Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
Esta patología no tiene cura, pero debido a la afectación muscular y ósea que estos pacientes aquejan es importante evitar el sobrepeso y la obesidad con una dieta y ejercicios adecuado. Esto reducirá la sobrecarga en las articulaciones, ayudará en parte a la sensación de fatiga y a la funcionalidad.
Ejercicio aeróbico suave 3-4 días a la semana.
Ejercicios suaves de tonificación muscular 2-3 veces a la semana.
Ejercicio en agua.
Dieta equilibrada y adaptada a otras posibles comorbilidades.
Ejercicios de equilibrio entre los que se puede incluir el taichí para la prevención de caídas.
Profesionales de Vall d’Hebron que están relacionados: Dra. Jou. Dr. Arroyo y Enfermería CAP.
El estado inmune de una persona depende de su salud general: nutrición adecuada, evitar exposiciones a humo de tabaco y productos químicos, en la medida en que sea posible. En la primera infancia, las vacunas e inmunizaciones prescritas en el calendario vacunal ayudan a constituir un sistema inmune competente.
En el caso de las inmunodeficiencias primarias, es importante su detección. La presunción se hace por la presencia de enfermedades infecciosas frecuentes. Las inmunodeficiencias secundarias se producen en el curso del tratamiento de una neoplasia o también en los pacientes trasplantados que deben tomar medicación inmunosupresora de por vida.
En el caso de las enfermedades autoinmunes, es necesario seguir la medicación, también muchas veces de por vida, y evitar el frío y el sol excesivos que son desencadenantes de la manifestación autoinmune. En el caso de las afectaciones de las articulaciones o musculatura, es necesario seguir los consejos de rehabilitación específicos para mantener la funcionalidad de los órganos afectados.
En el caso de un déficit inmunitario, la administración de gammaglobulinas (proteínas de la sangre encargadas de nuestra defensa) puede tener un papel importante. Cuando la deficiencia inmunitaria está en las células de defensa no hay beneficio con el uso de gammaglobulinas, en cambio los antibióticos pueden impedir o reducir las infecciones que se pueden sufrir.
En el caso de las enfermedades por exceso o mala regulación de la respuesta inmune, se utilizan antiinflamatorios y fármacos que frenan la inmunidad por diferentes vías. Cabe mencionar los corticoides y los llamados fármacos biológicos, que son proteínas dirigidas a bloquear una vía de activación de la inmunidad o de la inflamación. También otros fármacos tienen acción beneficiosa para un mecanismo poco claro, como pueden ser los medicamentos que se usan para tratar el paludismo.
Un control adecuado de los factores de riesgo, sumado a las recomendaciones sobre cambios en el estilo de vida, puede evitar hasta un 90 % de los casos de ictus. Estos elementos, junto a los tratamientos farmacológicos prescritos por el especialista, pueden, además, reducir el riesgo de recurrencia y de primeros episodios de otras enfermedades cardiovasculares con factores de riesgo comunes.
Estas medidas benefician también a otros aspectos de la salud si se llevan a cabo a lo largo de la vida.
La epidermólisis ampollosa es un grupo de enfermedades hereditarias que pueden presentarse de varias maneras, desde formas más leves hasta otras más graves: afectan a la piel y las mucosas, implican la formación de ampollas y vesículas después de traumatismos mínimos, y pueden afectar, de modo variable, a otros órganos.
Lo mejor es que tanto los pacientes como su familia y sus cuidadores reciban una educación sanitaria integral, especialmente desde el momento del diagnóstico, en los primeros días de vida del bebé, durante los que ya puede presentar lesiones de tipo cutáneo.
La educación será realizada por profesionales que tienen que prevenir su evolución y las complicaciones derivadas de esta patología desde las disciplinas siguientes:
La piel afectada por el epidermólisis ampollosa es excesivamente sensible a la mínima presión o fricción, con la consiguiente formación de ampollas. Para evitar daños, hay que tener en cuenta las recomendaciones siguientes:
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) provoca una degeneración muscular que puede afectar a la autonomía motora, la comunicación oral, la deglución y la respiración, pero mantiene intactos los sentidos, el intelecto y los músculos de los ojos. Puede incidir, por lo tanto, en los músculos respiratorios, por este motivo los cuidados respiratorios son esenciales para la calidad de vida de las personas pacientes.
Con el fin de mejorar las dificultades respiratorias de las personas pacientes se puede recurrir a la terapia ventilatoria mediante la ventilación no invasiva.
La terapia ventilatoria hace referencia al soporte a la función de respirar mediante la utilización de un ventilador, habitualmente por la noche durante el sueño, para conseguir:
La ventilación se lleva a cabo de forma no invasiva, es decir, mediante una mascarilla ajustada al paciente (nasal o nasobucal) conectada por un tubo al ventilador o respiradero.
