Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
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La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
El melanoma cutáneo es un tumor maligno situado en la piel que habitualmente es de color café o negro. Algunos de los factores de riesgo principales son la exposición a la luz solar y los lunares. Se pueden desarrollar en cualquier zona de la piel, pero son más frecuentes en el pecho y la espalda de los hombres y en las piernas de las mujeres. Es el responsable del 65 % de las muertes por cáncer cutáneo. Descubrir y tratar la enfermedad a tiempo es primordial para evitar que se propague a otras partes del cuerpo.
El melanoma cutáneo es un cáncer que se origina en unas células denominadas melanocitos. Estas producen melanina, de modo que, habitualmente, los tumores son de color café o negro, pero también pueden ser rosados, pálidos o blancos. En el ámbito global, el melanoma representa aproximadamente el 1% de todos los tumores en ambos sexos, y cada año se diagnostica en 15 de cada 100. 000 personas, una cifra que va en aumento en casi todos los países europeos.
Los melanomas se pueden desarrollar en cualquier zona de la piel, pero son más frecuentes en el pecho y la espalda de los hombres y en las piernas de las mujeres. El cuello y la cara son otros lugares frecuentes. Tener una piel con pigmentación oscura disminuye el riesgo de melanoma en estas zonas más frecuentes.
El melanoma es mucho menos habitual en comparación con otros tipos de cáncer de piel, pero es más peligroso porque crece más rápidamente y es mucho más probable que se propague a otras partes del cuerpo si no se descubre y se trata a tiempo.
Los primeros signos del melanoma suelen ser los siguientes:
El melanoma no siempre empieza como un lunar; también puede aparecer en la piel de aspecto normal y puede formarse en cualquier parte del cuerpo. Aparece más a menudo en partes que han estado expuestas al sol, como la espalda, las piernas, los brazos y el rostro. También puede producirse en las partes que no tienen mucha exposición solar, como las plantas de los pies, las palmas de las manos y el lecho de las uñas. Estos melanomas ocultos son más frecuentes en personas que tienen la piel más oscura.
En España afecta especialmente a mujeres, con una edad media en el momento del diagnóstico de 55 años, y, en hombres, de 57 años. La incidencia del melanoma cutáneo está aumentando de forma alarmante en personas de raza blanca en todos los registros de cáncer. En Europa es el noveno en frecuencia; cada año se diagnostican unos 200.000 casos. Aunque sólo representa entre el 1,5 % y el 1,7 % de los casos de cáncer de piel, es responsable del 65 % de las muertes por este tipo de cáncer. Esta cifra es estable a pesar del aumento de la incidencia, probablemente por el diagnóstico precoz, que es lo más importante, y por todas las mejoras en el tratamiento.
No está claro por qué se produce exactamente el melanoma, aunque se han identificado algunos factores de riesgo que deben tenerse en cuenta:
Suele diagnosticarse después de que se haya observado un lunar sospechoso que presente alteraciones conocidas como (1, 2, 3, 4):
Por eso, si se encuentra un lunar nuevo, inusual, o se nota un cambio en alguno, siempre debe ser examinado por un dermatólogo, ya que el diagnóstico precoz es vital en esta enfermedad. Algunas de las pruebas y los procedimientos que se utilizan para diagnosticar el melanoma son:
Las recomendaciones de tratamiento dependen de muchos factores, como el grosor del melanoma primario, la posibilidad de que el cáncer se haya diseminado o la presencia de cambios genéticos específicos en las células del melanoma, entre otros.
Sin embargo, la cirugía es el tratamiento principal contra el melanoma local y regional. También puede ser una opción para combatir el melanoma metastático. Si la cirugía no es una opción, el melanoma se puede llamar «irresecable». Para recomendar un plan de tratamiento específico, los médicos tendrán en cuenta el estadio de la enfermedad y el riesgo de recurrencia en cada persona. Posteriormente, en función del estadio, se puede indicar un tratamiento sistémico durante un año. En los últimos años, el tratamiento de los melanomas que se han propagado ampliamente por el cuerpo ha cambiado a medida que las formas más nuevas de inmunoterapia y de medicamentos dirigidos han demostrado ser más eficaces que la quimioterapia.
Hay que hacer un examen físico completo, incluido un examen general de la piel. La finalidad de estas pruebas es identificar los factores de riesgo y los signos o síntomas que podrían indicar que el melanoma se ha diseminado más allá del lugar original. Para la mayoría de los melanomas de bajo riesgo, de menos de 1 mm de grosor, generalmente no es necesario hacer una búsqueda adicional de metástasis o diseminación. En el caso de las personas con melanoma de alto riesgo, es posible que se consideren pruebas más exhaustivas, que pueden ser las siguientes:
- Limitar la exposición a los rayos ultravioleta.
- Evitar las cabinas bronceadoras.
- Proteger a los niños del sol para evitar quemaduras.
