Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
Una prueba de exposición es la administración controlada de un medicamento o alimento para diagnosticar reacciones alérgicas.
Las pruebas de exposición controlada a alimentos o fármacos sirven para confirmar o descartar reacciones alérgicas, cuando no se ha podido llegar a un diagnóstico concluyente con otras pruebas.
Para realizar una prueba de exposición controlada, en primer lugar se tiene que informar el paciente sobre la prueba, explicarle para qué sirve y los riesgos que implica. Se le tiene que entregar al paciente por escrito una hoja de información y solicitarle que firme un formulario de consentimiento informado.
Las pruebas se hacen al gabinete de enfermería, situado en la segunda planta de la Antigua Escuela de Enfermería, donde una enfermera realiza las pruebas cutáneas y algunas de exposición a alimentos y medicamentos, o en el Hospital de Día de Alergiología, donde se dispone de todas las herramientas para diagnosticar y tratar cualquier reacción adversa, así como de un médico y personal de enfermería formado para llevar a cabo este procedimiento.
En las pruebas con medicamentos, este se administrará por la vía más segura según cada situación (oral o intravenosa). Cuando sea necesario, se fraccionará la dosis o se disminuirá la velocidad de administración según la reacción adversa documentada y el tipo de fármaco a estudiar.
Una vez acabada la administración del fármaco, los pacientes tienen que estar unas horas en observación para poder diagnosticar las reacciones no inmediatas.
Dado que el procedimiento no está exento de riesgos, para realizar una prueba de exposición se tiene que valorar la relación riesgo-beneficio. En el caso de estudios con medicamentos, solo se harán con fármacos importantes. Es decir, en los casos en que es más eficaz que otras alternativas (si es que hay).
La mayoría de reacciones que se producen durante la prueba son reacciones leves, que se diagnostican y tratan de manera precoz. Sin embargo, se pueden producir reacciones graves, como la anafilaxis o el choque anafiláctico.
No hay alternativas a las pruebas de exposición, puesto que se trata de la última etapa de un proceso diagnóstico. Aun así, si se logra el diagnóstico con pruebas anteriores (cutáneas o analíticas) puede no ser necesario hacerlas.
Los tests cutáneos son unos procedimientos esenciales para confirmar la sensibilización alérgica mediada por el anticuerpo inmunoglobulina E (IgE) en pacientes que sufren rinoconjuntivitis, asma, urticaria, anafilaxis, eccema atópico o alergias a alimentos y fármacos.
Las pruebas cutáneas están indicadas si se sospecha de la existencia de una reacción o enfermedad alérgica, después de realizar la historia clínica (preguntas) y la exploración del paciente. Las pruebas cutáneas, por lo tanto, nos proporcionan una confirmación objetiva de la sensibilización a un alergeno, mientras que la relevancia de dicha sensibilización a los alergenos se tiene que interpretar teniendo en cuenta la historia clínica, a fin de que se puedan ofrecer los consejos apropiados sobre las medidas de evitación y tratamiento.
Existen dos tipos principales de pruebas cutáneas:
Se lee el resultado al cabo de 15-20 minutos. Si el paciente está “sensibilizado”, se provocará una reacción local con picor, enrojecimiento, hinchazón... Esta reacción se compara con la del suero fisiológico (control negativo que no debe provocar reacción) y de la histamina (control positivo que sí que tiene que reaccionar).
Es necesario que el paciente esté unos cuantos días (5-7 días) sin tomar antihistamínicos (medicamentos antialérgicos).
El riesgo con estas pruebas es muy bajo. Solo en pacientes extremadamente alérgicos, y normalmente con las pruebas de medicamentos, existe cierto riesgo de provocar una reacción alérgica grave y generalizada.
En algunos casos se pueden hacer analíticas que evalúan la sensibilización en sangre.
Las pruebas cutáneas son la técnica más frecuentemente utilizada para iniciar un diagnóstico de la alérgia. Después de una historia clínica minuciosa, se decide qué pruebas cutáneas pueden ser útiles, según el caso.
Las pruebas cutáneas de alérgia sirven para comprobar si un paciente está "sensibilizado" a una determinada sustancia, es decir, si su organismo reconoce y reacciona al entrar en contacto con ella. Estas pruebas NO DIAGNOSTICAN el tipo de alergia; sólo si son positivas y se acompañan de unos sintomas compatibles con la alergia, nos ayudan a hacer el diagnóstico.
