Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
Según la Organización Mundial de la Salud, el pie diabético es un grupo de síndromes que afectan a los pies de los pacientes con diabetes mellitus (DM). En esta enfermedad, la neuropatía, la isquemia y la infección pueden ocasionar una destrucción del tejido del pie, lo que comporta una determinada morbilidad y una posible amputación.
Las complicaciones de la diabetes mellitus con glicemias elevadas y/o un mal control metabólico acaban provocando lesiones de pequeños vasos, como la retinopatía diabética y la nefropatía diabética, o de grandes vasos, como la arteriopatía diabética.
Esta afectación también se extiende a la sensibilidad protectora ante estímulos lesivos, y provoca signos de alteración periférica del nervio. Se puede presentar como neuropatía sensitiva, motora y autonómica.
Su forma más frecuente es la sensitivo-motora, y una de las complicaciones graves es la neuroartropatía de Charcot. Asimismo, la combinación de la neuropatía y la afectación arterial con presencia de infección en el pie se puede considerar una complicación grave.
Aunque puede empezar de una forma más severa, los principales síntomas de la diabetes son:
Y los síntomas que pueden alertar sobre el inicio del pie diabético son:
La prevalencia del pie diabético entre pacientes diagnosticados de diabetes está en torno al 15%. Entre el 40% y el 50% de los diabéticos sufrirán una úlcera, y un 20%, una amputación. Más del 50% de las amputaciones no traumáticas de extremidad inferior se llevan a cabo en diabéticos.
Clínico, analítica y cribado de detección precoz.
Sintomático y preventivo.
La prevención del pie diabético pasa por un buen control metabólico junto con un estilo de vida saludable, poniendo el cuidado de los pies en manos de los profesionales.
La educación sanitaria específica sobre la movilización en los pacientes que han recibido cirugía traumatológica es esencial para poder iniciar la rehabilitación lo antes posible y evitar, así, posibles complicaciones derivadas de la operación. Es necesario que esta educación sanitaria enfocada en la osteotomía pélvica se lleve a cabo antes y después de la cirugía.
En los meses preoperatorios se recomienda a los pacientes que sigan una dieta rica en hierro. Además, se les administrarán tres dosis de hierro endovenoso y, en algunos casos, una dosis de eritropoyetina para estimular la producción de glóbulos rojos.
A fin de que las personas pacientes dispongan de autonomía, se les enseñará a deambular en descarga (sin apoyar la pierna operada) y en carga parcial (apoyando tan solo la punta del pie) con muletas para poder, así, moverse de manera autónoma.
Después de la intervención, a los pacientes se les tomará en varias ocasiones la tensión arterial, la frecuencia cardíaca, la temperatura y se les pinchará el dedo para hacer una valoración de la anemia.
En la medida de lo posible, se intentará no hacer ninguna transfusión de sangre a los pacientes más jóvenes. Al tolerar correctamente las cifras de hemoglobina baja, este grupo de pacientes desencadena con más facilidad y sin complicaciones los mecanismos fisiológicos que tiene el cuerpo para intentar compensar el volumen de sangre perdido durante la intervención quirúrgica. Por este motivo es muy importante realizar un control intensivo de los signos vitales.
Una vez en el hospital, hay que explicar a las personas pacientes y a su familia las movilizaciones que se tienen que realizar:
Tanto el personal de enfermería como los fisioterapeutas pueden enseñar al paciente a realizar la respiración diafragmática:
Los pacientes realizarán las transferencias y la deambulación en descarga o marcha en tres tiempos, según los controles radiográficos:
El dolor se controlará mediante fármacos endovenosos los primeros días y, más adelante, orales. Con el fin de aliviar el dolor, habrá que aplicar tres veces al día frío local durante veinte minutos.
Para prevenir los tromboembolismos, los pacientes seguirán un tratamiento con heparina subcutánea. En la unidad de hospitalización el personal de enfermería les enseñarán cómo se tiene que administrar.
Educación sanitaria del paciente pediátrico con displasia de cadera.
