Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
La participación activa de los pacientes en el seguimiento y tratamiento de su enfermedad es básico para conseguir más satisfacción personal y un aumento de la autonomía. Tener información fiable y contrastada también ayuda en el manejo de la enfermedad.
El angioedema hereditario es una enfermedad de las consideradas raras, es decir, poco frecuente e, incluso, poco conocida por los profesionales sanitarios. Este hecho conlleva que los mismos pacientes necesiten más conocimientos sobre cómo actuar ante situaciones de urgencia, sobre todo cuando se encuentran fuera de su entorno habitual y lejos de su equipo médico.
Se recomienda evitar, en la medida de lo posible, posibles desencadenantes o agravantes de ataques:
Sospecha ante los síntomas siguientes:
El médico debe hacer un diagnóstico diferencial correcto para descartar otras causas, como la apendicitis, por ejemplo.
En este caso, no se debe perder la calma y se han de seguir las instrucciones que da el médico. A continuación facilitamos unos consejos generales:
1. Avisar a alguien que te ayude a explicar lo que te está pasando.
2. Preparar el informe clínico que te ha proporcionado tu médico.
3. Si dispones de medicación de rescate o de emergencia (Berinert®, Cinryze®, vía intravenosa, o Firazyr® subcutáneo):
a) Si te han enseñado como autoadministrártela, ponte la medicación siguiendo las instrucciones.
b) Si no te han enseñado a autoadministrártela, llévala al centro médico.
4. Ir al centro sanitario con urgencias que tengas más cerca.
5. Pedir cita con el médico especialista una vez resuelta la crisis.
En caso de carga sintomática importante en los angioedemas de tipo I y II, se decide administrar un tratamiento de profilaxis con C1-INH
TRANSFUSIONES, ¿PUEDO DONAR SANGRE?
No se aconseja la donación de sangre por parte de los pacientes con angioedema hereditario de cualquier tipo o adquirido por déficit de C1-inhibidor.
VIAJES LARGOS O AL EXTRANJERO
Te recomendamos llevar siempre el informe clínico que a tu médico te ha proporcionado, si puede ser, actualizado. Es una buena idea disponer de una traducción del informe al idioma del país donde piensas viajar o al inglés.
Localiza algún centro asistencial del entorno, por si fuera necesario.
Lleva siempre encima la medicación de rescate o de urgencia y verifica la caducidad. Y también aporta el informe médico para no tener ningún problema en los controles de seguridad de los aeropuertos o de las estaciones.
DIETA
No tienes que seguir ninguna dieta especial porque no se trata de un edema de causa alérgica y no está producido o desencadenado por alergia a ningún alimento.
La dieta no influye en la evolución de la enfermedad. Se debe seguir una dieta saludable, como cualquier persona.
El estado inmune de una persona depende de su salud general: nutrición adecuada, evitar exposiciones a humo de tabaco y productos químicos, en la medida en que sea posible. En la primera infancia, las vacunas e inmunizaciones prescritas en el calendario vacunal ayudan a constituir un sistema inmune competente.
En el caso de las inmunodeficiencias primarias, es importante su detección. La presunción se hace por la presencia de enfermedades infecciosas frecuentes. Las inmunodeficiencias secundarias se producen en el curso del tratamiento de una neoplasia o también en los pacientes trasplantados que deben tomar medicación inmunosupresora de por vida.
En el caso de las enfermedades autoinmunes, es necesario seguir la medicación, también muchas veces de por vida, y evitar el frío y el sol excesivos que son desencadenantes de la manifestación autoinmune. En el caso de las afectaciones de las articulaciones o musculatura, es necesario seguir los consejos de rehabilitación específicos para mantener la funcionalidad de los órganos afectados.
En el caso de un déficit inmunitario, la administración de gammaglobulinas (proteínas de la sangre encargadas de nuestra defensa) puede tener un papel importante. Cuando la deficiencia inmunitaria está en las células de defensa no hay beneficio con el uso de gammaglobulinas, en cambio los antibióticos pueden impedir o reducir las infecciones que se pueden sufrir.