Las dos pruebas principales son:
El riesgo con estas pruebas es muy bajo. Sólo en pacientes extremadamente alérgicos, y normalmente con las pruebas de medicamentos, hay cierto riesgo de tener una reacción a alérgica grave y generalizada.
La espirometría simple es una prueba que sirve para estudiar la función pulmonar y nos permite saber la cantidad de aire que pueden mover los pacientes y cómo lo hacen.
Esta prueba se practica con un aparato que se llama espirómetro. La persona paciente debe sentarse frente al aparato con las piernas sin cruzar. Acto seguido, se le colocan unas pinzas en la nariz y se le pide que se introduzca una boquilla en la boca. Una vez preparado, el paciente tiene que llenar de aire los pulmones al máximo. Entonces, el profesional lo anima a soplar muy fuerte y sin descanso hasta que vacíe los pulmones. El soplo se detiene cuando el profesional encargado de la prueba lo indica.
A continuación se pide al paciente que inspire de forma rápida y con el máximo esfuerzo, a fin de disponer de datos inspiratorios.
Estas maniobras se van repitiendo hasta conseguir tres datos correctos. Normalmente la prueba dura 10 minutos.
El angioedema hereditario es una enfermedad minoritaria de origen genético que afecta aproximadamente a una de cada 50.000 personas. Es un trastorno heredado habitualmente, que se caracteriza por la acumulación de líquido fuera de los vasos sanguíneos que provocan la inflamación de la cara, las manos, los pies, las extremidades, los genitales, el tracto intestinal o las vías respiratorias superiores. A causa de su baja prevalencia y unos síntomas similares a otras enfermedades, es difícil de diagnosticar, por lo que es importante que haya unidades de referencia de la enfermedad con el fin de centralizar los casos sospechosos y los diagnosticados.
La inflamación que produce el angioedema hereditario no cursa con picazón y puede durar entre 1 y 5 días. Estos síntomas se desarrollan como resultado del mal funcionamiento de ciertas proteínas que ayudan a mantener el flujo normal de fluidos a través de los vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares).
La gravedad de la enfermedad varía mucho. Los episodios de angioedema pueden ser muy incapacitantes y afectar a la calidad de vida de los pacientes. En caso de producirse en la región oral o cervical, la persona afectada puede morir asfixiada si no recibe tratamiento de manera preventiva.
En la mayoría de los casos, los síntomas empiezan a manifestarse durante la infancia y/o en la pubertad y se mantienen a lo largo de la vida adulta.
Hay diferentes tipos de angioedema hereditario y se clasifican según si presentan o no una deficiencia del inhibidor de la fracción C1 del complemento (C1-INH).
Inflamación del tejido subcutáneo en cualquier localización, aunque suele ser más frecuente en:
Según la zona de la afectación, los síntomas pueden ir desde molestias locales hasta la invalidez de la extremidad afectada, molestias o dolor al tragar, cambio del tono de voz, afonía o disnea (falta de aire).
Hasta un 50% de los pacientes puede presentar en algún momento de su vida un episodio que afecte a la garganta y que puede producir asfixia, si no recibe tratamiento de manera urgente.
El angioedema hereditario afecta a personas que tienen una mutación en diferentes genes, como el SERPING1, el F12, el PLG, el KNG1 o el ANGPT1. Como se trata de una enfermedad que se hereda de manera autosómica dominante, un paciente afectado tiene el 50 % de posibilidades de transmitir la enfermedad a los hijos. Dado que se trata de una enfermedad genética, suele haber más de un familiar afectado.
Según la clase de mutación, afecta por igual a hombres y mujeres (tipo I y tipo II) o más a menudo a las mujeres (AEH-nC1-INH). En el caso de angioedema hereditario sin déficit del C1-INH, suele asociarse a estados hiperestrogénicos, como el embarazo, o al consumo de anticonceptivos que contengan estrógenos.
En la consulta de Alergología se evalúan los pacientes con episodios recurrentes de angioedema y los casos en los que hay familiares que también los presentan. Posteriormente, se solicita un estudio en sangre para determinar los niveles de las fracciones del complemento, entre estas del inhibidor de la fracción C1 del complemento (C1-INH) y, finalmente, se completa el diagnóstico con un estudio genético.