Un control adecuado de los factores de riesgo, sumado a las recomendaciones sobre cambios en el estilo de vida, puede evitar hasta un 90 % de los casos de ictus. Estos elementos, junto a los tratamientos farmacológicos prescritos por el especialista, pueden, además, reducir el riesgo de recurrencia y de primeros episodios de otras enfermedades cardiovasculares con factores de riesgo comunes.
Estas medidas benefician también a otros aspectos de la salud si se llevan a cabo a lo largo de la vida.
La esclerosis múltiple es una enfermedad progresiva del sistema nervioso central, discapacitante, de carácter crónico y con una alta complejidad y heterogeneidad. De esta manera, necesita atención de alta especialización multidisciplinar para su diagnóstico, seguimiento y tratamiento.
Las evidencias actuales son insuficientes para hacer recomendaciones sobre la prevención de la esclerosis múltiple. No obstante, se recomienda llevar un estilo de vida saludable y hacer actividad de forma habitual. La esclerosis múltiple afecta más a las mujeres que a los hombres, suele aparecer en personas adultas jóvenes y es la segunda causa de discapacidad no traumática.
Cuando se pacta con la persona paciente el inicio de un fármaco como tratamiento de fondo o sintomático de la esclerosis múltiple:
Los síntomas de la esclerosis múltiple pueden ser muy variados, de modo que se recomienda consultar al equipo sanitario especializado cuando se sienta:
Aunque no existen evidencias científicas que permitan hacer recomendaciones concretas para prevenir o variar el curso de la enfermedad, hay una serie de consejos sobre la dieta, los hábitos y el ejercicio físico que los pacientes y, en general, toda la población, deben tener en cuenta:
También se recomienda seguir con la actividad cotidiana y mantenerse activo combinando momentos de actividad con momentos de reposo en caso de fatiga y buscando estrategias para economizar la energía.
La vitamina D adquiere una importancia relevante en su relación con la enfermedad, sobre la cual se está estudiando con intensidad. A menudo las personas afectadas presentan un déficit de esta vitamina, de modo que se recomienda tomar un suplemento de la misma, siempre bajo el criterio y el control del especialista.
La esclerosis múltiple es una enfermedad compleja y de carácter crónico, por lo que se recomienda que el entorno de la persona afectada tenga la información adecuada y amplia. También es positivo que puedan disponer del asesoramiento continuado siempre que sea necesario.
A la figura del cuidador familiar o profesional, cuando sea necesaria, puede ser útil ofrecerle formación y recomendaciones prácticas sobre temas como por ejemplo la alimentación, la higiene y la movilidad de la persona paciente.
Educación sanitaria en el diagnóstico, al inicio del tratamiento y para la movilización del paciente discapacitado.
La epidermólisis ampollosa es un grupo de enfermedades hereditarias que pueden presentarse de varias maneras, desde formas más leves hasta otras más graves: afectan a la piel y las mucosas, implican la formación de ampollas y vesículas después de traumatismos mínimos, y pueden afectar, de modo variable, a otros órganos.
Lo mejor es que tanto los pacientes como su familia y sus cuidadores reciban una educación sanitaria integral, especialmente desde el momento del diagnóstico, en los primeros días de vida del bebé, durante los que ya puede presentar lesiones de tipo cutáneo.
La educación será realizada por profesionales que tienen que prevenir su evolución y las complicaciones derivadas de esta patología desde las disciplinas siguientes:
La piel afectada por el epidermólisis ampollosa es excesivamente sensible a la mínima presión o fricción, con la consiguiente formación de ampollas. Para evitar daños, hay que tener en cuenta las recomendaciones siguientes:
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) provoca una degeneración muscular que puede afectar a la autonomía motora, la comunicación oral, la deglución y la respiración, pero mantiene intactos los sentidos, el intelecto y los músculos de los ojos. Puede incidir, por lo tanto, en los músculos respiratorios, por este motivo los cuidados respiratorios son esenciales para la calidad de vida de las personas pacientes.
Con el fin de mejorar las dificultades respiratorias de las personas pacientes se puede recurrir a la terapia ventilatoria mediante la ventilación no invasiva.
