Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
El tiroides capta activamente yodo para la síntesis de hormonas tiroideas. Si se administra yodo radiactivo, la débil radiación emitida se puede detectar y obtener información sobre el estado de la glándula.
La prueba aprovecha la afinidad que tiene el tiroides sobre el yodo. Esta afinidad está aumentada en caso de hipertiroidismo, de modo que la gammagrafía es más útil en esta situación.
Para determinar la forma, tamaño y situación de la glándula tiroides. También para detectar los nódulos o zonas de hiper o hipoactividad.
Se inyecta un isótopo del yodo débilmente radiactivo por vía venosa. Al ser captado por el tiroides, una gammacámara (aparato que detecta la radiación gamma del yodo incorporado por el tiroides) nos da una imagen de la glándula y de las zonas más o menos activas.
Aunque es una sustancia radiactiva, el nivel de radiación que supone es muy bajo. No está indicada en mujeres embarazadas.
La ecografía puede ser útil en la detección de nódulos, pero no da idea de su actividad, como lo hace la gammagrafía.
Según la Organización Mundial de la Salud, el pie diabético es un grupo de síndromes que afectan a los pies de los pacientes con diabetes mellitus (DM). En esta enfermedad, la neuropatía, la isquemia y la infección pueden ocasionar una destrucción del tejido del pie, lo que comporta una determinada morbilidad y una posible amputación.
Las complicaciones de la diabetes mellitus con glicemias elevadas y/o un mal control metabólico acaban provocando lesiones de pequeños vasos, como la retinopatía diabética y la nefropatía diabética, o de grandes vasos, como la arteriopatía diabética.
Esta afectación también se extiende a la sensibilidad protectora ante estímulos lesivos, y provoca signos de alteración periférica del nervio. Se puede presentar como neuropatía sensitiva, motora y autonómica.
Su forma más frecuente es la sensitivo-motora, y una de las complicaciones graves es la neuroartropatía de Charcot. Asimismo, la combinación de la neuropatía y la afectación arterial con presencia de infección en el pie se puede considerar una complicación grave.
Aunque puede empezar de una forma más severa, los principales síntomas de la diabetes son:
Y los síntomas que pueden alertar sobre el inicio del pie diabético son:
La prevalencia del pie diabético entre pacientes diagnosticados de diabetes está en torno al 15%. Entre el 40% y el 50% de los diabéticos sufrirán una úlcera, y un 20%, una amputación. Más del 50% de las amputaciones no traumáticas de extremidad inferior se llevan a cabo en diabéticos.
Clínico, analítica y cribado de detección precoz.
Sintomático y preventivo.
La prevención del pie diabético pasa por un buen control metabólico junto con un estilo de vida saludable, poniendo el cuidado de los pies en manos de los profesionales.
El autoanálisis de la glucosa consiste a hacer que los pacientes con diabetes y sus familias puedan realizar las técnicas y anotar los resultados a la libreta de control de la glucemia capilar. De este modo puede conocer y valorar el nivel de azúcar a la sangre en tiempo real.
Para saber si los valores de la glucemia son correctos, altos o bajos, el hecho de anotarlos en una libreta permite conocer la tendencia en las diferentes horas del día, con el fin de ajustar las dosis de insulina de la forma más óptima.
Para medir correctamente la glucemia capilar es muy importante disponer de todo el material en perfectas condiciones y seguir las recomendaciones de cada aparato para medirla y para hacer la punción.
Si el páncreas no segrega insulina o segrega poca, es imprescindible asegurar la aportación desde el exterior. Hoy por hoy, la única forma de hacerlo es inyectándola, puesto que si se ingiere por vía digestiva, el estómago la destruye
¿Qué debes tener en cuenta si te tienes que administrar insulina o cuidas de alguien que se la administra?
No es necesario desinfectar con alcohol la piel de la zona donde hay que hacer la punción; pero lo que sí que es importante es una buena higiene corporal y lavarse las manos antes de administrarla.
Si se utiliza alcohol, hay que dejarlo evaporar antes del pinchazo, ya que si no se hace, puede resultar más doloroso.
La insulina se debe administrar en el tejido subcutáneo. Después irá pasando a la sangre lentamente y empezará a actuar.