El tratamiento dependerá del número de ataques, de la gravedad de los síntomas y de la afectación de la calidad de vida. Se hace siempre de manera individualizada y puede ser agudo, que consiste en tratarlo con fármacos que se administran por vía subcutánea o endovenosa en el momento del brote de angioedema, o preventivo, para evitar que se produzcan a menudo. Este último tratamiento suele recomendarse a los pacientes que sufren más episodios.
Los tratamientos contra el angioedema pueden ser autoadministrados por el mismo paciente.
En caso de intervención quirúrgica, endoscopias, extracciones dentales o algunos procedimientos odontológicos, se debe administrar el tratamiento de manera previa para evitar ataques de angioedema.
Normalmente, para el diagnóstico se debe hacer un análisis de sangre. Para el seguimiento, según el tratamiento, es necesario hacer una ecografía abdominal y extracciones sanguíneas.
Evitar en la medida de lo posible los factores conocidos como posibles desencadenantes de ataques:
La alergia es una enfermedad del sistema inmunitario caracterizada por una respuesta exagerada a factores externos, conocidos como alergenos, que no son nocivos para la mayoría de los individuos. Estos pueden ser pólenes, hongos, pieles de animales, alimentos, picaduras de avispas o abejas y medicamentos, entre otros. Esta enfermedad se puede manifestar de forma aislada en el ámbito respiratorio (rinitis, asma), abdominal y cutáneo, o en casos graves, con afectación de múltiples órganos y sistemas.
Pueden aparecer aisladamente en el ámbito respiratorio, abdominal y cutáneo teniendo en cuenta la vía de exposición a los alergenos (respiratoria, ingestión...) y producir varias enfermedades como el asma. En casos graves pueden llegar a combinarse síntomas en diferentes órganos y sistemas y producir una situación de riesgo vital conocida como anafilaxis.
Según el área afectada pueden producirse:
En caso de reacción sistémica (anafilaxis) los síntomas mencionados tienen tendencia a combinarse en la primera hora después de la exposición a los alergenos, y a veces, se añaden sensación de mareo y pérdida de conocimiento que requieren urgentemente el uso de medicación y valoración médica.
La OMS ha llegado a clasificar las enfermedades alérgicas entre las seis patologías más frecuentes del mundo. Se estima que pueden afectar al 20% de la población mundial, y los países desarrollados e industrializados están más afectados que el resto.
En nuestro entorno, se calcula que una de cada cuatro personas puede sufrir algún tipo de trastorno alérgico a lo largo de la vida. No obstante, se producen notables diferencias en la frecuencia de presentación de las diferentes enfermedades alérgicas en las áreas geográficas de nuestro país. El asma bronquial, por ejemplo, es más habitual en zonas costeras e insulares que en las zonas del centro de la península, con oscilaciones que van del 1 al 5% de la población general; por su parte, la media europea es del 6%.
No se dispone de datos definitivos de la frecuencia con que se presentan las diferentes enfermedades alérgicas, ya que hay disparidad de resultados en los diferentes estudios. A pesar de ello, sí que tenemos datos fiables sobre el motivo de la consulta a los alergólogos por parte de los pacientes españoles: la rinitis alérgica, el asma y la alergia a los medicamentos ocupan los tres primeros puestos, con una frecuencia del 54, 23 y 17 %, respectivamente.
La rinitis alérgica es el proceso más habitual, que llega a afectar al 21% de la población general española, aunque existen, tal y como ocurre con el asma, diferencias geográficas apreciables; en frecuencia va seguida por la dermatitis atópica, ya que la sufren el 4% de los niños en edad escolar, mientras que la alergia a alimentos afecta al 3-5% de la población infantil, y se reduce a menos del 2% en los adultos.
Durante la segunda mitad del siglo XX las alergias han experimentado un incremento espectacular y han multiplicado su prevalencia por 5 en los países desarrollados. Parece, sin embargo, que la tendencia en la última década es hacia el estancamiento, incluso se observa un ligero decrecimiento.
Las pruebas de alergia se utilizan para identificar las sustancias a las que un paciente está sensibilizado. Se basan en el uso de las pruebas cutáneas, pruebas de laboratorio para el estudio de la presencia de anticuerpos contra los alergenos sospechosos y la exposición controlada a dichos alergenos.