- Prestar atención a los lunares anormales examinando la piel. En caso de duda, siempre es conveniente solicitar visita con un dermatólogo para una revisión minuciosa.
Oncología Radioterápica, Hospital General
La mucositis oral es el enrojecimiento o la sensación de ardor producidos por la quimioterapia y la radioterapia. Consiste en la inflamación de la mucosa digestiva, localizada frecuentemente en la mucosa de la cavidad oral, y puede llegar a generar una úlcera, además de provocar dolor y/o dificultad para ingerir, así como afectar a la calidad de vida y el cumplimiento del tratamiento de los pacientes.
Una buena prevención y detección precoz son fundamentales para evitar complicaciones. Para minimizar los síntomas de la mucositis es importante seguir las recomendaciones siguientes:
Si se observa la presencia de úlceras en la boca o cualquier otra alteración (enrojecimiento, sensación de ardor, manchas blancas...) que provoque dolor o impida comer adecuadamente, es necesario ponerse en contacto con la consulta de enfermería y/o el hospital de día.
Si, además, se presenta fiebre, se aconseja llamar a la consulta de atención inmediata o dirigirse a urgencias.
Los sarcomas son un tipo poco frecuente de cáncer que supone únicamente el 1-2% de todos los tumores en el adulto. Es también una entidad compleja, ya que existen más de 70 tipos distintos, con diferencias en cuanto al diagnóstico, pronóstico y tratamiento. Por ello, es necesario que los pacientes con sarcomas sean valorados en comités multidisciplinares con amplia experiencia en esta patología.
Los sarcomas son un conjunto de tumores raros que proceden de las partes blandas del cuerpo, o también del hueso.
Las partes blandas incluyen tejidos como los músculos, los nervios, los vasos o la grasa. Estos tejidos pueden estar también formando parte de los órganos.
La poca frecuencia de los sarcomas conlleva una individualización necesaria del manejo clínico y del tratamiento de estos pacientes, lo que generalmente involucra decisiones compartidas entre varios profesionales expertos en esta patología y los propios pacientes.
El diagnóstico correcto de un sarcoma y del tipo concreto de sarcoma es el primer paso crítico que dar, ya que de esto dependerá el manejo clínico del paciente y una información precisa sobre la naturaleza de su enfermedad.
A diferencia de muchos cánceres, los sarcomas no suelen causar síntomas en etapas tempranas del crecimiento. Esto se debe a que se desarrollan en áreas del cuerpo en las que pueden crecer empujando estructuras y órganos de forma progresiva.
El primer síntoma puede ser un bulto indoloro. La mayor parte de los bultos son benignos, pero si crece rápido, duele, es profundo y/o mide más de 5 centímetros, es más posible que pueda tratarse de un sarcoma. En otras ocasiones los síntomas pueden venir derivados de una compresión excesiva de diferentes tejidos y órganos del cuerpo.
No hay un desencadenante claro de un sarcoma. Ciertos síndromes genéticos hereditarios pueden predisponer a una persona a tener más posibilidades de desarrollar algún tipo de sarcoma, como el síndrome de Li-Fraumeni, la neurofibromatosis o la poliposis colónica familiar.
Uno de los pasos más importantes es confirmar la sospecha clínica de sarcoma y determinar de qué tipo específico de sarcoma se trata. Para ello se requiere obtener, a través de una biopsia, un fragmento de tumor y estudiarlo en Anatomía Patológica.
En algunas ocasiones se realiza el diagnóstico mediante el uso de técnicas moleculares y se complementa con pruebas radiológicas como radiografías, tomografía axial computarizada (TC), resonancia magnética nuclear (RMN) o TC-PET.
El tratamiento de todos los pacientes con sarcoma es siempre consensuado en comités multidisciplinares, donde se reúnen expertos en sarcomas de diversos servicios de nuestro centro: Oncología Médica, Oncología Radioterápica, Traumatología, Cirugía General, Radiología y Anatomía Patológica. Dado que los sarcomas pueden emerger de cualquier parte del cuerpo, otros especialistas también participan ocasionalmente.
El tratamiento de los pacientes con sarcoma puede incluir:
El procedimiento más adecuado depende de varios tipos de factores, además del tipo concreto de sarcoma. Las terapias dirigidas y la inmunoterapia tienen un papel muy importante en ciertos tipos de sarcoma. Por último, existen también ensayos clínicos que experimentan con nuevas terapias.
Lo más habitual son pruebas radiológicas como las descritas anteriormente (radiografías, TC, RMN o PET-TC).
Al no haber una causa concreta que origine los sarcomas, en la mayor parte de los casos no hay medidas concretas que tomar, más que las habituales sobre hábitos de vida saludables recomendadas por la Organización Mundial de la Salud.
Los pacientes con síndromes genéticos hereditarios sí que tienen la recomendación de realizar seguimiento en unidades especializadas.