En el caso de las enfermedades por exceso o mala regulación de la respuesta inmune, se utilizan antiinflamatorios y fármacos que frenan la inmunidad por diferentes vías. Cabe mencionar los corticoides y los llamados fármacos biológicos, que son proteínas dirigidas a bloquear una vía de activación de la inmunidad o de la inflamación. También otros fármacos tienen acción beneficiosa para un mecanismo poco claro, como pueden ser los medicamentos que se usan para tratar el paludismo.
Hay dos aspectos básicos en la prevención, detección y tratamiento de las enfermedades cognitivo-conductuales: la observación de los padres y la observación del pediatra del niño o niña. De aquí la importancia de las visitas rutinarias al pediatra.
Durante el primer año de la vida es fundamental la estimulación a través del juego y del canto. La plasticidad del cerebro para aprender durante el primer año es superior a todas las otras etapas de la vida y el peso del cerebro crece de manera exponencial. Los estímulos son esenciales, tanto sonreír como la movilización pasiva de las extremidades ya se dan de manera natural con el juego. La observación del niño o niña también es importante para ver qué áreas hay que trabajar más, enseñarle a voltear sobre si mismo, a gatear o a andar.
En caso de duda o de encontrar una alteración con significación, hará falta un enfoque multidisciplinario para establecer el diagnóstico y la terapéutica adecuada lo antes posible.
El tratamiento de los trastornos cognitivo depende de la enfermedad detectada. En el caso de las enfermedades genéticas, un tratamiento específico no es posible muchas veces, pero siempre es necesario el análisis y la detección precoz.
En el caso de las enfermedades metabólicas hay dietas o fármacos específicos dirigidos a corregir totalmente o en parte el trastorno metabólico detectado.
La ultrasequenciación del genoma humano permite actualmente detectar centenares de alteraciones genéticas con una pequeña muestra de sangre, de la que se extrae la información genética. Hay bases de datos en todos los países desarrollados que trabajan en red compartiendo información, para agrupar casos esporádicos de todo el mundo, para la investigación conjunta de la traducción que esta alteración tiene en el comportamiento o el aprendizaje de la persona.
Así mismo, el estudio bioquímico de las vías metabólicas del organismo cada vez es más completo y esto permite diseñar fármacos específicos para cada situación.
Un cambio de tratamiento, actualmente en desarrollo, es el paso de la pastilla a la célula, en el sentido de trabajar sobre la célula afectada para modificar su comportamiento. Esta aproximación es muy preliminar, pero es un campo que tendrá un gran desarrollo en el futuro.
Es fundamental en el desarrollo de los niños- y sobre todo durante el primer año de vida- la estimulación a través del juego y del canto. La plasticidad del cerebro para aprender durante el primer año es superior a todas las demás etapas de la vida y el peso del cerebro crece de manera exponencial. Los estímulos son esenciales, tanto la sonrisa como la movilización pasiva de las extremidades ya se dan de manera natural con el juego.La observación del niño o niña también es importante para ver qué áreas hay que trabajar más: enseñarle a rodar sobre sí mismo, a gatear o a caminar. En caso de duda o de encontrar una alteración con significación, habrá un enfoque multidisciplinario para establecer el diagnóstico y la terapéutica adecuada lo antes posible.
No todos los dolores de barriga son iguales. Existen dos tipos: orgánicos, con una causa clara, y funcionales o recurrentes. Este consejo se centra en el primero. Las causas de los dolores de barriga son muy variadas. Lo más frecuente es que se asocie a algún proceso de gastroenteritis, de estreñimiento o de empacho. A menudo, los niños expresan su malestar físico (debido a que tienen fiebre, anginas...) o emocional (situaciones de estrés, sobre todo) en forma de dolor de tripa. Otros factores que debemos barajar son las apendicitis, infecciones de orina, invaginaciones intestinales y un largo etcétera de enfermedades que no nos pueden pasar por alto, pero que clínicamente tienen bastante repercusión en los niños porque les hacen encontrarse mal.
