Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
Es un cáncer que se desarrolla en las células musculares y de tejidos blandos. Así pues, puede presentarse en cualquier parte del cuerpo, aunque los lugares más comunes son la cabeza y el cuello, incluidas las órbitas. A pesar de ser un cáncer poco frecuente, como todos los tumores en niños, es el cáncer de los tejidos blandos más habitual en la edad pediátrica. Esta patología es más común en niños que en niñas.
Aunque principalmente se presenta en la cabeza y el cuello, también puede aparecer en el aparato genitourinario como la vejiga y la próstata en niños o la vagina y el útero en niñas. Otros lugares donde se puede originar son las extremidades (piernas y brazos) y, con menos frecuencia, en el abdomen, la zona genital y la anal. Los síntomas varían según la ubicación del tumor.
Más de la mitad de todos los sarcomas de tejidos blandos detectados en niños son rabdomiosarcomas. La mayoría de menores diagnosticados tienen menos de nueve años, pero es un tipo de cáncer que puede surgir en cualquier edad.
Dependiendo de dónde estén localizados se producen síntomas diferentes.
Las neoplasias malignas son enfermedades poco frecuentes, pero son una de las principales causas de morbimortalidad en este grupo de edad. En el Estado español se diagnostican anualmente mil pacientes de cáncer menores de 14 años. El rabdomiosarcoma representa el 6 % de cánceres infantiles, es decir, 60 nuevos casos cada año en el Estado.
El médico del niño le hará un examen muy preciso y, para hacer el diagnóstico, pedirá distintas pruebas que pueden incluir:
Estos exámenes ayudarán a determinar el tamaño y la ubicación del tumor, además de si se ha propagado a otras partes del cuerpo.
El rabdomiosarcoma es un tumor altamente maligno y, por eso, tiene que ser tratado con una terapia combinada que incluye cirugía, quimioterapia y radioterapia.
Cada uno de estos tratamientos se administra en función del estado del tumor y la edad del niño.
De momento, se desconocen las medidas que pueden ayudar a prevenir este tumor.
El concepto de infecciones osteoarticulares resistentes engloba todas las intervenciones hechas a pacientes con infecciones resistentes al tratamiento médico y quirúrgico previo. Estas intervenciones pueden ser recambios de prótesis, osteomielitis crónicas, pseudoartrosis sépticas, entre otras.
Los diferentes tipos de infecciones osteoarticulares resistentes que se tratan son:
Osteomielitis/osteítis de origen hematógeno resistente al tratamiento médico y quirúrgico:
Osteomielitis crónicas o pseudoartrosis sépticas derivadas de traumatismos o intervenciones quirúrgicas. Las que se producen debido a fracturas abiertas, de forma característica la tibia, muchas veces aparecen acompañadas de pérdida ósea y/o de cobertura cutánea. No se sabe la incidencia exacta, pero cuanto más expuesto ha estado el hueso, más posibilidades tiene de infectarse de forma crónica.
Infecciones periprotésicas. Este tipo de infección se da en cerca de un 1% a un 3% de las artroplastias primarias realizadas. En muchas ocasiones, el único síntoma evidente es el dolor. La presencia de una fístula o el aislamiento de un microorganismo patógeno en diferentes muestras confirman el diagnóstico. El tratamiento más frecuente pasa por el recambio de la prótesis en dos intervenciones diferentes.
Infecciones de partes blandas graves (fascitis necrotizantes, gangrenas), resistentes al tratamiento. Estas lesiones son bastante raras y, cuando se producen, suelen ser mortales. Un dolor excesivo localizado puede ser el único síntoma inicial, lo que hace que sea muy difícil de diagnosticar en este estadio. Cuando se diagnostica y se aplica un tratamiento agresivo con antibióticos y desbridamientos quirúrgicos, se influye en la supervivencia y en la necesidad de amputaciones.
En la prevención de la infección osteoarticular son muy importantes los factores relacionados con el paciente (control de las comorbilidades), los relacionados con la intervención (profilaxis antibiótica), la presencia de implantes, el estado de los tejidos (hueso y cobertura cutánea), entre otros.
Este tipo de infecciones hace que se necesite un equipo multidisciplinar, ya que es un tratamiento muy complejo.
Estos síndromes son un grupo de enfermedades que se caracterizan por presentar una producción inadecuada de células sanguíneas (anemia, neutropenia y plaquetopenia), malformaciones constitucionales y riesgo de cáncer.
Se diagnostican en la edad pediátrica, pero también se dan casos en la edad adulta. En concreto, estos síndromes son: anemia de Fanconi, disqueratosis congénita o selectivamente neutropenia congénita grave, anemia de Diamond-Blackfan, síndrome de Diamond-Shwachman, trombocitopenia amegacariocítica.
