus, Legionella pneumophila, Chlamydia pneumoniae y algunos virus
Se caracterizan por fiebre alta, tos, con o sin espectoración, y en muchas ocasiones dolor en el tórax, que puede aumentar con los movimientos respiratorios. A veces la expectoración tiene aspecto marronáceo o herrumbroso, situación que orienta a neumonía causada por neumococo.
La denominada neumonía atípica, causada por Mycoplasma o Chlamidia entre otros, se caracteriza muchas veces por presentar fiebre con poca sintomatología respiratoria.
La neumonía es una enfermedad muy frecuente (350.000 casos/año en España) y es una causa significativa de mortalidad en la población general. Puede afectar a todos los grupos de edad.
En la persona previamente sana constituye una enfermedad de gravedad leve o moderada , susceptible incluso de tratamiento domiciliario o ambulatorio , pero en pacientes con patología previa (inmunodeprimidos, insuficiencia cardíaca, insuficiencia respiratoria previa ) es generalmente grave.
El uso apropiado de antibióticos, junto con medidas en ocasiones de soporte respiratorio (oxigenoterapia o incluso intubación) , contribuyen significativamente a mejorar las posibilidades de curación en los casos más graves.
Se realiza en base a la historia clínica del paciente (edad, patología previa, tiempo de evolución y tipo de los síntomas ), auscultación , radiografía de tórax, y práctica de cultivos de sangre y esputo para identificar el organismo causante.
También pueden detectarse antigenos en orina para neumococo y Legionella.
El tratamiento es antibiótico, basado en una estimación clínica de la posibilidad de tratarse de uno u otro germen (en muchas ocasiones se inicia inmediatamente el tratamiento sin conocer el organismo causal) , para posteriormente mantenerlo o modificarlo de acuerdo con los cultivos y la evolución del paciente.
El criterio de hacer un tratamiento hospitalario o ambulatorio depende de la estimación de las circunstancias de riesgo que puedan concurrir ( edad avanzada, patología previa, afectación de la función respiratoria).
En un paciente previamente sano el tratamiento puede ser ambulatorio.
Radiografía de tórax , cultivos de sangre y de esputo o secreciones respiratorias y determinación de antígenos en orina
La esclerodermia es una enfermedad autoinmune que se caracteriza por un aumento del colágeno en diferentes tejidos del cuerpo, una alteración estructural de la microcirculación y determinadas anomalías inmunológicas. El término esclerodermia procede del griego “skleros”, que significa duro, y “derma”, que significa piel, lo que indica que el endurecimiento cutáneo es la particularidad más genuina de la enfermedad. Puede afectar, además de la piel, el tubo digestivo, el pulmón, el riñón y el corazón. El pronóstico es variable. En la actualidad no hay un tratamiento curativo, pero la enfermedad se trata con medidas de tipo general y terapia sintomática, según los órganos afectados.
El Fenómeno de Raynaud: es una de las manifestaciones más características de la enfermedad (97% de los casos) y es la primera expresión clínica en la mayoría de pacientes. Se debe a una vasoconstricción de los capilares sanguíneos. El enfermo explica que con el frío los dedos de las manos cambian de color y se vuelven primero pálidos (como la cera) para al cabo de un rato pasar a presentar un tono azulado y finalmente adquieren un aspecto rojizo. La presencia de fenómeno de Raynaud no es siempre indicativo de tener una esclerodermia, En realidad, en solo un 5% de las personas que presentan fenómeno de Raynaud se desarrollará posteriormente la enfermedad. Casi la mitad de los enfermos pueden presentar úlceras digitales, como expresión de una grave lesión de la microcirculación.