Las punciones repetitivas en una misma zona durante un cierto tiempo pueden provocar lipodistrofias, es decir, deformaciones del tejido subcutáneo, por su inflamación o reducción. Se reconocen fácilmente porque aparecen hematomas bajo la piel.
Si hay zonas con lipodistrofias, se recomienda: o bien dejar descansar la zona más tiempo hasta que desaparezca la lipodistrofia o cambiar las agujas con más frecuencia.
Los estudios recomiendan agujas de 5 mm para todas las personas pacientes, ya que se considera que no hay mucha diferencia del grosor del tejido subcutáneo, independientemente de la constitución física de la persona.
El pliegue correcto se tiene que hacer con los dedos índice, medio y pulgar. Se debe coger la piel y el tejido subcutáneo, sin levantar el músculo. Una vez inyectada la insulina, es necesario esperar unos segundos antes de retirar la aguja y soltar el pliegue.
El cáncer se caracteriza por un crecimiento descontrolado y excesivo de células que invaden y estropean los tejidos y órganos. Es una enfermedad multifactorial que se debe a la combinación de factores genéticos y ambientales. La mayoría de los cánceres son esporádicos, pero un 5 %-10 % de los diagnósticos de cáncer tienen un origen genético hereditario. Eso quiere decir que en genes concretos, denominados genes de predisposición al cáncer, hay alteraciones genéticas germinales (presentes en todas las células de nuestro cuerpo) que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer. Es importante remarcar que NO es hereditario el cáncer, sino la predisposición genética a desarrollar uno. Tener una alteración genética de susceptibilidad al cáncer confiere un riesgo mayor de desarrollar la enfermedad, no la certeza. Esta predisposición genética se puede transmitir de padres a hijos, normalmente siguiendo un patrón de herencia autosómica dominante, lo que quiere decir que hay un 50 % de posibilidades de transmitir el gen alterado a la descendencia. En algunos casos, la susceptibilidad genética es individual y fruto de la combinación de múltiples diferencias genéticas (combinación de polimorfismos o variantes de bajo riesgo). La identificación de una alteración genética asociada a un riesgo conocido de desarrollar cáncer en una familia permite que sus miembros se beneficien de medidas de detección precoz del cáncer, prevención e, incluso, de tratamientos dirigidos específicos contra el cáncer.
Hay diferentes genes que se asocian a un aumento del riesgo de sufrir cáncer. Entre los más frecuentes y conocidos están los genes:
Genes APC y MUTYH para la poliposis adenomatosa familiar –aparición de un gran número de pólipos de tipo adenomatoso (tumores no malignos) en el colon– y cáncer de colon.
Hay diferentes signos clínicos de sospecha de la existencia de una alteración genética hereditaria que predisponga a ciertos tipos de cáncer como son, por ejemplo:
Cuando se detectan estas condiciones se derivan a la unidad de asesoramiento genético en cáncer, donde se valora si se tiene que hacer un estudio para descartar una predisposición hereditaria al cáncer. Esta unidad multidisciplinar está formada por médicos especialistas en cáncer hereditario y asesores genéticos. Aquí se hace una evaluación individualizada del riesgo, las pruebas genéticas oportunas y el seguimiento de los portadores.
Hay diferentes síndromes de predisposición genética al cáncer. Por ejemplo, hay diferentes genes que pueden conceder predisposición genética al cáncer de mama. Los más importantes son:
La predisposición genética al cáncer de colon se diferencia entre cáncer de colon polipósico y no polipósico.
Hay diferentes tipos de cáncer de colon polipósico. La poliposis adenomatosa familiar (PAF) es la que presenta un riesgo más alto de desarrollar cáncer de colon. Se caracteriza por la presencia de centenares o miles de lesiones poliposas en el colon, y a veces también en todo el aparato digestivo. Los pólipos no son lesiones malignas, pero sí que pueden llegar a degenerar y desarrollar un cáncer. Por eso, las personas con PAF acaban desarrollando cáncer de colon si estos pólipos no se eliminan. Las alteraciones patogénicas en el gen APC provocan esta condición. Además, las personas portadoras de alteraciones en el gen APC también tienen riesgo de sufrir otros tumores o alteraciones (hepatoblastomas, tumores de tiroides y tumores desmoides).