Cáncer de pulmón es la denominación genérica de la enfermedad neoplásica pulmonar en la que hay presencia de células tumorales. Existen diferentes tipos de cáncer de pulmón, pero en todos ellos el consumo de tabaco es un factor de riesgo. Se detecta usualmente por los síntomas que provoca, pero puede ser también un hallazgo accidental en una exploración realizada por otra razón.
El cáncer de pulmón se origina cuando prolifera un conjunto de células cancerosas y produce un compromiso local por el espacio que ocupan. Estas células tienen tendencia a propagarse (metástasis) a otros órganos, y producen manifestaciones neurológicas, dermatológicas o endocrinas atípicas, porque tienen un comportamiento biológico completamente anómalo. Hay diferentes tipos de cáncer de pulmón desde el punto de vista de la clasificación celular, que configuran tratamientos y pronósticos diferentes. Estamos hablando siempre de una enfermedad grave, con una supervivencia global baja al cabo de 5 años, que se puede estimar en un 20% de los pacientes.
La investigación en esta enfermedad en los últimos años ha permitido nuevas estrategias de tratamiento que en algunos casos consiguen una remisión de la enfermedad durante mucho tiempo.
El 90% tendrán síntomas, que serán causados por el crecimiento local del tumor: síntomas respiratorios inespecíficos como tos y dificultad para respirar o, en algunos casos, emisión de sangre con el esputo.
También puede producir una gran diversidad de síntomas: derrame pleural (presencia de líquido en la pleura), afectación de raíces nerviosas que pasan por el tórax, alteraciones de la piel, y trastornos endocrinos porque el tumor puede producir productos semejantes a las hormonas normales.
Afecta a ambos sexos, con predominio en el sexo masculino. La incidencia del cáncer de pulmón en la mujer está aumentando de una forma muy preocupante en los últimos años. Aunque se puede producir en personas que no han fumado jamás, el antecedente tabáquico se encuentra casi siempre.
Con la clínica tendremos una sospecha, haremos pruebas de imagen en el orden siguiente: RX tórax, TAC, PET-TAC para confirmar la sospecha y después la determinación de la clase de células implicadas que habremos obtenido por punción pleural o por broncoscopia. El diagnóstico final se lleva a cabo siempre por confirmación de la existencia de células neoplásicas, determinación que realiza el Servicio de Anatomía Patológica.
El tratamiento del cáncer de pulmón debe ser individualizado. La cirugía puede tener su papel, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento, así como la radioterapia, la quimioterapia, la inmunoterapia y el uso de fármacos biológicos dirigidos a bloquear determinados receptores celulares, diferentes en cada paciente.
Las pruebas más habituales para el diagnóstico son la radiografía de tórax, el TAC, el PET-TAC, la punción-aspiración del líquido pleural y la broncoscopia.
La prevención del cáncer de pulmón pasa obligatoriamente por la abstención absoluta del consumo de tabaco. También por evitar la exposición a determinados tóxicos ambientales, propios de algunos entornos profesionales, como son el arsénico, el asbesto o el cromo.
Es un cáncer que se desarrolla en las células musculares y de tejidos blandos. Así pues, puede presentarse en cualquier parte del cuerpo, aunque los lugares más comunes son la cabeza y el cuello, incluidas las órbitas. A pesar de ser un cáncer poco frecuente, como todos los tumores en niños, es el cáncer de los tejidos blandos más habitual en la edad pediátrica. Esta patología es más común en niños que en niñas.
Aunque principalmente se presenta en la cabeza y el cuello, también puede aparecer en el aparato genitourinario como la vejiga y la próstata en niños o la vagina y el útero en niñas. Otros lugares donde se puede originar son las extremidades (piernas y brazos) y, con menos frecuencia, en el abdomen, la zona genital y la anal. Los síntomas varían según la ubicación del tumor.
Más de la mitad de todos los sarcomas de tejidos blandos detectados en niños son rabdomiosarcomas. La mayoría de menores diagnosticados tienen menos de nueve años, pero es un tipo de cáncer que puede surgir en cualquier edad.
Dependiendo de dónde estén localizados se producen síntomas diferentes.
Las neoplasias malignas son enfermedades poco frecuentes, pero son una de las principales causas de morbimortalidad en este grupo de edad. En el Estado español se diagnostican anualmente mil pacientes de cáncer menores de 14 años. El rabdomiosarcoma representa el 6 % de cánceres infantiles, es decir, 60 nuevos casos cada año en el Estado.
El médico del niño le hará un examen muy preciso y, para hacer el diagnóstico, pedirá distintas pruebas que pueden incluir:
Estos exámenes ayudarán a determinar el tamaño y la ubicación del tumor, además de si se ha propagado a otras partes del cuerpo.
El rabdomiosarcoma es un tumor altamente maligno y, por eso, tiene que ser tratado con una terapia combinada que incluye cirugía, quimioterapia y radioterapia.
Cada uno de estos tratamientos se administra en función del estado del tumor y la edad del niño.
De momento, se desconocen las medidas que pueden ayudar a prevenir este tumor.
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