Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
El trastorno de estrés postraumático es una condición clínica que se puede desarrollar después de una experiencia extremadamente traumática (p. ej.: desastres naturales, accidentales o de violencia interpersonal). Se describe por síntomas característicos, de reexperimentación, de hiperactivación, de evitación de estímulos relacionados con el acontecimiento y alteraciones del estado de ánimo y de la cognición.
A pesar de que la mayoría de las personas expuestas a un acontecimiento traumático se recuperan en un tiempo considerado breve y con pocos efectos negativos, algunas personas pueden desarrollar una variedad de respuestas que dificultan su recuperación. Algunas de estas respuestas son específicas de la esfera del estrés traumático, como el estrés agudo (TEA) y el estrés postraumático (TEPT), en sus diversas modalidades. Actualmente, de acuerdo con el Manual para el diagnóstico de los trastornos mentales (DSM 5) se definen cuatro grupos de síntomas para su diagnóstico, después de una experiencia traumática, requiriendo una duración de los síntomas superior a un mes y dando lugar a un malestar clínicamente significativo o un deterioro importante del funcionamiento del paciente. Puede estar acompañado de síntomas disociativos (despersonalización y/o desrealización) y presentarse con una expresión retardada (si la totalidad de los criterios no se cumplen hasta al menos 6 meses después del acontecimiento).
Aunque la exposición al acontecimiento traumático es el hecho precipitante para su desarrollo, cada vez es más evidente que factores de riesgo biológicos y psicosociales pueden ser predictores de la instauración de los síntomas, de su gravedad y de la cronicidad.
Los síntomas
1. Síntomas de INTRUSIÓN (1 o más): recuerdos, pesadillas, reacciones disociativas, malestar psicológico y/o fisiológico intenso ante claves evocativas del trauma.
2. Síntomas de EVITACIÓN (de 1 o más estímulos relacionados con el trauma): recuerdos, personas, lugares...
3. La alteración de la ALERTA y la reactividad asociada al trauma (irritabilidad, hipervigilancia, problemas de concentración, respuestas de sobresalto exageradas).
4. Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo.
¿A quién afecta la enfermedad ?
El TEPT se ha identificado en personas de todo el mundo que han sufrido una experiencia de naturaleza traumática. Su prevalencia varía en función de la intensidad y tipo de experiencia traumática, así como de varios factores de vulnerabilidad (sociales, económicos, culturales, biológicos).
El diagnóstico
El diagnóstico es CLÍNICO, y es necesario hacer una adecuada evaluación por parte de un profesional sanitario experto. Se dispone de diferentes escalas para valorar la gravedad de los síntomas y/o trastornos comórbidos asociados (especialmente de los trastornos de ansiedad, del estado de ánimo y de abuso de sustancias).
El tractamento habitual
Los tratamientos basados en la evidencia indican un abordaje multimodal: psicoeducación, tratamientos psicológicos específicos (p. ej.: terapia cognitiva conductual focalizada en trauma, terapia de exposición y el EMDR) y tratamientos farmacológicos (p. ej.: los ISRS, principalmente sertralina y paroxetina)
Las pruebas más habituales
Anamnesis clínica. Entrevista psiquiátrica y psicológica, con apoyo de escalas y cuestionarios validados.
Prevención
Cribado en grupos de riesgo para un diagnóstico y tratamiento precoces.