Cuando la persona paciente necesita esta terapia, se planifica de forma personalizada el lugar y el momento de iniciarla, ambulatoriamente o con el ingreso hospitalario, de acuerdo con su consentimiento y el de la persona que la cuida.
La educación del paciente y del cuidador principal se tiene que iniciar lo antes posible, tanto desde el punto de vista del manejo de las secreciones y los cuidados que se derivan de ello, como del apoyo emocional que tienen que recibir. Eso implica que durante el ingreso del paciente o en la consulta externa, el paciente y el cuidador serán formados en:
El paciente y el cuidador se tienen que asegurar de preservar un buen estado de la vía aérea con el fin de favorecer el manejo de las secreciones. Es importante preservar la tos siempre que sea posible, pero cuando la tos no sea lo bastante eficaz se tiene que iniciar el aprendizaje de la tos asistida manual y de las ayudas mecánicas (cough assist o tos asistida mecánica). En casos puntuales también se puede utilizar un aspirador de secreciones.
Para mejorar la calidad de vida de los pacientes es importante seguir los consejos siguientes:
El ictus es un síndrome clínico caracterizado por el desarrollo rápido de signos de afectación neurológica con una duración superior a las 24 horas. De origen vascular, se considera una urgencia médica que requiere una intervención diagnóstica y terapéutica inmediata.
La persona que ha sufrido un ictus suele necesitar rehabilitación posterior pero, en general, es importante respetar su iniciativa y autonomía, aunque su ejecución sea más lenta, y evitar la sobreprotección.
Recomendaciones y cuidados para los familiares y cuidadores
La cervicalgia es el dolor que aparece en la región de la columna cervical, parte posterior del cuello. A veces este dolor puede irradiar hacia la cabeza y los brazos, o también hacia la zona dorsal, la zona media de la espalda. La columna cervical tiene una doble función: debe ser estable para aguantar el peso de la cabeza y también flexible para permitir un amplio rango de movimiento y tener una adecuada funcionalidad. Asimismo, la columna cervical contiene la médula espinal, de la cual salen los nervios que dan función a las extremidades superiores.
La columna cervical está formada por siete vértebras, separadas entre sí por los llamados discos intervertebrales (cojines fibrocartilaginosos). A partir de los 35 años y como consecuencia de los miles de movimientos, como la flexión, extensión y rotación, pueden aparecer molestias cervicales y dolor.
Para mantener la cabeza en una posición normal, los músculos de la parte posterior del cuello deben trabajar adecuadamente, dado que cabeza y cuello no se unen en un punto central, sino que el apoyo es en su parte posterior. Las tensiones musculares para mantener la cabeza en una posición correcta, así como la afectación de las pequeñas articulaciones de estas vértebras cervicales (artrosis), son causa frecuente de dolor en la región cervical.
Las causas mecánicas y posturales son habitualmente las responsables de las llamadas cervicalgias. Como consecuencia de estos cambios se pueden producir lesiones por la compresión sobre las estructuras nerviosas que pasan por la región cervical. Los discos intervertebrales pueden desplazarse hacia adelante o sobresalir, incluso herniarse, y afectar a estructuras nerviosas.
La cervicalgia es uno de los motivos más frecuentes de visita a la consulta médica. Sabemos que hasta un 70% de la población ha presentado este problema en algún momento de su vida.
Las malas posturas, el uso de las nuevas tecnologías, los hábitos laborales, accidentes de tráfico, el envejecimiento de la población, el estrés o las preocupaciones justifican su elevada incidencia.
El diagnostico fundamental se basa en las características y mecanismos del dolor, así como en la exploración.
El dolor cervical puede ser mecánico o inflamatorio. El mecánico es el más habitual, empeora con el movimiento y mejora con el reposo. Es el dolor causado por el desgaste, la práctica de actividades deportivas, algunos tipos de trabajo más mecánicos, la existencia de traumatismos previos y problemas degenerativos.
El dolor de tipo inflamatorio sugiere inflamación, infección y tumores. Son dolores constantes que no ceden con el reposo ni con la medicación. Suelen acompañarse de otros síntomas como fiebre, afectación del estado general, signos neurológicos... El médico valorará si hay que realizar alguna prueba y cuál es la más indicada en cada caso.
En general, la cervicalgia mecánica mejora en 2 o 3 semanas.
El tratamiento debe incluir:
La toma de analgésicos para el dolor, tipo paracetamol, puede ayudar a controlarlo. Otros tratamientos, como antiinflamatorios o relajantes musculares, serán indicados por el médico en caso necesario. Si el dolor persiste o aparecen síntomas nuevos o distintos se deberá consultar con el médico.
Es importante mantener la cabeza en una buena posición y corregir la postura. Para ello son muy útiles los ejercicios de fortalecimiento de los músculos posteriores cervicales, los extensores, para que mantengan un correcto enderezamiento postural. Esto evitará que el dolor reaparezca o se cronifique.