El síndrome principal de predisposición al cáncer de colon no polipósico es el síndrome de Lynch. Este síndrome confiere un alto riesgo de desarrollar cáncer de colon y endometrio, así como riesgo de desarrollar cáncer de ovario, vías biliares, vías urinarias o gástrico. Está causado por alteraciones en los genes que se encargan de la reparación del ADN, específicamente cuando este no está bien emparejado, y son los genes MLH1, MSH2, MSH6, PMS2 y EPCAM.
También hay predisposición genética a tumores endocrinos. Los feocromocitomas y paragangliomas son tumores poco frecuentes que en un 40 % de los casos pueden aparecer a causa de una alteración genética hereditaria. Puede ser a causa de alteraciones en los genes llamados succinato deshidrogenasa (SDHx), gen RET (síndrome MEN2), gen MEN1, gen NF1 (neurofibromatosis tipo 1) o el gen FH, entre otros.
El diagnóstico genético se suele hacer a partir de una muestra de sangre y también de una muestra de saliva o una biopsia de piel. De aquí se extrae el ADN (presente en el núcleo de nuestras células) para analizarlo.
Hay diferentes técnicas de estudios genéticos. Actualmente en nuestro centro estamos haciendo estudios de paneles de genes. Eso quiere decir que se analizan diferentes genes relacionados con la predisposición genética al cáncer para descartar si tienen alguna alteración, lo que se denomina secuenciación genética.
Cuando en una familia ya hay una alteración genética identificada, se puede hacer un estudio predictivo. Este tipo de estudio determina si un individuo comparte la alteración genética presente en la familia.
En función de la alteración genética que se detecte, se pueden indicar diferentes medidas de detección precoz o prevención. Por ejemplo, las personas con una alteración en BRCA1/2 empiezan a hacerse seguimiento de las mamas con 25-30 años de manera anual mediante la realización de una resonancia mamaria y de una mamografía. Las personas con síndrome de Lynch se hacen colonoscopias anuales a partir de los 25 años.
En función del tipo de alteración genética, también está la opción de llevar a cabo cirugías reductoras de riesgo. Por ejemplo, las personas diagnosticadas con PAF, en función de la cantidad de pólipos que tienen se hacen una colectomía profiláctica (extirpación del colon) para reducir su riesgo de desarrollar cáncer de colon.
Las medidas de seguimiento y prevención se trabajan de manera individualizada en las consultas médicas de los especialistas correspondientes. Sin embargo, en la consulta de cáncer hereditario se ofrece asesoramiento genético reproductivo dependiendo de la alteración genética.
La fibrosis quística es una enfermedad genética que afecta a los pulmones, el aparato digestivo y otros órganos del cuerpo.
La fibrosis quística afecta a las células que producen el moco, el sudor y los enzimas digestivos. Las secreciones del organismo, que normalmente son poco espesas y fluidas, se vuelven más espesas. En vez de actuar como lubricante, las secreciones espesas forman tapones, especialmente en pulmones y páncreas.
Los pacientes con fibrosis quística tienen un nivel de sal más elevado de lo normal en el sudor.
La edad de presentación de los síntomas es variable, depende de la intensidad de la enfermedad en cada persona. Actualmente se realiza un cribado de la existencia de fibrosis quística en los primeros días de vida, lo que permite su diagnóstico al mes de nacer, mucho antes de que los síntomas se desarrollen. Lo más habitual es que los síntomas aparezcan los primeros meses o años de vida, aunque en algunos pacientes se pueden manifestar en la adolescencia o en la vida adulta. Se ha producido una mejora sustancial de la calidad de vida de los pacientes con fibrosis quística en comparación con décadas anteriores. Aunque la fibrosis quística requiere medidas de tratamiento diarias, los pacientes afectados pueden ir a la escuela y trabajar.
Los síntomas más frecuentes en los niños pequeños son las deposiciones grasas, el retraso en el peso y las bronquitis e infecciones respiratorias de repetición. En los niños más mayores y los adultos puede aparecer sinusitis, diabetes, pancreatitis o problemas de fertilidad.
Afecta a niños y adultos con mayor o menor gravedad según si la enfermedad tiene una forma leve o grave de manifestarse.
En el momento del nacimiento se lleva a cabo un cribado a todos los recién nacidos mediante una analítica sanguínea que ayuda a determinar la tripsina inmunorreactiva.