El dolor de barriga aparece cuando virus, parásitos o bacterias dañan las células de la membrana mucosa del intestino. Normalmente, esta membrana absorbe líquidos; pero cuando está dañada no puede hacerlo con la misma efectividad. Entonces el cuerpo pierde líquido mediante los vómitos y la diarrea.
La diarrea causa pérdida de líquido y sales. Los niños están más expuestos a pérdidas de líquido que los adultos; cuanto más pequeños, más pronto se deshidratan. Los vómitos pueden causar dificultades para mantener el líquido que se consume. Los niños pequeños pueden empeorar si pierden más líquidos de los que ingieren. Por este motivo es muy importante que beban desde el inicio de la infección estomacal.
Los vómitos y la diarrea son los síntomas más comunes en niños con dolor de barriga causados por virus. Casi siempre, la enfermedad es inocua y desaparece en un par de días. Es muy importante que el niño beba líquidos, sobre todo si tiene diarreas, lo que es especialmente relevante en los menores de un año.
Cuando los niños sufren dolor de barriga pueden presentar diferentes síntomas, como: vómitos, diarrea, malestar, dolor de estómago, fiebre, cansancio e inapetencia.
Habitualmente los síntomas aparecen de repente, un par de días después del contagio, y desaparecen al cabo de unos días. La diarrea se puede alargar incluso una semana. Son más comunes en invierno, cuando se pasan más horas en espacios cerrados. Aunque también los pueden causar bacterias, parásitos o virus, alimentos en mal estado o a raíz de estancias en el extranjero.
Es necesario ir al médico o llamar al 061 CatSalut Respon en los casos siguientes:
Hay que pedir asistencia urgente si padece diarrea, vómitos y alguno de estos síntomas:
Los niños necesitan líquidos. Deben beber con frecuencia. Lo pueden hacer poco a poco, en pequeñas cantidades administradas con una cucharilla o un biberón. De vez en cuando, hay que ofrecerles agua. Es importante que beban despacio, ya que si toman mucha de golpe, podrían volver a vomitar.
Evita las bebidas demasiado dulces como gaseosas o zumos fuertes. Tampoco son convenientes las bebidas de dieta, puesto que aunque no tienen azúcar, pueden contener otros productos que provoquen diarrea. El niño puede beber lo que quiera, lo más importante es que beba líquidos.
Si el niño no quiere beber, puedes probar a darle polos de hielo. Aun así hay que ir ofreciéndole líquidos, ya que aunque tome polos, necesita ingerir líquidos para rehidratarse.
Si está tomando el pecho o el biberón, tiene que seguir tomándolos, pero con más frecuencia, aunque vomite. También se puede extraer leche y tratar de dársela con una cucharilla, si no quiere tomar el pecho.
Una jeringa especial para medicamentos es una buena solución para la rehidratación oral. Hay que evitar que el chorro de líquido vaya directo al paladar, ya que puede provocarle náuseas.
Si los vómitos son continuados, necesita tomar dos cucharaditas de líquido cada cinco minutos, lo que equivale a unos 10 ml. Un niño necesita aproximadamente 1 L de líquido cada 24 h.
Las soluciones orales contienen cantidades adecuadas de sales y azúcares que ayudan a recuperar el equilibrio hídrico del cuerpo. Cuando los niños vomitan mucho y tienen diarrea grave, es recomendable que tomen este tipo de preparados. Es posible que el niño no se quiera beber el preparado. En estos casos, se puede intentar añadir zumo a la solución.
Encontrarás estos preparados en las farmacias.
En la mayoría de los casos, es posible que el niño deje de vomitar y la diarrea siga durante un tiempo. Los bebés que toman el pecho, lo pueden seguir haciendo y los que se alimentan con biberón pueden tomar diferentes tipos de papillas: arroz, maíz, leche preparada... según la edad. Se debe empezar con pequeñas cantidades.
Si el niño tiene más de seis meses, puede tomar sopa de zanahoria.
Cuando quiera empezar a comer es mejor que coma alimentos normales. Es aconsejable empezar con cantidades pequeñas de comida y evitar frutas y alimentos que tengan un alto contenido en fibra.