Las malformaciones que pueden comportar los síndromes del fallo medular congénito afectan a la piel, los huesos, el corazón, el aparato digestivo, así como a los sistemas urinario, endocrino o nervioso central, entre otros. Además, pueden repercutir en el ámbito de la médula ósea.
Por otra parte, también provocan predisposición a padecer cánceres como la leucemia aguda mieloblástica, el síndrome mieloplástico y carcinomas escamosos de cabeza y cuello y ginecológicos.
Estos síndromes tienen en común alteraciones en vías biológicas importantes para el crecimiento y la división celular como es la activación del gen p53 que conduce a la parada del ciclo celular, envejecimiento y muerte celular. Además, se han identificado mutaciones en más de 80 genes.
Aunque el tratamiento se inicia en la edad pediátrica, es muy importante hacer un seguimiento cuando el paciente es adulto. El diagnóstico precoz de los síndromes es fundamental para asegurar un tratamiento adecuado del paciente. Con ello se quiere minimizar la toxicidad a la vez que permite un consejo genético, así como iniciar estrategias de prevención y vigilancia del cáncer. Este tratamiento debe ir orientado a tratar el fallo medular, pero también las malformaciones constitucionales y manifestaciones extrahematológicas, así como el tratamiento del cáncer.
Para dar una atención óptima al paciente es necesario un grupo de especialistas multidisciplinar con una gran experiencia en estas patologías.
Los primeros síntomas están relacionados con la falta de producción de células sanguíneas:
También se dan signos relacionados con malformaciones como:
Las incidencias estimadas en las diferentes entidades son:
Las pruebas que se hacen habitualmente para detectar los síndromes de fallo medular congénito son:
Para tratar estas patologías se siguen los métodos siguientes:
Para prevenir estas patologías es importante evitar el tabaco, el alcohol, el sol y seguir una alimentación equilibrada. Además, se tiene que seguir un protocolo de prevención del cáncer con visitas regulares a la Unidad de Prevención del Cáncer y a los servicios de Otorrinolaringología, Cirugía Maxilofacial y Ginecología.
La artrosis es una enfermedad que causa el deterioro del cartílago articular, que es la cubierta que desarrolla el hueso para protegerse del desgaste que le provoca el funcionamiento de la rodilla. Una vez que se ha iniciado este deterioro, la evolución es progresiva. En fases avanzadas de la enfermedad, este deterioro causa dolor e impide al paciente andar o estar de pie con normalidad, y en la actualidad no hay medicamentos para detener el deterioro en estas fases.
Cuando el dolor no se puede controlar con los analgésicos habituales, se debe realizar una operación de reemplazo total de rodilla, también conocida como PTR.
Los objetivos de la cirugía de reemplazo de rodilla son:
En la cirugía, se sustituyen las superficies articulares que sufren la pérdida de cartílago por un implante artificial hecho de cromo, cobalto o titanio.Una vez que se extrae la parte afectada, se coloca el implante metálico y se fija en el hueso con cemento.
En el Hospital Vall d'Hebron practicamos hasta 500 intervenciones de prótesis de rodilla al año.
La atención precoz por parte de neurólogos expertos y el ingreso en unidades especializadas reducen significativamente la mortalidad y la dependencia a largo plazo de las personas que sufren un ictus agudo. Por eso, es fundamental, ante una sospecha de ictus, llamar al 112 y seguir las pautas indicadas para ser atendido en el hospital adecuado.
También es importante hacer constar con la mayor exactitud posible el momento de inicio de los síntomas. Si el paciente no puede dar esta información o se ha despertado con señales de un posible ictus, la hora de inicio se considerará la última hora que estuvo despierto y asintomático.
En el caso del ictus isquémico, la finalidad del tratamiento es deshacer o extraer, en el menor tiempo posible, el coágulo que está cortando la circulación natural de la sangre en el cerebro. Para llevarlo a cabo, hay dos vías de actuación:
En el ictus hemorrágico, el tratamiento pretende frenar el sangrado que se ha producido por la rotura de un vaso y evitar el aumento de tamaño de la hemorragia. Por ello, se realiza una monitorización periódica del paciente para conocer el nivel de conciencia y el déficit neurológico. Esta se mantiene al menos durante las primeras 72 horas después de sufrir un ictus. También se efectúa un control intensivo de la presión arterial, de los niveles de glicemia (azúcar en sangre) y de la fiebre para prevenir posibles complicaciones.
