Enfermedad de Crohn
La enfermedad de Crohn es una enfermedad inflamatoria crónica intestinal que comporta lesiones de forma recurrente en cualquier parte del tubo digestivo. Afecta especialmente a personas jóvenes que presentan episodios de síntomas estomacales como diarrea, dolor abdominal, fiebre, sangre en las deposiciones o fístulas. La enfermedad de Crohn provoca varios problemas de salud que pueden comportar cambios en los ámbitos personales, sociales y familiares de la vida de los pacientes.
Los síntomas
Los cambios en el estado de salud dependen directamente:
- De los síntomas orgánicos de curso crónico, como el dolor abdominal o la fiebre.
- Del tratamiento: su eficacia, los efectos adversos, las consecuencias de la cirugía o la necesidad de ostomías.
- Y de cómo lo vive cada persona según su personalidad, cultura o religión.
Por todos estos cambios, el enfermo puede sentir que pierde calidad de vida y que tiene que visitar al médico con frecuencia.
El cuidado de los pacientes con esta enfermedad requiere una aproximación multidisciplinar centrada en sus necesidades para evitar la reiteración de los pacientes. Por eso se atienden en unidades especializadas, como la Unidad de Atención Crohn-Colitis del Hospital Vall d'Hebron.
La enfermedad se presenta en forma de brotes. Es decir, los síntomas suelen alternar periodos de actividad, en los que el paciente se encuentra mal (que denominamos brotes) con otros en los que la enfermedad se apaga (los denominamos fases de remisión).
Los síntomas que se suelen presentar con más frecuencia en un brote de esta enfermedad son:
- Síntomas digestivos: dolor abdominal, diarrea o emisión de sangre y/o moco en las heces
- Síntomas no digestivos: anemia, lesiones en la piel, inflamación articular o aftas bucales
¿A quién afecta la enfermedad de Crohn?
La enfermedad de Crohn tiene una incidencia de 1 a 10 pacientes cada 100.000 habitantes al año y una prevalencia de 300 pacientes por 100.000 habitantes. Puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en adultos jóvenes de 20 a 40 años. Afecta tanto a hombres como a mujeres, que presentan factores de predisposición como tabaquismo, familiares de primer grado con enfermedad de Crohn o una microbiota fecal alterada.
El diagnóstico
Para hacer el diagnóstico, el médico se basa en la suma de síntomas que lo llevan a pedir las pruebas complementarias que identifican y localizan las lesiones en el intestino.
La prueba más importante es la colonoscopia, que consiste en la introducción de un tubo flexible por el ano que permite visualizar el interior del intestino y mediante el cual se pueden obtener biopsias. También se usan pruebas radiológicas como la resonancia o el TAC. Los resultados de las biopsias sirven para confirmar el diagnóstico.
El tratamiento habitual
La base para la recuperación es el tratamiento farmacológico, que ha mejorado mucho en los últimos años, y la adopción de hábitos de vida saludables.
Con respecto al tratamiento, hay varias opciones, como los corticoides, inmunosupresores y agentes biológicos, que se utilizan teniendo en cuenta la actividad o la localización de la enfermedad, y según las complicaciones que pueda presentar. Lo más importante, una vez acordado el tratamiento con el especialista, es no dejarlo, ya que ello implicaría recaídas y un mal control de la enfermedad.