Si además van acompañados de más cansancio de lo habitual, falta de fuerzas para jugar o pérdida de interés por el entorno, es necesario que lo visite el pediatra.
A menudo, la causa del dolor de barriga es una infección viral que se contagia fácilmente. Es habitual que las personas de una misma familia se pongan enfermas al mismo tiempo.
Para prevenir su contagio:
Es recomendable no volver al jardín de infancia ni a la escuela hasta que no hayan transcurrido dos días de la desaparición de los síntomas.
La gastroenteritis es una infección que provoca diarrea, es decir, un aumento de las deposiciones que, además, son más blandas. Habitualmente puede ir acompañada de vómitos, fiebre y dolor de barriga.
Cada vez que los niños tienen diarreas o vomitan pierden líquidos y los tienen que recuperar bebiendo, lo que se denomina "por vía oral". Para conseguirlo, se pueden usar sueros hiposódicos.
Si vomita con facilidad, es necesario que se tome el suero hiposódico poco a poco (una cucharada cada 5 minutos). Y si no vomita, hay que ir aumentando la cantidad progresivamente.
Cuando no vomite, se le deben ofrecer pequeñas cantidades de comida. Nunca se le tiene que forzar a que coma y la aportación de líquidos debe continuar entre las comidas.
El niño no tiene que estar en ayuno. Hay que ir ofreciéndole comida sin forzarlo. Normalmente los niños con gastroenteritis no tienen mucha hambre. En caso de lactancia materna, hay que aumentar el número de tomas. Los biberones de leche se deben seguir preparando con las dosis habituales, no se tienen que diluir.
Por otra parte, la dieta astringente no es imprescindible, con una alimentación suave, que le apetezca, es suficiente. Los alimentos que toleran mejor son los cereales, arroz y trigo; la patata; el pan; la carne magra; la verdura; el pescado; el yogur y la fruta. Hay que evitar los alimentos flatulentos, con mucha grasa y azúcar.
Para reponer el líquido perdido, no utilizar soluciones caseras, ni refrescos comerciales. Son recomendables las soluciones preparadas para la rehidratación.
No administrar medicamentos para los vómitos o la diarrea sin consultarlo con un pediatra.
La fiebre es la respuesta del cuerpo ante una infección y es el signo más común de una enfermedad. Es un mecanismo de defensa del cuerpo para combatir una posible infección. Consideramos que hay fiebre cuando la temperatura del cuerpo supera los 38 °C en el recto o los 37,5 °C en la axila. Entre 37 y 38 grados lo denominamos febrícula o décimas. Junto con la fiebre puede aparecer sensación de frío, malestar, falta de apetito, pero normalmente los pequeños la toleran bien.
La fiebre no es una enfermedad sino una respuesta defensiva del cuerpo. Los tratamientos para la fiebre sirven para aliviar el malestar.
Para saber si hay fiebre, hay que utilizar un termómetro siempre. El termómetro digital es el más indicado. Para utilizarlo es necesario que lo coloquemos en la axila de la persona enferma durante aproximadamente dos minutos, hasta que suene la alarma. En los lactantes se puede introducir en el recto; pero hay que tener en cuenta que en esta vía se considera fiebre cuando la temperatura obtenida es mayor de 38 °C.
Si aunque hemos aplicado las medidas anteriores, la fiebre se mantiene por encima de los 38 ºC y el niño tiene malestar general, se pueden administrar antitérmicos.
Los medicamentos que se usan a menudo son el paracetamol y el ibuprofeno. Ambos se pueden administrar en gotas o jarabe.
En resumen, cuando tenemos una infección y el cuerpo sube de temperatura, se produce lo que denominamos fiebre. Los antitérmicos no curan la infección, solo alivian sus síntomas.
La enfermedad meningocócica (meningitis) es una enfermedad infecciosa grave causada por una bacteria denominada meningococo que se transmite mediante las secreciones faríngeas y nasales.
El riesgo de contagio de la meningitis aumenta si se tiene contacto estrecho con la persona enferma (si se duerme en la misma habitación, si se vive en la misma casa, si se dan besos en la boca...), pero no hay que desinfectar los objetos ni los espacios porque el meningococo resiste muy poco tiempo fuera del organismo.
