Qué dicen los voluntarios y voluntarias

“Cuando sobrevives a un accidente con quemaduras crees que eres el único, que ahora serás diferente. Y lo vives en soledad, hasta el día en que las enfermeras te ponen en contacto con otra persona que ha vivido lo mismo que tú... y te tranquilizas. Después, como veterana, fui descubriendo el beneficio de una experiencia terrible que, como tal, implica un aprendizaje que hacía falta compartir con un igual. Para los quemados, mi puerta está abierta 24 horas para escuchar, aconsejar y resolver dudas. Porque una persona quemada es una hermana de piel con la que hablo un mismo idioma”.

“El 22 de enero de 2009 nací por segunda vez gracias a la generosidad de una familia que dio el consentimiento para la donación de los órganos (hígado) de un ser querido. Desde hacía años me gustaba hacer voluntariado y fue en aquel momento en el que encontré el mío. Para mí la mejor manera de agradecer la nueva vida es dar apoyo a las personas que se encuentran en una situación similar a la que yo viví. Con el voluntariado, por mucho que dé, siempre recibiré mucho más”.

El voluntariado que hago con AFANOC en Oncología Pediátrica del Hospital Vall d’Hebron consiste en dar apoyo a niños y niñas ingresados y a sus familias, jugando con ellos y ellas en la sala de juegos de la que disponemos o yendo a las habitaciones de la planta o de la Unidad de Trasplantes para estar con ellos y ellas y permitir a los padres y madres salir un rato para lo que necesiten”.

“Soy paciente de 2 cánceres de mama y durante mis procesos me he dado cuenta de que muchas mujeres estaban solas y yo había tenido la suerte de estar acompañada y con herramientas para pasar mejor el proceso de la enfermedad. Esta fue la clave para que me hiciese voluntaria, para ayudar a que ninguna mujer se sintiese sola"