Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
Un tumor es un crecimiento anormal de un tejido. En el caso de los tumores de órbita, este crecimiento se localiza en los tejidos que rodean el globo ocular formados por músculos, huesos, grasa, glándula lacrimal, nervios y vasos. Son tumores poco frecuentes, de varios tipos y pueden aparecer en cualquier momento de la vida. Los tumores de órbita pueden ser benignos o malignos. Los benignos pueden ocasionar daño al comprimir o desplazar las diferentes estructuras de la órbita. Por su parte, los malignos, además de invadir los tejidos próximos, pueden producir metástasis en otros órganos o nódulos linfáticos lejanos.
El síntoma más frecuente es el desplazamiento hacia delante del globo ocular, denominado exoftalmía. Pero también puede provocar pérdida de visión por la compresión del nervio óptico, visión doble, al limitar el movimiento del globo ocular, y dolor.
En algunos casos los tumores pueden estar presentes en la órbita durante toda la vida sin dar ningún síntoma.
Es difícil conocer el número exacto de afectados por tumor de órbita, ya que es un tumor poco frecuente y se presenta en diferentes variantes.
Sí se puede confirmar que los tumores benignos son los más frecuentes, entre los cuales destaca el hemangioma capilar y el quiste dermoide en la población infantil, así como el hemangioma cavernoso en los adultos.
Entre los tumores malignos, el más frecuente en niños es el rabdomiosarcoma y en adultos, el linfoma, los carcinomas de la glándula lacrimal y las metástasis.
Los estudios de imagen (tomografía computarizada y resonancia magnética nuclear) nos permiten localizar con exactitud el tumor, medir sus dimensiones y conocer ciertas características biológicas. Esta información, junto con la edad en la que se presenta y la velocidad de crecimiento, nos facilita una orientación diagnóstica sobre si son malignos o no.
El diagnóstico definitivo se hace después de la biopsia de una parte o de toda la lesión.
El tratamiento principal, en la mayoría de los casos, es extirparlo mediante cirugía para evitar los daños que pueda ocasionar si crece dentro de la órbita, al comprimir o desplazar el globo ocular, y del resto de estructuras.
Las técnicas actuales en cirugía orbitaria permiten la extracción del tumor utilizando pequeñas incisiones en zonas ocultas o poco visibles, hecho que permite una recuperación posoperatoria más rápida.
En el caso de los tumores malignos se tratan con diferentes combinaciones de cirugía, radioterapia y quimioterapia. Se debe tener en cuenta que es necesario hacer controles periódicos después del tratamiento.
En los casos asintomáticos lo único que se puede hacer es observar y supervisar la velocidad de crecimiento.
Actualmente no se conocen pautas preventivas que puedan disminuir el riesgo de presentar un tumor de órbita.
Estos síndromes son un grupo de enfermedades que se caracterizan por presentar una producción inadecuada de células sanguíneas (anemia, neutropenia y plaquetopenia), malformaciones constitucionales y riesgo de cáncer.
Se diagnostican en la edad pediátrica, pero también se dan casos en la edad adulta. En concreto, estos síndromes son: anemia de Fanconi, disqueratosis congénita o selectivamente neutropenia congénita grave, anemia de Diamond-Blackfan, síndrome de Diamond-Shwachman, trombocitopenia amegacariocítica.
Las malformaciones que pueden comportar los síndromes del fallo medular congénito afectan a la piel, los huesos, el corazón, el aparato digestivo, así como a los sistemas urinario, endocrino o nervioso central, entre otros. Además, pueden repercutir en el ámbito de la médula ósea.
Por otra parte, también provocan predisposición a padecer cánceres como la leucemia aguda mieloblástica, el síndrome mieloplástico y carcinomas escamosos de cabeza y cuello y ginecológicos.
Estos síndromes tienen en común alteraciones en vías biológicas importantes para el crecimiento y la división celular como es la activación del gen p53 que conduce a la parada del ciclo celular, envejecimiento y muerte celular. Además, se han identificado mutaciones en más de 80 genes.
Aunque el tratamiento se inicia en la edad pediátrica, es muy importante hacer un seguimiento cuando el paciente es adulto. El diagnóstico precoz de los síndromes es fundamental para asegurar un tratamiento adecuado del paciente. Con ello se quiere minimizar la toxicidad a la vez que permite un consejo genético, así como iniciar estrategias de prevención y vigilancia del cáncer. Este tratamiento debe ir orientado a tratar el fallo medular, pero también las malformaciones constitucionales y manifestaciones extrahematológicas, así como el tratamiento del cáncer.
Para dar una atención óptima al paciente es necesario un grupo de especialistas multidisciplinar con una gran experiencia en estas patologías.
Los primeros síntomas están relacionados con la falta de producción de células sanguíneas:
También se dan signos relacionados con malformaciones como:
Las incidencias estimadas en las diferentes entidades son:
Las pruebas que se hacen habitualmente para detectar los síndromes de fallo medular congénito son:
Para tratar estas patologías se siguen los métodos siguientes:
Para prevenir estas patologías es importante evitar el tabaco, el alcohol, el sol y seguir una alimentación equilibrada. Además, se tiene que seguir un protocolo de prevención del cáncer con visitas regulares a la Unidad de Prevención del Cáncer y a los servicios de Otorrinolaringología, Cirugía Maxilofacial y Ginecología.
El trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) es el tratamiento definitivo de muchas inmunodeficiencias primarias(IDP) graves. Es un recambio completo de las células de la sangre de nuestro cuerpo. También se le llama trasplante de médula ósea (TMO).
El objetivo de este tratamiento es regenerar una hematopoyesis (proceso de formación, maduración y paso a la sangre de los diferentes tipos de células sanguíneas a partir de células madre) que ha sido eliminada por la administración al paciente de fármacos o radiaciones ionizantes, así como implantar al paciente el sistema inmunológico del donante, que tendrá capacidad de reconocer y atacar las células malignas del paciente.
Por eso, se cambian las células madre de la médula ósea (fábrica de las defensas) por las de otra persona sana (donante). Para ello, se necesita ingresar en el hospital durante uno a tres meses habitualmente.
1.er paso:
2.º paso:
3.er paso:
La quimioterapia consiste en la combinación de diferentes tipos de medicamentos que destruyen las células cancerosas de diferentes maneras. Actúa sobre las células que se dividen rápidamente, las células del cáncer y, también, las sanas.
La quimioterapia se administra de diferentes maneras y por varios motivos:
El cuerpo humano está formado por diferentes células que tienen un funcionamiento determinado. El cáncer empieza cuando un grupo de células se reproduce muy deprisa y de forma incontrolada. Esto afecta a la función y, por lo tanto, al funcionamiento normal del cuerpo.
La quimioterapia actúa sobre estas células que se dividen rápidamente, que pueden ser cancerosas o no. Este tratamiento produce varios efectos secundarios, que dependen del medicamento, la dosis, la duración y cada persona.
La quimioterapia puede ser intravenosa u oral, es decir, se puede administrar por la vena o por la boca. La primera vía de administración es la más común.
Para administrar el tratamiento, a veces, se coloca un catéter que se deja fijo y que va conectado a un disco por debajo de la piel. A través de este dispositivo se administra la medicación. Este catéter recibe el nombre de port-a-cath, aunque existen más tipo de catéteres. La forma en que se accede a la vena depende de las características de la persona y de la duración del tratamiento.
La quimioterapia se aplica en intervalos y la duración depende del tipo de programa, control y tratamiento.
La quimioterapia puede producir los efectos secundarios siguientes:
El Servicio de Oncología Médica se creó el 1995 para responder a las nuevas exigencias de la atención oncológica y servir de centro de coordinación de los diferentes servicios para crear equipos asistenciales multidisciplinarios totalmente interrelacionados.
Desde su creación, ha experimentado un importante crecimiento cuantitativo y cualitativo en los ámbitos de la atención al paciente, la docencia y la perspectiva de la investigación, hasta devenir un servicio de referencia a Europa gracias a un modelo traslacional en el que la asistencia y la investigación trabajan de forma coordinada para poder trasladar a los pacientes los descubrimientos que se producen en el laboratorio.
La complejidad de los diagnósticos y los tratamientos que se abordan en el Servicio de Oncología Médica requieren el trabajo en equipos multidisciplinares formados por diferentes especialistas, con el objetivo de ofrecer un enfoque integral de la enfermedad, desde el diagnóstico hasta el final del tratamiento. Por este mismo motivo funcionamos a través de comités expertos en diferentes tipos de cáncer y evaluamos conjuntamente cada caso, para determinar el tratamiento indicado de forma personalizada. Si te formas con nosotros, podrás trabajar con profesionales altamente cualificados y tecnología de última generación. La formación está garantizada por programas de formación propios y por la colaboración con centros de calidad y prestigio reconocidos.
Itinerario formativo de Oncología Médica
El núcleo de esta unidad docente está formado por el Servicio de Oncología Médica, con la participación de los servicios de Hematología, Medicina Interna, Oncología Radioterápica, Radiología, Anatomía Patológica, Enfermedades Infecciosas, Curas Paliativas, Unidad de Cuidados Intensivos y la Unidad de Urgencias. Nuestra unidad está capacitada para la formación de tres residentes por año. El proceso formativo del residente de oncología médica consta de un total de cinco años. En los dos primeros años se cursa un periodo de formación nuclear (troncal) y durante los tres años siguientes se realiza el periodo específico de la especialidad.
Se espera del residente de oncología médica que conozca en profundidad las opciones preventivas, diagnósticas y terapéuticas del cáncer. Es por ello que debe actualizar permanentemente sus conocimientos sobre biología del cáncer. Por esto, es necesario que participe en proyectos de investigación y promoviendo la cultura de la investigación de excelencia. Además, tendrá la oportunidad de conocer las principales líneas de investigación del departamento y de participar en algunas de ellas. Durante la formación aprenderá a tener una actitud crítica y abierta frente a la gran cantidad de estudios clínicos y avances en el conocimiento de la especialidad, y a poner por delante, siempre, las consideraciones éticas.
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