El test del sudor (medida de la cantidad de sal en el sudor) es una importante prueba diagnóstica. Se realiza con la estimulación de la piel para aumentar el sudor y medir la cantidad de cloro que es segregado. En la fibrosis quística se detecta un aumento de cloro y de sodio.
El diagnóstico se confirma con el análisis genético, donde se buscan mutaciones en el gen CFTR (Cystic Fibrosi Transmembrane Regulator), implicado en el paso de sal a través de las membranas del cuerpo.
Es muy importante que los pacientes sean atendidos en una Unidad especializada multidisciplinaria.
Actualmente no existe una cura definitiva aunque se realiza mucha investigación en este ámbito y en un futuro probablemente se podrá cambiar el curso natural de la enfermedad con nuevos fármacos que se comercializarán
El tratamiento va dirigido a mantener la funcionalidad pulmonar, evitar las infecciones respiratorias y mejorar la absorción de alimentos y la nutrición. La fisioterapia respiratoria es fundamental. Se entiende como tal hacer ejercicios respiratorios que mantienen la ventilación adecuada de los pulmones, en algunos casos junto con inhalación de una solución de cloruro sódico, de otras sustancias fluidificantes o antibióticos.
Se deben administrar las vacunas preventivas pertinentes (gripe, antineumocócica, etc.). La Unidad de Fibrosis Quística diseña el tratamiento para cada paciente, que varía a lo largo del tiempo según su evolución.
Desde el punto de vista digestivo, se puede ayudar la función pancreática con enzimas pancreáticos que se toman por vía oral y promueven la absorción de los alimentos.
En algunos casos, si la enfermedad está muy avanzada se debe efectuar un trasplante pulmonar. Cada vez mejoran más los tratamientos y es menos frecuente la necesidad de realizarlo.
Determinación de tripsina inmunorreactiva tripsinógeno en sangre, test del sudor, análisis genético.
Hay exploraciones complementarias útiles como son los análisis sanguíneos para determinar los niveles de vitaminas, entre otras cosas, la radiografía de tórax, el TAC torácico, las pruebas funcionales respiratorias (espirometría), y el análisis de excrementos.
La detección precoz es una realidad, y permite un tratamiento anticipado al desarrollo de los síntomas.
El hipertiroidismo se caracteriza por un exceso de hormonas tiroideas en la sangre debido a una afectación de la glándula tiroides.
La glándula tiroides, que está situada en la parte anterior del cuello y tiene forma de mariposa, produce las hormonas tiroideas que regulan el metabolismo de todo nuestro organismo, y que influencian por lo tanto, por ejemplo, en el control de nuestra temperatura y de la frecuencia cardíaca. Las causas principales de hipertiroidismo son la enfermedad de Graves en la que se producen anticuerpos contra el propio tiroides, el tiroides multinodular en el que hay nódulos que funcionan en exceso, y la tiroiditis, inflamación del tiroides de causa poco conocida.
Los síntomas más usuales son la afectación de la frecuencia cardíaca, la temperatura en forma de fiebre, nerviosismo y sudoración, piel seca y pérdida de peso no explicable.
Puede afectar a todas las edades, pero especialmente a mujeres entre la adolescencia y la menopausia.
El hipertiroidismo se detecta con la determinación en sangre de las hormonas tiroideas, y de las hormonas hipofisarias encargadas de su regulación.
El tratamiento está dirigido a disminuir la acción de las hormonas tiroideas que se encuentran en exceso. Se utilizan fármacos que antagonizan con las hormonas, usualmente por vía oral. También están indicados fármacos para moderar la frecuencia cardíaca. En algunos casos se administra yodo radiactivo para conseguir una inactivación parcial y controlada de las células del tiroides productoras de las hormonas.
La prueba más habitual es la analítica sanguínea. Otras exploraciones adicionales son la gammagrafía de tiroides y la ecografía de tiroides.
Para el normal funcionamiento del tiroides se recomienda el consumo moderado de sal yodada, porque el yodo es un componente fundamental de las hormonas tiroideas.
Las enfermedades minoritarias son las que afectan entre un 6% y un 10% de la población. Se calcula que en el mundo hay más de 7.000 enfermedades diferentes. La mayoría de ellas tienen una base genética, son enfermedades crónicas que afectan varios órganos y sistemas de nuestro cuerpo y pueden afectar a las habilidades físicas, mentales o sociales. El diagnóstico puede ser difícil y los tratamientos son, en muchos casos, con medicamentos huérfanos, el acceso a los cuales es restringido.