En las enfermedades alérgicas respiratorias, como la rinitis o el asma, es posible medir de manera precisa el grado de afectación mediante técnicas seguras e indoloras, como la espirometría, el óxido nítrico exhalado y la rinometría acústica. Existen otras pruebas diagnósticas de valor incierto o no comprobado en que los resultados se tienen que interpretar con cautela, teniendo en cuenta los conocimientos científicos actuales. En cualquier caso, el alergólogo debe ser siempre el profesional que indique y evalúe todas estas pruebas.
Los tratamientos disponibles para las enfermedades alérgicas varían en función de sus características, de la gravedad y de si están enfocados al alivio de síntomas o a cambiar el curso de la enfermedad:
Actualmente todavía no hay recomendaciones específicas para evitar la aparición de la enfermedad. En el caso concreto de la alergia a alimentos, se ha observado que la introducción precoz de los alimentos considerados tradicionalmente como “alergénicos” a partir del 4-6.º mes de vida, teniendo en cuenta el desarrollo psicomotor y digestivo de los niños, puede reducir el riesgo de aparición de la enfermedad.
El eccema es una enfermedad de la piel que se caracteriza por la aparición de pequeñas vesículas y exudación. Durante la enfermedad se produce un proceso descamativo que produce picor, inflamación y dolor. Se trata de una respuesta inflamatoria de la piel a estímulos externos o internos y hay dos tipos: endógeno, o atópico, y exógeno, o de contacto. Frecuentemente denominados dermatitis, los eccemas se caracterizan por presentar varias formas clínicas y por las distintas causas que los pueden producir.
La convivencia con otras enfermedades, la alergia, el contacto con sustancias irritantes y la misma herencia genética son algunas de las causas que pueden causar un eccema.
El eccema endógeno o atópico se asocia a la enfermedad atópica, que se caracteriza por el hecho de que los pacientes presentan rinitis, conjuntivitis, asma y dermatitis, asimismo acostumbra a presentarse en pieles secas e hipersensibles. Habitualmente se relaciona con reacciones alérgicas o estímulos externos, como la exposición al polen, el polvo o el pelo y urticaria, infecciones víricas y bacterianas cutáneas.
El eccema exógeno o de contacto es la reacción alérgica o irritativa a sustancias químicas que entran en contacto con la piel y que el organismo interpreta como nocivas.
El eccema se manifiesta con unas lesiones cutáneas que forman placas rojizas y descamativas en varias zonas del cuerpo que producen picor. A veces, se produce una reacción inflamatoria en la zona de la erupción que puede dar lugar a la presencia de vesículas con contenido seroso.
Se calcula que en torno al 30 % de los pacientes que presentan eccema tienen antecedentes de atopía en su familia. El eccema atópico puede aparecer a los pocos meses de vida y en estos casos lo hace en el cuero cabelludo, la cara y la zona del pañal. Normalmente, desaparece en la pubertad y queda sequedad cutánea y, en algunos casos, manifestaciones de la atopía como urticaria, asma o sequedad cutánea.
El eccema de contacto aparece en pacientes sensibilizados a una sustancia concreta, lo que se denomina alérgeno. Quien lo sufra presentará reacciones en la piel cada vez que se exponga a dicha sustancia.
El diagnóstico de sospecha de cada uno de los eccemas se tiene que hacer mediante la historia clínica. En la mayoría de los casos, el diagnóstico es clínico, es decir, el dermatólogo diagnostica la enfermedad después de observar las lesiones. Si existen dudas, se puede hacer una biopsia de piel para confirmar el diagnóstico.
En el eccema de contacto, hay que hacer pruebas de parche para determinar el alérgeno responsable de las placas de eccema que presentan los pacientes.
Hay tres tipos de tratamientos:
La desensibilización es uno de los tratamientos disponibles para inducir tolerancia temporal o sostenida mediante la administración a los pacientes de dosis repetidas del alergeno que les causa problemas. Es un procedimiento que se utiliza habitualmente en el tratamiento de la alergia a algunos medicamentos y alimentos.
La desensibilización consiste en la administración en condiciones controladas de dosis crecientes del alergeno al que se encuentra sensibilizado el paciente, con el fin de conseguir que tolere el medicamento o el alimento que le provoca problemas.