La manifestación más peculiar de la enfermedad es la afectación de la piel. Es dura, tensa y sin arrugas (difícil de pellizcar). La magnitud de la afección cutánea es variable y tiene relación con el pronóstico. Se distinguen dos formas clínicas: la forma limitada (afección cutánea distal a codos y rodillas) y la forma difusa (afección cutánea distal y proximal a codos y rodillas, y tronco). La cara puede verse afectada por igual en las dos formas clínicas. El subtipo con afección cutánea limitada tiene mejor pronóstico que la difusa. Se puede apreciar, asimismo, una disminución de la abertura bucal (microstomía). En la piel hay zonas hiperpigmentadas y acrómicas, telangiectasias (acumulación de pequeños vasos sanguíneos) y, en ocasiones, se palpan depósitos cálcicos subcutáneos (calcinosis)
La mayoría de pacientes notan dolores articulares y musculares, observándose en casos extremos contracturas y retracciones de los dedos de las manos. Cuando está afectado el tubo digestivo –lo que sucede con mucha frecuencia- el enfermo se queja de ardor y dificultar para tragar, ya que el esófago ha perdido la capacidad de movilizar la comida hacia el estómago. La afección pulmonar es la principal causa de muerte y puede ser en forma de fibrosis o de hipertensión pulmonar; la tos, el ahogo y la insuficiencia cardíaca son las principales manifestaciones de la afección pulmonar. Cuando está afectado el corazón se detectan alteraciones del ritmo cardíaco y en algunos casos síntomas de angina de pecho, por afectación de los pequeños vasos coronarios. En un pequeño porcentaje (alrededor del 5%) la esclerodermia altera el riñón (crisis renal esclerodérmica) y se manifiesta en forma de hipertensión arterial maligna e insuficiencia renal.
Conviene indicar que no todos los pacientes con esclerodermia presentan todas las manifestaciones descritas. Es más, puede concluirse que existe una gran variabilidad, casi individual, en la expresión clínica de la enfermedad.
La esclerodermia es una enfermedad rara con una incidencia de 4-18,7/millón/año y una prevalencia de 31-286/millón. Predomina en el sexo femenino, con una relación variable, según las series, que oscila entre 3:1 a 14:1 (mujer/varón). La edad de presentación se sitúa alrededor de los 30-40 años.
Cuando la sintomatología referida es evidente, el diagnóstico no ofrece demasiadas dudas. Son de ayuda para confirmar el diagnóstico, y para valorar el grado de afección de los distintos órganos que pueden verse alterados, diversas pruebas complementarias.
“Enfermedad incurable, pero no intratable” La esclerodermia no tiene, en la actualidad, un tratamiento con resultados satisfactorios, pero eso no significa que no se pueda tratar. El tratamiento es sintomático, según el órgano afectado. Para el fenómeno de Raynaud: vasodilatadores, antiagregantes; reflujo gastroesofágfico: inhibidores de la bomba de protones; crisis renal: inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina/diálisis; fibrosis pulmonar: inmunosupresores/trasplante pulmonar; hipertensión pulmonar: vasodilatadores/trasplante pulmonar. En enfermos con la forma difusa y menos de tres años de evolución se pueden indicar inmunomoduladores como el micofenolato sódico (o de mofetilo), o el metotrexato, como tratamiento de base.
Las pruebas más habituales para confirmar y/o valorar la afección de los distintos órganos son: análisis generales y datos inmunológicos (anticuerpos antinucleares específicos); capilaroscopia, tomografía axial computarizada de alta resolución de tórax, pruebas funcionales respiratorias, manometría esofágica y ecocardiografía. En el seguimiento de estos enfermos deben practicarse anualmente unas pruebas funcionales respiratorias y un ecocardiograma.
Profesionales de Vall d’Hebron destacados que tratan esta enfermedad:
Dra. Carmen Pilar Simeón Aznar (Medicina Interna)
Dr. Alfredo Guillén del Castillo (Medicina Interna)
Dr. Vicent Fonollosa Pla (Medicina Interna)
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC es una enfermedad respiratoria que produce obstrucción en la vía aérea.
Los principales síntomas son la tos, expectoración y dificultad para respirar, sobre todo con los esfuerzos. Aunque puede ser debida a otras causas, principalmente se produce por exposición al humo del tabaco. El tratamiento principal son los broncodilatadores en inhalación.
