Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
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La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
La cirugía pediátrica es la única especialidad médica dedicada exclusivamente al diagnóstico, tratamiento y cura postoperatoria de los problemas quirúrgicos que se producen en la etapa de la vida que va desde el periodo fetal hasta la adolescencia. La patología quirúrgica, la fisiología, la relación médico-paciente y las necesidades del paciente pediátrico son muy diferentes de las del adulto. Atendida la complejidad de la patología que trata y los requerimientos especiales del paciente pediátrico, habitualmente está restringida en centros terciarios.
Nuestro servicio es en lo referente a Cataluña en el tratamiento de la mayor parte de problemas quirúrgicos en la edad pediátrica, y en algunos procedimientos, para el resto del Estado. Es uno de los únicos servicios en el estado y el único en Cataluña que incluye todas las áreas de la cirugía pediátrica (desde los trasplantes de órganos y la cirugía fetal, pasando por todas las subespecialidades).
La Cirugía Neonatal es el área de la Cirugía Pediátrica que se dedica al tratamiento de las enfermedades quirúrgicas, congénitas y adquiridas, del recién nacido y del lactante hasta el mes de vida.
Presenta una baja incidencia y alta complejidad, por lo que está restringida a centros pediátricos terciarios. En las últimas décadas, ha experimentado un importante desarrollo, gracias a los avances en las técnicas de diagnóstico, cuidados intensivos neonatales y anestésicos, así como en las técnicas y materiales quirúrgicos, que han cambiado radicalmente el pronóstico tanto de las malformaciones congénitas como de la patología quirúrgica adquirida del recién nacido.
La Unidad de Cirugía Pediátrica se divide en las subespecialidades quirúrgicas de cirugía digestiva, cirugía neonatal y fetal, cirugía maxilofacial, cirugía oncológica, cirugía torácica y cirugía urológica. Somos referente en cirugía pediátrica en Cataluña y tenemos el mayor volumen de intervenciones quirúrgicas urgentes del Estado. Este liderazgo no sería posible sin el trabajo de otros profesionales del hospital como los anestesiólogos, pediatras, radiólogos y especialistas, enfermería u otros profesionales.
Itinerario formativo de Cirurgía pediátrica
Ofrecemos al residente adquirir el dominio de la patología quirúrgica infantil, la exploración física y la interpretación de la sintomatología clínica cuando los pacientes a menudo, por edad, no pueden expresarse ni responder a una anamnesis.
En la práctica quirúrgica formamos a los residentes en las técnicas habituales de la especialidad en cirugía general, la cirugía hepatobiliopancreática o cirugía colorrectal o cirugía esofagogástrica y cirugía digestiva pediátrica. Además, nuestros residentes practican cirugía neonatal, cirugía oncológica y torácica pediátricas, urología pediátrica, cirugía maxilofacial pediátrica o cirugía plástica pediátrica.
Los residentes participan en las guardias de todas las subespecialidades de cirugía pediátrica y disponen del apoyo de un cirujano pediátrico de plantilla y un médico interno residente. Es habitual la práctica de la laparoscopia que actualmente se utiliza en diferentes áreas o unidades de nuestro servicio digestivo, como por ejemplo en neonatal y urología.
Los dos primeros años de residencia la rotación se realiza en cirugía general, la planta de hospitalización de cirugía pediátrica, cirugía mayor ambulatoria y cirugía digestiva. Los tres años restantes se llevan a cabo en urológica, oncológica y torácica, neonatal e investigación, maxilofaciales y plásticas. Por otra parte, durante el último año de formación se hacen las rotaciones opcionales, los trasplantes y una estancia en un hospital extranjero o se da la opción de repetir una de las rotaciones anteriores.
Durante todo su periodo de formación el residente tendrá que hacer guardias. Excepto los meses en que esté realizando la rotación en cirugía general, las guardias se hacen en cirugía pediátrica en el Hospital Maternoinfantil.
En el campo de la investigación se estimula a participar en las líneas de investigación que tiene en activo el servicio, así como a proponer algún proyecto de investigación que pueda estar relacionado o no con estas líneas de investigación, que pueda terminar con la consecución de una tesis doctoral.