De esta forma se induce una tolerancia normalmente temporal, que comporta que el paciente pueda recibir los tratamientos a los que es alérgico en un primer momento y que pueden condicionarle la necesidad de utilizar alternativas menos eficaces. En el caso de los alimentos, el paciente puede llegar a tolerarlos por completo o ganar protección frente a ingestas inadvertidas.
El paciente se somete al tratamiento de desensibilización en presencia del alergólogo en el hospital.
Riesgo de reacciones alérgicas durante el procedimiento.
La inmunoterapia es un tratamiento preventivo a largo plazo enfocado a disminuir los síntomas en los pacientes diagnosticados de rinitis alérgica, asma alérgica, conjuntivitis o alergia a picaduras de insectos.
El objetivo de la inmunoterapia con alergenos es cambiar la respuesta alérgica induciendo tolerancia inmunológica. Un paciente con alergia tiene síntomas cuando se expone al alergeno pertinente. En la inmunoterapia se utiliza una cantidad mayor de alergeno, en combinación con una vía de entrada en el cuerpo diferente. Esto modifica la respuesta anómala del sistema inmunitario, que responde induciendo una tolerancia al alergeno en lugar de producirse inflamación y síntomas de alergia.
La forma de administración original de la inmunoterapia era por inyección subcutánea. Actualmente, para determinados alergenos existen líquidos o comprimidos de disolución rápida para inmunoterapia sublingual.
El tratamiento inyectado subcutáneo se administra cada 4 o 8 semanas; los tratamientos sublinguales se tienen que tomar cada día. Generalmente se mantiene durante un periodo de 3 a 5 años. Pasado dicho periodo, muchos pacientes experimentan un efecto protector prolongado y, por lo tanto, se puede valorar detener la terapia.
La inmunoterapia está indicada para los pacientes con rinoconjuntivitis o asma alérgicas que:
La inmunoterapia al veneno de himenópteros está indicada en aquellos individuos que experimentan una reacción generalizada grave a la picadura de abejas o avispas.
La inmunoterapia es generalmente segura y bien tolerada cuando se utiliza en pacientes seleccionados adecuadamente. Sin embargo, se pueden producir reacciones locales y generalizadas.
Las reacciones más frecuentes son reacciones locales, como enrojecimiento o picor en el lugar de la inyección. Es más probable que estas reacciones se produzcan en la primera administración, por este motivo la inmunoterapia se inicia en las consultas de Alergología y, si es bien tolerada, se puede continuar de forma ambulatoria.
El Servicio de Alergología atiende a pacientes con algún tipo de alergia, una patología muy frecuente que actualmente afecta a aproximadamente una de cada cuatro personas.
En el Servicio de Alergología alcanzamos la misión de cuidar de las personas con enfermedades alérgicas y de mejorar la calidad de vida, de acuerdo con sus necesidades y, también, sus decisiones. La clave para conseguirlo es una atención integral. Trabajamos para avanzar al máximo en los diagnósticos y ofrecer tratamientos personalizados.
La aceptación de estas condiciones supone que dais el consentimiento al tratamiento de vuestros datos personales para la prestación de los servicios que solicitáis a través de este portal y, si procede, para realizar las gestiones necesarias con las administraciones o entidades públicas que intervengan en la tramitación. Podéis ejercer los derechos mencionados dirigiéndoos por escrito a web@vallhebron.cat, indicando claramente en el asunto “Ejercicio de derecho LOPD”. Responsable: Hospital Universitario Vall d’Hebron (Instituto Catalán de la Salud). Finalidad: Suscripción al boletín del Vall d’Hebron Barcelona Hospital Campus, donde recibiréis noticias, actividades e información de interés. Legitimación: Consentimiento del interesado. Cesión: Sí procede, VHIR. No se prevé ninguna otra cesión. No se prevé transferencia internacional de datos personales. Derechos: Acceso, rectificación, supresión y portabilidad de los datos, así como limitación y oposición a su tratamiento. El usuario puede revocar su consentimiento en cualquier momento. Procedencia: El propio interesado. Información adicional: La información adicional se encuentra en https://hospital.vallhebron.com/es/politica-de-proteccion-de-datos.