La terapia ventilatoria hace referencia al soporte a la función de respirar mediante la utilización de un ventilador, habitualmente por la noche durante el sueño, para conseguir:
La ventilación se lleva a cabo de forma no invasiva, es decir, mediante una mascarilla ajustada al paciente (nasal o nasobucal) conectada por un tubo al ventilador o respiradero.
Cuando la persona paciente necesita esta terapia, se planifica de forma personalizada el lugar y el momento de iniciarla, ambulatoriamente o con el ingreso hospitalario, de acuerdo con su consentimiento y el de la persona que la cuida.
La educación del paciente y del cuidador principal se tiene que iniciar lo antes posible, tanto desde el punto de vista del manejo de las secreciones y los cuidados que se derivan de ello, como del apoyo emocional que tienen que recibir. Eso implica que durante el ingreso del paciente o en la consulta externa, el paciente y el cuidador serán formados en:
El paciente y el cuidador se tienen que asegurar de preservar un buen estado de la vía aérea con el fin de favorecer el manejo de las secreciones. Es importante preservar la tos siempre que sea posible, pero cuando la tos no sea lo bastante eficaz se tiene que iniciar el aprendizaje de la tos asistida manual y de las ayudas mecánicas (cough assist o tos asistida mecánica). En casos puntuales también se puede utilizar un aspirador de secreciones.
Para mejorar la calidad de vida de los pacientes es importante seguir los consejos siguientes:
El ictus es un síndrome clínico caracterizado por el desarrollo rápido de signos de afectación neurológica con una duración superior a las 24 horas. De origen vascular, se considera una urgencia médica que requiere una intervención diagnóstica y terapéutica inmediata.
La persona que ha sufrido un ictus suele necesitar rehabilitación posterior pero, en general, es importante respetar su iniciativa y autonomía, aunque su ejecución sea más lenta, y evitar la sobreprotección.
Recomendaciones y cuidados para los familiares y cuidadores
Los síndromes autoinflamatorios son un grupo de enfermedades caracterizadas por episodios espontáneos, recurrentes o persistentes de inflamación multisistémica. Están causados por alteraciones de la inmunidad innata, lo que ocasiona una desregulación del sistema inmunitario. En las enfermedades autoinflamatorias, debido a diferentes mutaciones genéticas, se va a producir una hiperactividad patológica de esta estructura, lo que desencadenará una actividad inflamatoria anormal y mantenida. El número de enfermedades que incluye se ha ido incrementando desde entonces debido a los avances en genética e inmunología.
Muchas de las enfermedades incluidas en el grupo presentan como síntoma principal episodios reiterados de fiebre que desaparece espontáneamente después de unos días, para reaparecer de nuevo cíclicamente tras un intervalo de tiempo variable. La fiebre no es de origen infeccioso y, por lo tanto, no responde al tratamiento con medicamentos antibióticos o antivirales. En función del defecto genético, estas enfermedades pueden asociar una gran diversidad de otras manifestaciones, como son las cutáneas, abdominales, articulares, oculares o pulmonares.
Todas las enfermedades que forman parte del grupo son poco frecuentes y presentan una incidencia inferior a 5 casos por cada 10 000 habitantes, por lo que se consideran enfermedades raras, la mayoría debutan en la infancia o adolescencia.
Los progresos recientes en la investigación han mostrado de forma clara que algunas fiebres cuya causa no se encuentra están provocadas por un defecto genético.
En función de si existe base genética o no, se pueden clasificar en:
El diagnóstico se basa en las características clínicas del cuadro clínico de cada paciente. Los análisis de sangre son importantes en el diagnóstico de las diferentes enfermedades autoinflamatorias, ya que permiten detectar la existencia de inflamación. Estos análisis se repiten cuando el niño se encuentra asintomático para observar si se han normalizado. El análisis molecular o genético permite detectar la presencia de las mutaciones implicadas en el desarrollo de las enfermedades autoinflamatorias y se estudian en quienes se sospecha que pueden padecerlas según las características del cuadro clínico. El diagnóstico se confirma cuando el paciente evidencia ser portador de las mutaciones y, con frecuencia, es necesario estudiar también a los familiares.