La EPOC es una enfermedad respiratoria que aparece principalmente en fumadores o ex fumadores y que produce que la vía aérea esté obstruida o "bloqueada".
Los principales síntomas son la tos, expectoración y dificultad para respirar, sobre todo con los esfuerzos. Los pacientes con EPOC también pueden presentar episodios de infección o empeoramiento de los síntomas, conocido como exacerbación.
La enfermedad afecta principalmente a fumadores y ex fumadores. También está relacionada con la exposición a otros humos, como humo de biomasa. En un pequeño porcentaje puede deberse a causas genéticas. La prevalencia de la EPOC llega hasta el 10% de la población adulta de más de 40 años en España.
El diagnóstico de la EPOC se confirma mediante una prueba respiratoria: l'espirometria. Esta es una prueba muy sencilla que también puede realizarse en el CAP. Esta prueba debería realizarse en todos los individuos mayores de 40 años con historia de tabaquismo que tengan síntomas respiratorios como ahogo o tos.
El tratamiento habitual de la EPOC son los broncodilatadores administrados mediante un inhalador. Hay dos tipos diferentes de broncodilatadores que pueden administrarse juntos o por separado, según las necesidades de cada paciente. La finalidad de este tratamiento es disminuír la sensación de ahogo y el número de exacerbaciones y mejorar la capacidad de esfuerzo. En algunos pacientes también puede ser necesario administrar corticoides en inhalación. El mejor tratamiento es dejar de fumar.
Además de la espirometría, otras pruebas que pueden ser necesarias son la radiografía de tórax, escáner, cultivo del esputo u otras pruebas respiratorias más completas. Habitualmente también se realiza un análisis de sangre para descartar una causa genética.
Como el tabaco es el principal factor de riesgo, la mejor prevención para evitar la EPOC es evitar el tabaco. También se puede reducir la exposición a polución ambiental y al tabaquismo pasivo.
La artrosis u osteoartrosis es un proceso degenerativo marcado por la lesión del cartílago de las articulaciones. La articulación es el área donde un hueso se conecta con el otro para permitir el movimiento. El cartílago es un tejido que recubre las articulaciones y hace de amortiguador de la carga y del impacto y permite el movimiento de las articulaciones sin fricción. Habitualmente, se encuentra en la columna lumbar, cervical, cadera, rodillas y manos.
La manifestación más frecuente es el dolor que mejora con el reposo, la rigidez al iniciar el movimiento, deformidad y dificultad para mover las articulaciones afectadas. Puede haber un cierto grado de inflamación, que causará tumefacción por acumulación excesiva de líquido en la articulación.
No obstante, debe distinguirse de la artritis, que es una enfermedad inflamatoria reumática donde el problema radica en la inflamación articular y que provoca un dolor que no mejora con el reposo. El hecho de que en inglés la artrosis se llame osteoarthritis puede dar lugar a confusión.
Es muy prevalente y genera un impacto sociosanitario elevado. El estudio EPISER2016, de la Sociedad Española de Reumatología, mostró una prevalencia en la población a partir de los 40 años del 29 %.
La edad es el principal factor de riesgo. Es más frecuente en mujeres. El desgaste del cartílago está claramente asociado a la obesidad y a la falta de ejercicio físico regular. También predispone tener una alteración en la alineación articular/postural. A veces, la causa proviene de una lesión traumática u otros trastornos previos en la articulación afectada. Tiene un componente genético (especialmente la artrosis de las manos).
El diagnóstico se obtiene a partir de los síntomas, la exploración física y pruebas de imagen.
Tiene como objetivo mejorar los síntomas y la calidad de vida y retrasar la evolución. Debe ser individualizado para cada paciente y tipo de articulación.
El tratamiento no farmacológico es fundamental. Se recomienda:
El tratamiento farmacológico consiste normalmente en analgesia convencional, como el paracetamol, que será el tratamiento analgésico de elección. Hay tratamientos de acción lenta, como el sulfato de condroitina (vía oral) o el ácido hialurónico (infiltración), que tienen cierta eficacia en la mejora del dolor, especialmente en la artrosis de rodilla. La cirugía (prótesis) se reserva para casos en los que la articulación está muy destruida y las otras medidas han fracasado.