Actualmente, en el Vall d'Hebron Instituto de Investigación mantenemos varias líneas de investigación pediátrica consolidada como la investigación en cirugía experimental, y en concreto, sobre cirugía fetal. El año 2015 creamos el Grupo de Bioingeniería, Terapia Celulary Cirugía en Malformaciones Congénitas que actualmente lleva a cabo investigación sobre espina bífida orientada a prenatal y perinatal. Además, investigamos sobre brida amniótica, gastrosquisis, atresia de esófago, hernia diafragmática congénita, reconstrucción diafragmática y fisuras labiopalatinas y también sobre tratamiento en partos prematuros.
Con respecto a la investigación clínica, nuestro servicio ha sido pionero al coordinar el primer estudio multicéntrico aleatorio sobre el tratamiento de empiema paraneumónico, en el que se hace una comparación de videotoracoscopia frente a drenaje y fibrinolíticos, posteriormente publicado en el estudio «Urokinase versus VATS for Treatment of Empyema: A Randomized Multicenter Clinical Trial». Pediatrics.
Es un tipo de cáncer situado en los huesos o en los tejidos blandos. El sarcoma de Ewing es el segundo cáncer de hueso más común en niños, y normalmente se presenta entre los diez y los veinte años. También es más común en hombres que en mujeres. El sarcoma de Ewing y los tumores neuroectodérmicos primitivos (PNET) son un tipo de cáncer que incluyen diversos tipos de tumores malignos que comparten una anormalidad cromosómica común. Los tumores de Ewing están formados por células pequeñas no diferenciadas y suelen encontrarse con más frecuencia en uno de los huesos largos de la pierna o del brazo, en los huesos planos de las costillas o la pelvis, o bien en la columna. También puede ser que se presenten en cualquier otro hueso del cuerpo o en tejidos blandos.
El tumor de Ewing situado en el tejido blando se denomina sarcoma de Ewing extraesquelético. Y se suele dar en el muslo, la pelvis, en áreas de la columna, en la pared del tórax o en los pies.
El tumor neuroectodérmico primitivo en huesos o tejidos blandos es el menos común de la familia de tumores del sarcoma de Ewing. Está formado por células nerviosas inmaduras.
Los síntomas más comunes del sarcoma de Ewing son:
También puede haber inflamación o una masa alrededor del hueso o del tejido afectado. Muy a menudo, en el momento del diagnóstico se encuentra una fractura patológica (una rotura sin traumatismo), ya que el tumor ha debilitado el hueso. Otros síntomas menos comunes de este tipo de tumor son la pérdida de peso y la fiebre.
Las neoplasias malignas en niños y adolescentes son enfermedades poco frecuentes, pero son una de las causas de morbilidad más importante en estos grupos de edad. El sarcoma de Ewing representa el 3 % de los cánceres diagnosticados a niños en España. Cada año hay 30 nuevos casos en menores de 14 años.
En caso de que el niño presente síntomas de este sarcoma, el médico puede hacer varios exámenes de diagnóstico que pueden incluir:
Estos exámenes ayudarán a determinar el tamaño y la ubicación del tumor y a indicar si se ha propagado a otras partes del cuerpo
Frecuentemente se utilizan tres tipos de terapia para tratar los tumores de Ewing. Siempre se utiliza la quimioterapia porque la cirugía (sea para salvar el miembro o sea para amputarlo) o la radiación se usan para el control local. El tipo de terapia va a depender de la edad del niño, de la ubicación del tumor y de si se ha propagado a otras partes del cuerpo.
Actualmente no hay medidas que permitan prevenir este tumor.
La epidermólisis ampollosa (EA) es una enfermedad que engloba un grupo de desórdenes determinados genéticamente y que se caracterizan por la excesiva fragilidad de la piel y las mucosas ante traumas mecánicos mínimos. La enfermedad aparece en el momento del nacimiento o en los primeros años y dura toda la vida. El pronóstico es variable, pero suele ser grave. La edad de supervivencia son los 50 años y la enfermedad comporta complicaciones infecciosas, nutricionales o neoplásicas. Actualmente no tiene un tratamiento eficaz.
En función de la zona de la piel donde se produce la ampolla, la enfermedad se divide en cuatro grandes grupos y, a su vez, en más de 32 subgrupos.
Los síntomas cutáneos más frecuentes son la aparición de ampollas en las zonas de más fricción como las manos y los pies. Son lesiones hemorrágicas que pueden producir costras que se infectan con facilidad y prurito constante. El rascado contribuye a la aparición de nuevas lesiones y a la sobreinfección de las ya existentes.