El sangrado cerebral puede causar inflamación del tejido cerebral circundante (conocido como edema). En este caso, es necesario administrar medicamentos por vena para reducirla. En personas que reciben un tratamiento con anticoagulantes orales o que tienen alteraciones de la hemostasia (proceso que realiza el organismo para frenar la hemorragia sanguínea), se debe corregir lo más rápido posible.
En los casos más graves, los especialistas pueden recomendar una cirugía para drenar la hemorragia. La decisión sobre el tratamiento quirúrgico se toma en función de factores como la localización y tamaño de la hemorragia, la edad y los antecedentes del paciente. Se trata de una decisión difícil, dado que no siempre es posible acceder sin producir daños en otras zonas del cerebro.
El propósito de la neurorrehabilitación es recobrar las funciones neurológicas perdidas o disminuidas como consecuencia de un ictus. Existen, sin embargo, fases de recuperación:
De esta manera, el equipo interdisciplinario que interviene a lo largo de las diferentes etapas trabaja para que el paciente tenga la máxima independencia y adaptación a su entorno. Para cumplir estos objetivos, es conveniente iniciar la recuperación tan pronto como sea posible y, desde las fases iniciales, contar con la participación del paciente y sus cuidadores.
Hay que mencionar que, por naturaleza, existe la denominada “recuperación espontánea”: es cuando el cerebro tiene la capacidad para recuperarse de los daños que ha sufrido por sí mismo. Esta recuperación, sin embargo, puede producirse en una dirección incorrecta o no ser suficiente para reducir las secuelas. Por ello es recomendable seguir siempre las indicaciones de los especialistas.
Un equipo interdisciplinario se ocupa de la recuperación de un paciente que ha sufrido un ictus. Cada uno de los profesionales interviene según la evolución de la enfermedad y las necesidades que se derivan en cada momento:
En el proceso de rehabilitación también intervienen otros profesionales, como médicos, enfermeras o técnicos ortopédicos.
En el caso de esta enfermedad que no da síntomas, lo más importante es la prevención para evitar sus complicaciones más temidas, que son las fracturas. Tanto el tratamiento como la prevención tienen que estar supervisados siempre por el médico de cabecera o especialista.
Para prevenir la osteoporosis y el riesgo de que se produzca una fractura, es recomendable seguir una dieta rica en calcio, magnesio y vitamina D: están presentes en alimentos como las legumbres, el aguacate y los frutos secos.
Si no se ingiere suficiente calcio en la dieta, puede ser necesario el consumo de suplementos. La Fundación Nacional de Osteoporosis recomienda 1000 mg por día para la mayoría de los adultos y 1200 mg por día para las mujeres mayores de 50 años o los hombres mayores de 70 años.
Es importante para ayudar al cuerpo a absorber el calcio de los alimentos que se consumen. La dosis diaria recomendada es de 400 a 800 unidades internacionales (llamadas UI) para adultos menores de 50 años y de 800 a 1000 IU para personas de 50 años o mayores. Éstas son las pautas actuales de la Fundación Nacional de Osteoporosis. Se puede necesitar una dosis diferente según el nivel de vitamina D en sangre, a veces de hasta 50.000 unidades por semana durante 12 semanas.
También existen varios fármacos con frenadores de la absorción de hueso y osteoformadores: bifosfonatos, hormona PTH, anticuerpos monoclonales, etc., que serán adaptados por un médico según las necesidades en función de las comorbilidades (que dependen del tipo de trastorno o enfermedad adicional que se padezca) y preferencias del paciente
Se recomienda realizar una actividad física moderada con algo de impacto: saltar, caminar, bailar, así como practicar otras actividades, como el yoga y el taichí, que presentan beneficios añadidos a la hora de prevenir las caídas y fracturas.
El ejercicio frena la atrofia muscular, mejora la movilidad articular, ejerce una acción directa sobre la osteogénesis y mejora la coordinación neuromuscular.
El especialista de rehabilitación es uno de los encargados de asesorar a la familia y al paciente en el tratamiento, con el resto del equipo técnico ortopédico y el fisioterapeuta del equipo del hospital que hacen el seguimiento de la evolución de esta deformidad. Existen diversos tratamientos para la escoliosis, dependiendo del tipo, la curvatura y de la edad del paciente.
La consecuencia más negativa de la escoliosis es que pueda afectar a la función pulmonar. Para evitar esto y las alteraciones estéticas se aplican diversos tratamientos.
En pacientes adolescentes y en edad de crecimiento se aplica un tratamiento conservador, cuyo objetivo es prevenir la progresión de la curva. Se hace un control de la curvatura a través de la observación y se coloca un corsé corrector si la curva progresa más de 25 grados. El corsé reduce el riesgo de progresión de la curva, corrige la deformidad y disminuye la necesidad de cirugía.