El tratamiento dependerá fundamentalmente del tipo de enfermedad y de la respuesta a la terapia de elección. Por ejemplo, en la fiebre mediterránea familiar, el tratamiento de elección es la colchicina. Otros tratamientos utilizados en las diferentes enfermedades autoinflamatorias son los inhibidores de citocinas, como la IL-1 o el factor de necrosis tumoral α. Es fundamental un seguimiento estrecho del paciente para evitar que se produzcan complicaciones a largo plazo.
Este contenido ha sido diseñado y cocreado conjuntamente con las Asociaciones de pacientes "Asociación Española de Caps", "Stop FMF" y "Liga Reumatológica", conjuntamente con médicos del Servicio de Reumatología de adultos y pediátricos y la Coordinación de Atención y Participación Ciudadana.
Información practica como CSUR de enfermedades autoinflamatorias
La artritis idiopática juvenil (AIJ) es una enfermedad crónica caracterizada por la inflamación persistente de las articulaciones que se inicia antes de los 16 años.
Síntomas
Los síntomas principales son dolor, hinchazón y aumento de calor en las articulaciones, con rigidez y dificultad para la movilidad. Unas veces el comienzo es lento, insidioso y progresivo. El niño puede estar cansado o irritable si es más pequeño. Los niños más mayores pueden notar rigidez al movilizar las articulaciones cuando se levantan por la mañana. Otras veces, el comienzo es agudo y grave, con la presencia de síntomas generales como malestar general, fiebre, manchas en la piel o hinchazón de varias articulaciones.
¿A quién afecta la enfermedad?
La AIJ es una enfermedad relativamente rara que afecta a entre 1 y 2 niños de cada 1000.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la AIJ se basa en la presencia de artritis persistente y en la exclusión cuidadosa de cualquier otra enfermedad a través de la historia clínica, la exploración física y las analíticas. Se considera AIJ cuando la enfermedad comienza antes de los 16 años, los síntomas duran más de 6 semanas y se han descartado las demás enfermedades que podrían ser responsables de la artritis.
Tratamiento habitual
El tratamiento debe instaurarse de forma precoz y cada niño debe considerarse individualmente, por lo que la terapéutica va a tener distintos niveles de intensidad en función del tipo, momento y gravedad de la enfermedad. Su objetivo es cuidar el desarrollo íntegro del niño, tanto físico como psíquico, para intentar mejorar en todos los aspectos su calidad de vida. Para conseguir que no queden secuelas o estas sean mínimas, se necesita un esfuerzo continuo y una estrecha colaboración entre el niño y sus padres o familia con diferentes especialistas. Es fundamental que los padres conozcan la naturaleza de esta enfermedad; el niño lo irá comprendiendo en función de su edad.
Pruebas más habituales
En el momento del diagnóstico, son útiles ciertas pruebas analíticas, junto con exploraciones de las articulaciones y revisiones oculares para definir mejor el tipo de AIJ e identificar a los pacientes en riesgo de desarrollar complicaciones específicas, como iridociclitis crónica. El factor reumatoide (FR) es prueba analítica que detecta un autoanticuerpo que, si da positivo y se encuentra de forma persistente en una alta concentración, indica un subtipo de AIJ.
Los anticuerpos antinucleares (ANA) suelen dar positivo en las pruebas en pacientes con AIJ oligoarticular de inicio temprano. Esta población de pacientes con AIJ tiene un mayor riesgo de desarrollar iridociclitis crónica y, por tanto, se les deben programar exploraciones oculares con una lámpara de hendidura (cada tres meses).
El HLA-B27 es un marcador celular que es positivo hasta en el 80 % de los pacientes con artritis asociada a entesitis. En cambio, solo es positivo en el 5%-8 % de las personas sanas.
Son útiles otras exploraciones, como la velocidad de sedimentación globular (VSG) o la proteína C reactiva (PCR), que miden el grado de inflamación general. Sin embargo, las decisiones de diagnóstico y tratamiento se basan más en las manifestaciones clínicas que en las pruebas analíticas. En función del tratamiento, los pacientes pueden necesitar análisis periódicos (como hemogramas, análisis de la función hepática, análisis de orina) para comprobar la presencia de efectos secundarios del tratamiento y evaluar una posible toxicidad farmacológica que pueda no presentar síntomas.