Una vez se ha curado la ampolla, aparecen quistes de millium, cicatrices atróficas o hipertróficas que originan sindactilias de manos y pies, contracturas articulares, así como deformidades estéticas y limitación funcional en el uso de las manos o en la deambulación. Todo eso comporta una pérdida de autonomía.
Además, las heridas crónicas pueden producir carcinomas cutáneos de gran agresividad.
Aparte de eso, también puede desencadenar manifestaciones extracutáneas, como la participación en anexos de la piel, los dientes y los sistemas gastrointestinal, tracto urinario y el epitelio pulmonar.
La enfermedad presenta una prevalencia baja y afecta a uno de cada 17.000 nacidos vivos en el mundo.
Para detectar la enfermedad principalmente se hace un mapeo por inmunofluorescencia y microscopia electrónica. Además, en el caso de estos pacientes el diagnóstico genético es obligado porque la enfermedad puede implicar una evolución y pronóstico diferentes.
Aunque se está investigando, de momento, es una enfermedad que no tiene cura, pero sí se pueden hacer tratamientos preventivos y sintomáticos de las lesiones cutáneas, así como de las complicaciones sistémicas. Cuando se manifiesta la patología es vital la actuación rápida, ya que de ello depende la calidad y la esperanza de vida de los pacientes.
Actualmente, se están investigando nuevas terapias celulares y moleculares para combatir la enfermedad.
El neuroblastoma es uno de los cánceres más comunes en niños menores de cinco años y representa la mitad de los cánceres en los bebés. Es muy raro que este tipo de cáncer se presente en niños más mayores o en adolescentes. El neuroblastoma se forma a partir de unas células del embrión formadas por los ganglios simpáticos y la médula suprarrenal y puede tener, por lo tanto, diferentes localizaciones y una presentación clínica muy variada.
Actualmente, no se conoce su causa, pero sí se sabe que muy pocas veces es hereditario. Aproximadamente dos terceras partes de los neuroblastomas se presentan en la glándula suprarrenal (que se localiza por encima de los riñones) o cerca de la médula espinal, en las células de nervios que controlan el ritmo del corazón, la presión y la digestión. Otros neuroblastomas pueden aparecer en el pecho, el cuello o a la pelvis. Muchas veces, cuando se realiza el diagnóstico ya se han propagado, hay metástasis en los ganglios linfáticos, el hígado, los huesos, la médula ósea o en otros órganos.
El neuroblastoma se puede dividir en otros dos tipos de tumor:
Los síntomas iniciales de los neuroblastomas pueden ser imprecisos e incluir fatiga, pérdida de peso o pérdida del hambre.
Los tumores abdominales pueden causar dolor abdominal o problemas para orinar o evacuar.
Los tumores que presionan la médula espinal pueden causar debilidad de los brazos o las piernas y provocan que el paciente tenga dificultades para mover los brazos o para caminar.
Si el tumor se ha propagado a los huesos, puede provocar dolor y, si se propaga alrededor los ojos, puede causar ojos saltones y ojeras. También puede haber inflamación o una masa alrededor del hueso o el tejido afectado. Otros síntomas menos comunes son la pérdida de peso y la fiebre.
Las neoplasias malignas en niños y adolescentes son enfermedades poco frecuentes, pero son una de las causas de morbilidad más importante en estos grupos de edad. Anualmente en el Estado español se diagnostica cáncer a mil pacientes menores de 14 años. El neuroblastoma representa el 10 % de los cánceres infantiles.
Si el médico piensa que el niño tiene un neuroblastoma, le hará un examen muy preciso y pedirá varias pruebas de diagnóstico que determinarán el tamaño y la ubicación del tumor. Las pruebas más frecuentes son:
Los tratamientos se administran teniendo en cuenta el estadio de la enfermedad, la edad del niño y la ubicación del tumor.
Algunos neuroblastomas de riesgo bajo pueden desaparecer sin ningún tratamiento y otros se pueden curar con cirugía sin necesidad de otros tratamientos. No obstante, muchos tumores denominados de riesgo alto ya tendrán células del tumor que se han propagado a otras partes del cuerpo y habrá que combinar el tratamiento con quimioterapia, cirugía, radioterapia, trasplante de médula ósea e inmunoterapia.
Actualmente, no hay medidas que permitan prevenir este tumor.
Cirugía Pediátrica, Hospital Infantil i Hospital de la Mujer
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