Para tratar curvas pequeñas y de bajo riesgo de progresión se recomienda la fisioterapia.
Las curvas menores de 20º no deben tratarse y las superiores a este valor angular deben cumplir una serie de requisitos:
Es importante que todo el equipo, el paciente y la familia entiendan y acepten el tratamiento, sigan los controles y entre todos ayuden al cumplimento del mismo.
Su objetivo es la corrección y mantenimiento de la curva. Otros objetivos serán mejorar el aspecto equilibrando el tronco y reduciendo al mínimo a corto y largo plazo las complicaciones. La cirugía se planteará en los siguientes casos:
En el caso que el paciente requiera tratamiento quirúrgico, el equipo de expertos cirujanos traumatólogos de la Unidad del Raquis será el encargado de continuar con el proceso.
La distonía en la infancia es progresiva y debilitante, pero puede prevenirse con un diagnóstico precoz y el uso de terapias específicas en función del defecto genético identificado. En la actualidad, se aplican varios tratamientos.
Ensayo con levodopa
En niños con distonía aislada siempre hay que realizar un ensayo con levodopa de 1 a 3 meses. Este fármaco puede revertir los síntomas por completo cuando la distonía está causada por un defecto en la síntesis de dopamina, lo que se conoce como distonía dopa-sensible.
El defecto en la síntesis de dopamina puede estar causado por alteraciones en los genes y proteínas que regulan el metabolismo de la dopamina, que es un neurotransmisor fundamental para el aprendizaje, la conducta y la función motora.
Tratamiento con toxina botulínica
La toxina botulínica es eficaz para controlar la distonía focal, que afecta a un grupo muscular en una acción concreta, como el espasmo del escribiente, que aparece en forma de calambre cuando se usa la mano para escribir, o la distonía de la marcha, que consiste en invertir la posición anómala del pie y la pierna mientras se camina.
En niños con distonía generalizada, la toxina botulínica también puede aliviar el dolor de algunos grupos musculares que están especialmente mermando la calidad de vida del paciente.
Tratamiento con diversos fármacos
Para tratar la distonía generalizada en niños se suministran diferentes fármacos para disminuir el temblor, el tono muscular y los espasmos dolorosos. Se trata de las benzodiacepinas, agonistas del GABA (baclofeno), anticolinérgicos y agonistas alfa2 adrenérgicos. En algunos pacientes con distonía paroxística, que se caracteriza por movimientos involuntarios breves y repetitivos durante la noche, se suministran antiepilépticos.
Bomba de baclofeno intratecal
Cuando los fármacos por vía oral no son suficientes se puede optar por una opción quirúrgica: la bomba de baclofeno intratecal. Este dispositivo interno o prótesis administra el medicamento baclofeno a través de un catéter en el espacio epidural (donde se encuentra el líquido que envuelve el cordón medular en la columna). Ayuda a controlar la distonía generalizada reduciendo el dolor, disminuyendo el tono muscular y los espasmos y mejorando la calidad de vida de los enfermos.
Este dispositivo se utiliza para tratar distonías secundarias o asociadas a otros problemas neurológicos (neurometabólicos, neurodegenerativos, o adquiridos por daño cerebral perinatal).
Estimulación cerebral profunda o estimulación palidal
Consiste en colocar dos electrodos en los núcleos pálidos del cerebro mediante una técnica de estereotaxia, para mejorar la funcionalidad motora y la calidad de vida. Los pacientes candidatos a estimulación palidal son aquellos con distonías primarias que no tienen lesión estructural en el sistema nervioso central.
El servicio está integrado por profesionales del Institut Català de la Salut (ICS) y profesionales del Institut de Diagnòstic per la Imatge (IDI). Empleamos las técnicas más avanzadas y contribuimos a generalizar su aplicación para mejorar la asistencia a los pacientes y la calidad de las exploraciones diagnósticas y terapéuticas.
El servicio de Radiodiagnóstico dispone de un amplio catálogo de exploraciones. Las solicitudes se analizan para determinar su adecuación y la asignación del protocolo de estudio individualizado estandarizado para cada situación clínica. Los protocolos se revisan y actualizan de forma periódica para garantizar la calidad y actualidad de los estudios que se llevan a cabo.
El Servicio de Neurocirugía asume la misión de ser un servicio de excelencia en las vertientes asistencial, docente e investigadora, con proyección internacional. Especialmente con la atención de las necesidades y preferencias de los pacientes con enfermedades del sistema nervioso que requieren un tratamiento quirúrgico.
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