Síndrome del intestino irritable
Este síndrome es uno de los trastornos gastrointestinales más frecuentes en la consulta de gastroenterología. Se caracteriza por la presencia de dolor abdominal crónico asociado a cambios en el hábito deposicional, en forma de diarrea o estreñimiento. Es frecuente en mujeres jóvenes y tiene una repercusión personal, sanitaria, económica y social muy importante.

Las evidencias científicas aportadas en los últimos años sugieren que en su desarrollo hay implicados múltiples factores de diversa índole:
- factores psicosociales como el estrés y la depresión
- factores socioculturales
- factores genéticos
- factores dietéticos
- alteraciones de la microbiota intestinal
- infecciones gastrointestinales
- el género femenino
- un aumento de la sensibilidad central y periférica al dolor visceral
Actualmente se considera un trastorno resultante de un desequilibrio en el eje cerebro-intestino-microbiota. Este desequilibrio afecta negativamente a la función de la barrera intestinal y activa el sistema inmunitario y nervioso del aparato digestivo, hecho que genera una hipersensibilidad visceral y alteración motora.
Los síntomas
Los síntomas más frecuentes son:
- Un dolor abdominal recurrente al menos un día a la semana en los últimos tres meses, relacionado con la alteración en la defecación, que afecta a la frecuencia y consistencia de las deposiciones.
Se clasifica en función de la consistencia:
- con predominio de estreñimiento
- con predominio de diarrea
- mixto
- indeterminado
¿A quién afecta el síndrome del intestino irritable?
La prevalencia encontrada en el Estado español es del 7,8 % y, en nuestra sociedad, la relación mujer/hombre es de 2: 1. El SII supone entre el 10 y el 15 % de las consultas de atención primaria y entre el 25 y el 30 % de los pacientes derivados a las consultas de gastroenterología. Más de la mitad de los pacientes están afectados por otros cuadros de dolor, como la fibromialgia, el dolor de cabeza o el dolor pélvico, pero también otras enfermedades digestivas como la dispepsia o por trastornos de ansiedad y de depresión.
El diagnóstico
Se establece a partir del cumplimiento de una serie de criterios clínicos basados en los síntomas y en la exclusión de otras entidades orgánicas que actúen de manera similar.
Los criterios diagnósticos se han establecido en consensos médicos y en comités de expertos y se conocen como los criterios de Roma IV. Para hacer el diagnóstico se necesita:
- análisis de sangre y heces
- endoscopias
- biopsias intestinales
- pruebas de alergia e intolerancias alimentarias
El tratamiento habitual
A la hora de decidir el tratamiento, es importante que el paciente entienda el curso crónico y fluctuante de la enfermedad. Para elaborar un tratamiento adecuado, el médico tiene que identificar las causas dietéticas y psicosociales.
Actualmente empezamos a tener tratamientos específicos para el SII como la linaclotida, la eluxadolina o la lubiprostona, pero no todos están disponibles en nuestro país. También disponemos de múltiples tratamientos destinados al control de los síntomas, como los antiespasmódicos, los laxantes o los antidiarreicos.