Generalmente, una cervicalgia aguda no requiere ninguna prueba diagnóstica. Con una radiografía convencional se pueden valorar las vértebras cervicales y permite realizar un diagnóstico en la mayoría de los casos.
Por otra parte, es muy frecuente encontrar en la radiografía signos de artrosis, como por ejemplo los pinzamientos, que no implican ningún tipo de tratamiento.
Si el cuadro clínico lo requiere, el medico decidirá, en función de los síntomas, si se deben realizar pruebas neurológicas como el TAC (tomografía axial computarizada), RMN (resonancia magnética nuclear) o EMG (electromiograma). Estas pruebas son para diagnosticar lesiones más severas o afectación de los nervios de la columna cervical.
La osteoporosis, que quiere decir «hueso poroso», es una enfermedad esquelética en la que se produce una disminución de la densidad y la calidad del hueso, de modo que el esqueleto tiene menos resistencia y es propenso a fracturarse, incluso con un traumatismo menor, como una caída desde la propia altura o un golpe. Estas fracturas se denominan por fragilidad u osteoporóticas. Son muy prevalentes. A escala mundial, se calcula que una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres sufrirá una fractura osteoporótica durante su vida.
Es una enfermedad silenciosa, porque no manifiesta ningún síntoma hasta la primera fractura. Haber tenido una primera fractura predispone a fracturas posteriores. Casi siempre tienen lugar en la columna vertebral, la muñeca o la cadera, pero se pueden producir en otras zonas. Tienen especial importancia las fracturas de columna, que condicionan dolor, deformidad y pérdida de altura, y las de cadera, que requieren ingreso hospitalario e implican una pérdida de calidad de vida y autonomía, así como un coste socioeconómico elevado.
El esqueleto óseo es un tejido vivo que está en proceso constante de destrucción de hueso viejo y formación de hueso nuevo. Con la edad, la destrucción supera la formación de hueso nuevo de forma gradual. Afecta sobre todo a mujeres después de la menopausia, ya que durante la menopausia esta destrucción se produce más deprisa porque desaparece el efecto protector de los estrógenos. Esto predispone a la llamada osteoporosis posmenopáusica. Se suma el hecho de que, durante la juventud, las mujeres alcanzan un pico de masa ósea menor que los hombres. La menopausia precoz (antes de los 45 años) es un factor de riesgo. En los hombres, generalmente, la pérdida ósea se vuelve importante hacia los 70 años.
Así, la edad repercute en la pérdida de masa ósea, pero también puede afectar a niños, jóvenes y mujeres antes de la menopausia. Hay otros muchos factores de riesgo de padecer osteoporosis, como tener antecedentes familiares, determinados fármacos (corticosteroides, fármacos utilizados en el cáncer de próstata y de mama), tabaco, exceso de alcohol, sedentarismo y ciertas patologías, como las enfermedades inflamatorias reumáticas, las enfermedades endocrinas, hepáticas, hematológicas, renales, los problemas de malabsorción intestinal o la escasa ingesta de calcio, entre otros.
El diagnóstico debe hacerse teniendo en cuenta los factores de riesgo que puedan provocar osteoporosis, que los profesionales sanitarios tendrán que valorar.
Es necesario hacer un análisis de sangre para detectar posibles alteraciones y una DEXA (radioabsorciometría de energía dual), que utiliza pequeñas dosis de radiación. Se evalúa en la cadera y en la columna lumbar. En general, la medida de referencia se deriva de la densidad ósea en la población de adultos jóvenes (se denomina puntuación T), de modo que la OMS ha establecido que la osteoporosis se diagnostica cuando la puntuación T de una persona es inferior a –2,5 DE. Osteopenia significa pérdida de masa ósea que no llega a osteoporosis y se define <cuando la puntuación T se sitúa entre –1 y –2,5 DE.
Si la DEXA arroja un resultado de osteoporosis, ello no significa que necesariamente tenga que haber fractura, sino que se tienen que evaluar otros factores de riesgo y valorarse en conjunto. La osteopenia es muy frecuente y el inicio del tratamiento dependerá de si hay factores de riesgo importantes o si ha habido fracturas. Disponemos de herramientas para calcular el riesgo de fractura que engloban todas las características de cada paciente.
El objetivo es evitar la pérdida de masa ósea y reducir el riesgo de fractura. Es fundamental llevar un estilo de vida saludable.
Tratamiento farmacológico:
Hay varios tipos de fármacos y la prescripción dependerá del perfil y riesgo individual de cada paciente, tanto por la localización de la fractura como por otras condiciones médicas. La duración del tratamiento también es variable.
Actualmente, disponemos de una gama de fármacos que han demostrado ser seguros y eficaces al reducir el riesgo de fractura en los pacientes con osteoporosis. La mayoría tienen un efecto denominado «antirresortivo», porque frenan la pérdida de masa ósea y, al mismo tiempo, son un tratamiento anabólico, ya que estimulan la formación de hueso.
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