La inflamación en la articulación se evalúa principalmente por la exploración clínica y algunas veces mediante estudios de imagen, como las ecografías. Las radiografías periódicas o las resonancias magnéticas (RM) pueden ser útiles para evaluar la salud y el crecimiento óseos y adaptar así el tratamiento.
Associació Espanyola de Febre Mediterrània Familiar i Síndromes Autoinflamatoris
FEDER
Lliga Reumatològica Catalana
Los sarcomas son un tipo poco frecuente de cáncer que supone únicamente el 1-2% de todos los tumores en el adulto. Es también una entidad compleja, ya que existen más de 70 tipos distintos, con diferencias en cuanto al diagnóstico, pronóstico y tratamiento. Por ello, es necesario que los pacientes con sarcomas sean valorados en comités multidisciplinares con amplia experiencia en esta patología.
Los sarcomas son un conjunto de tumores raros que proceden de las partes blandas del cuerpo, o también del hueso.
Las partes blandas incluyen tejidos como los músculos, los nervios, los vasos o la grasa. Estos tejidos pueden estar también formando parte de los órganos.
La poca frecuencia de los sarcomas conlleva una individualización necesaria del manejo clínico y del tratamiento de estos pacientes, lo que generalmente involucra decisiones compartidas entre varios profesionales expertos en esta patología y los propios pacientes.
El diagnóstico correcto de un sarcoma y del tipo concreto de sarcoma es el primer paso crítico que dar, ya que de esto dependerá el manejo clínico del paciente y una información precisa sobre la naturaleza de su enfermedad.
A diferencia de muchos cánceres, los sarcomas no suelen causar síntomas en etapas tempranas del crecimiento. Esto se debe a que se desarrollan en áreas del cuerpo en las que pueden crecer empujando estructuras y órganos de forma progresiva.
El primer síntoma puede ser un bulto indoloro. La mayor parte de los bultos son benignos, pero si crece rápido, duele, es profundo y/o mide más de 5 centímetros, es más posible que pueda tratarse de un sarcoma. En otras ocasiones, los síntomas pueden venir derivados de una compresión excesiva de diferentes tejidos y órganos del cuerpo.
No hay un desencadenante claro de un sarcoma. Ciertos síndromes genéticos hereditarios pueden predisponer a una persona a tener más posibilidades de desarrollar algún tipo de sarcoma, como el síndrome de Li-Fraumeni, la neurofibromatosis o la poliposis colónica familiar.
Uno de los pasos más importantes es confirmar la sospecha clínica de sarcoma y determinar de qué tipo específico de sarcoma se trata. Para ello se requiere obtener, a través de una biopsia, un fragmento de tumor y estudiarlo en Anatomía Patológica.
En algunas ocasiones se realiza el diagnóstico mediante el uso de técnicas moleculares y se complementa con pruebas radiológicas como radiografías, tomografía axial computarizada (TC), resonancia magnética nuclear (RMN) o TC-PET.
El tratamiento de todos los pacientes con sarcoma es siempre consensuado en comités multidisciplinares, donde se reúnen expertos en sarcomas de diversos servicios de nuestro centro: Oncología Médica, Oncología Radioterápica, Traumatología, Cirugía General, Radiología y Anatomía Patológica. Dado que los sarcomas pueden emerger de cualquier parte del cuerpo, otros especialistas también participan ocasionalmente.
El tratamiento de los pacientes con sarcoma puede incluir:
El procedimiento más adecuado depende de varios tipos de factores, además del tipo concreto de sarcoma. Las terapias dirigidas y la inmunoterapia tienen un papel muy importante en ciertos tipos de sarcoma. Por último, existen también ensayos clínicos que experimentan con nuevas terapias.
Lo más habitual son pruebas radiológicas como las descritas anteriormente (radiografías, TC, RMN o PET-TC).
Al no haber una causa concreta que origine los sarcomas, en la mayor parte de los casos no hay medidas concretas que tomar, más que las habituales sobre hábitos de vida saludables recomendadas por la Organización Mundial de la Salud.
Los pacientes con síndromes genéticos hereditarios sí que tienen la recomendación de realizar seguimiento en unidades especializadas.
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