El delirium es un trastorno agudo de la atención y cognición que se presenta con frecuencia en pacientes de edad avanzada hospitalizados, pero puede afectar a cualquier persona con una enfermedad grave, incluidos los niños y niñas.
Esta alteración del estado mental se caracteriza por presentarse de forma aguda (se reconoce con más o menos precisión cuando se ha iniciado) y fluctuante (hay momentos del día en el que la persona puede presentar más manifestaciones). Ahora bien, con las intervenciones apropiadas, puede ser total o parcialmente reversible o incluso se puede prevenir.
El delirium suele ser multifactorial, pero las principales causas que lo pueden desencadenar durante la hospitalización son:
Puede presentar uno o varios de los siguientes síntomas:
Si detecta cualquiera de estas manifestaciones en la persona a la que está acompañando, comuníquelo al personal sanitario. Además, tened en cuenta que la duración del episodio de delirium puede ser desde horas a días, en la mayoría de los casos, pero puede persistir en el tiempo durante semanas o meses.
En el 40% de los casos de delirium se pueden prevenir si se siguen estas recomendaciones:
Además de instaurar medidas no farmacológicas, el equipo médico y de enfermería analizarán las posibles causas del delirium y tomarán las medidas más adecuadas para cada paciente como, por ejemplo, el diagnóstico y tratamiento de las infecciones, el control del dolor, la corrección de la deshidratación, la revisión del tratamiento y de los catéteres, sondas, etc.
En algunas ocasiones, será necesario administrar medicación para ayudar a controlar el delirium y conseguir que la persona esté más tranquila y colaboradora para eliminar el riesgo de accidentes o traumatismos.
Las personas que padecen un episodio de delirium durante su hospitalización, pueden padecer caídas, broncoaspiraciones, perder autonomía en las actividades de la vida diaria y puedes necesitar más ayuda de la que necesitaban previamente a la hospitalización, incluso pueden necesitar alargar su estancia en el hospital u otro centro hasta que puedan recuperar su estilo de vida.
En algunos casos, los pacientes con delirium precisan seguimiento posterior por mayor riesgo de desarrollo de deterioro cognitivo.
La colaboración de la familia es fundamental, ya que es quien conoce mejor al paciente y quien más le puede ayudar a prevenir algunas de las complicaciones asociadas.
Si es posible, es importante que la persona esté acompañada por un familiar o amigo de confianza, sobre todo las primeras 48 h de su ingreso. Esto le dará tranquilidad y seguridad.
Si se tiene que ir y la persona se queda sola, avisad al equipo de enfermería para que puedan supervisarle las curas necesarias.
Podéis seguir las mismas recomendaciones de prevención y además tener en cuenta las siguientes:
La aceptación de estas condiciones supone que dais el consentimiento al tratamiento de vuestros datos personales para la prestación de los servicios que solicitáis a través de este portal y, si procede, para realizar las gestiones necesarias con las administraciones o entidades públicas que intervengan en la tramitación. Podéis ejercer los derechos mencionados dirigiéndoos por escrito a web@vallhebron.cat, indicando claramente en el asunto “Ejercicio de derecho LOPD”. Responsable: Hospital Universitario Vall d’Hebron (Instituto Catalán de la Salud). Finalidad: Suscripción al boletín del Vall d’Hebron Barcelona Hospital Campus, donde recibiréis noticias, actividades e información de interés. Legitimación: Consentimiento del interesado. Cesión: Sí procede, VHIR. No se prevé ninguna otra cesión. No se prevé transferencia internacional de datos personales. Derechos: Acceso, rectificación, supresión y portabilidad de los datos, así como limitación y oposición a su tratamiento. El usuario puede revocar su consentimiento en cualquier momento. Procedencia: El propio interesado. Información adicional: La información adicional se encuentra en https://hospital.vallhebron.com/es/politica-de-proteccion-de-datos.