Las medidas para prevenir esta enfermedad son:
La actuación adecuada ante un caso de meningitis es administrar los antibióticos a la familia y a las demás personas que conviven con la persona afectada.
Si la enfermedad la produjera el meningococo del grupo B, la única medida preventiva, y la más frecuente en nuestro país, es la quimioprofilaxis, que pretende eliminar el microorganismo de la faringe. De esta manera, se evita que durante unos días circule entre las personas que han tomado la medicación.
En caso de que la enfermedad la produjera el meningococo del grupo C, además de administrar la quimioprofilaxis, se vacunarán las personas próximas que no hayan recibido la vacuna.
Si se tiene constancia de que alguien ha tenido contacto íntimo con la persona enferma durante los diez días anteriores a la aparición de la enfermedad y a dicha persona no se le ha administrado quimioprofilaxis, hay que comunicarlo al personal sanitario.
Actualmente, el virus del Zika afecta mayoritariamente a algunos países de la América Latina. Por lo tanto, con el fin de evitar el riesgo de contagio se aconseja no viajar a estos países durante el embarazo. Aunque todavía no existe ninguna vacuna para prevenir el virus, las medidas de prevención resultan fundamentales para evitar el contagio.
Las recomendaciones para prevenir la enfermedad por el virus del Zika se dirigen especialmente a las mujeres embarazadas o que estén pensando quedarse en estado a corto o medio plazo. La posibilidad de transmitir la infección al feto hace que el colectivo más sensible sea, por lo tanto, el de las embarazadas. Por este motivo se recomienda:
Otra medida de prevención es evitar la proliferación de los mosquitos, lo que se puede llevar a cabo a partir de una detección y revisión periódica de los lugares donde se reproducen estos insectos. Una vez localizados los puntos de cría, las medidas se tienen que centrar, según el caso, en:
Los niños con una inmunodeficiencia primaria (IDP) están más predispuestos a sufrir infecciones recurrentes, persistentes, graves e inusuales. Es por este motivo que hay que tener en cuenta las precauciones necesarias para prevenirlas.
Las inmunodeficiencias primarias (IDP) son un grupo de enfermedades genéticas con alteraciones del sistema inmunitario. Existen más de 300 tipos de IDP diferentes, desde enfermedades relativamente leves hasta otras mucho más graves que pueden incluso llegar a ser mortales si no reciben un tratamiento adecuado.
Independientemente de la edad de inicio de la enfermedad, hay que considerarlas un proceso crónico para toda la vida. Además, a menudo, los síntomas iniciales se asemejan a los de enfermedades comunes (sinusitis, otitis, fiebre...), lo que comporta un retraso en su diagnóstico.
Los signos de alarma siguientes pueden hacer sospechar de un déficit inmunitario:
Estos niños están más predispuestos a tener infecciones recurrentes, persistentes, graves e inusuales. Al mismo tiempo, son más propensos a sufrir enfermedades autoinmunes, alergias y neoplasias.
Es por este motivo que se deben tomar unas precauciones para prevenir las infecciones. La rigidez con que se tendrán que aplicar estas medidas dependerá de la gravedad del cuadro que presente y habrá que consensuarlas con el personal médico:
La decisión del tratamiento corresponde a los pediatras y dependerá del tipo de IDP y de otros factores. Así, la mayoría de estos niños pueden requerir el tratamiento siguiente:
Actualmente hay canales excelentes de colaboración entre las organizaciones más importantes de IDP, que proporcionan conexiones óptimas entre el personal médico y los científicos (ESID), el personal de enfermería (INGID) y los pacientes (IPOPI).
En Cataluña existe la Asociación Catalana de Déficits Inmunitarios Primarios (ACADIP) que tiene el objetivo de dar apoyo a estos pacientes y a sus familiares, y velar para que la comunidad científica intensifique su trabajo de investigación con nuevos tratamientos para las IDP. Puedes obtener más información en la web de la asociación: www.acadip.org.
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