La complejidad de la mayoría de enfermedades minoritarias hace que requieran una atención multidisciplinaria con profesionales expertos de diferentes especialidades médicas, una gestión personalizada en el ámbito de enfermería, apoyo psicológico y también de trabajo social, entre otros.
En Vall d'Hebron hay más de 200 profesionales especialistas dedicados a la atención de más de 40.000 pacientes con enfermedades minoritarias. Somos uno de los hospitales del Estado español que trata más patologías y uno de los hospitales líderes de Europa en este campo. En 2025, formamos parte de 20 redes europeas de referencia en enfermedades minoritarias (ERN), de 43 centros de referencia españoles (CSUR) y de las 12 redes de experiencia clínica del Departamento de Salud (XUEC). Esto convierte este hospital en un centro altamente especializado para atender este tipo de enfermedades ante todo el proceso de vida, desde el nacimiento hasta la edad adulta del paciente, a través de un sistema en red que permite compartir recursos y conocimientos con otros hospitales y centros del territorio.
Los profesionales de las diferentes unidades y centros tienen como objetivo mejorar el acceso de los pacientes a un diagnóstico, una información y una atención individualizada así como apoyar en la investigación intermediando:
La Comisión de Enfermedades minoritarias tiene como objetivos: establecer en el hospital un marco común de actuación de la atención a las MM, identificar y alinear las diferentes iniciativas (asistenciales, formativas y de investigación), desplegar las líneas de actuación priorizadas, monitorizar y evaluar los resultados de la atención a las MM, para proponer e implementar actuaciones de mejora.
La concentración de pacientes con enfermedades minoritarias permite aumentar el conocimiento y favorece la investigación. Nuestro instituto de Investigación (VHIR) es líder tanto en investigación básica como clínica. Más de 14 grupos de investigación básica es dedicando al estudio de enfermedades minoritarias para favorecer el diagnóstico y encontrar nuevas aproximaciones terapéuticas. Somos el centro del territorio español con el número más grande de ensayos clínicos en medicamentos huérfanos, incluyendo terapias génicas y disponemos de una unidad referente en el desarrollo de terapias avanzadas.
Para más información, podéis contactar con el equipo de enfermedades minoritarias a través de la siguiente dirección de correo electrónico: minoritaries@vallhebron.cat
La hipoglucemia suele producirse en personas con diabetes, cuando el nivel de glucosa en la sangre baja. Consideramos hipoglucemia cuando la glucemia capilar (determinada en una gota de sangre del dedo) es inferior a 70 mg/dl. Puede ocurrir en caso de dosis excesiva del tratamiento antidiabético (pastillas o insulina), por la disminución o retraso en la ingesta de alimentos, por un aumento del ejercicio habitual o por abuso de alcohol.
Los síntomas de la hipoglucemia son sudor, temblor, escalofríos, sensación de hambre, dolor de cabeza, visión borrosa, irritabilidad, mareo y, en casos muy graves, pérdida del conocimiento.
Para las personas que pueden sufrir hipoglucemia recomendamos:
La diabetes es una enfermedad que se manifiesta con un aumento de glucosa en la sangre, lo que se denomina hiperglucemia. Existen dos tipos, la 1 y la 2.
El tratamiento de la enfermedad tiene el objetivo de que se mantengan unos valores normales de la glucosa en la sangre, la glucemia.
Para conseguirlo, disponemos de dos tipos de medicamentos: los hipoglucémicos no insulínicos y la insulina. Los primeros sirven para disminuir la glucemia y solo se utilizan para tratar la diabetes mellitus tipo 2, cuando no basta con la dieta y el ejercicio físico para regular el nivel de azúcar en la sangre.
Con respecto a la diabetes tipo 2, hay que tratarla con insulina, una hormona necesaria para la vida que segrega el propio organismo y que se debe suministrar cuando este no es capaz de generarla. La insulina no se puede tomar por vía oral y, por lo tanto, hay que administrarla por vía subcutánea, habitualmente con plumas precargadas.
Aunque en el caso de la diabetes tipo 1 el tratamiento con insulina es imprescindible, cualquier persona con diabetes mellitus tipo 2 también puede necesitarlo en algún momento de su enfermedad.
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