La falta de electricidad, a consecuencia de un incendio, pone a prueba la capacidad de respuesta del Hospital
El 21 de septiembre de 2007, un incendio en la instalación eléctrica del Hospital Vall d’Hebron dejó a oscuras el complejo sanitario. Fue una situación estresante, pero la implicación de todo el personal permitió al centro seguir funcionando hasta que se recuperó el suministro eléctrico.
De madrugada, se produjo una gran explosión, seguida de varias réplicas, a consecuencia de un derrame mientras se llenaban con gasóleo los depósitos de los generadores de electricidad. Durante casi 3 horas, los bomberos lucharon por apagar el incendio, pero aun así el fuego destruyó los generadores y dejó sin suministro a la mayor parte del Hospital.
Era una situación totalmente imprevista, ya que el centro, como todos los hospitales, disponía de fuentes alternativas de iluminación y potencia eléctrica para no notar un eventual apagón. Pero esa madrugada fueron esas fuentes alternativas las que explotaron y se quemaron.
Aquella situación puso a prueba la capacidad de resolución de muchos profesionales del Hospital. Más que nunca, era necesario trabajar en equipo para que todo siguiera funcionando. Se hizo una compra masiva de linternas, farolillos, todo lo que pudiera iluminar las instalaciones, y se organizó una cadena de montaje para poner pilas y distribuir las luces por las escaleras. Los profesionales sanitarios circulaban por las plantas con linternas. Los profesionales de la UCI tuvieron que ventilar manualmente a los pacientes hasta que llegó el primer generador. Los trabajadores de la cocina tuvieron que modificar el menú y subir las ollas y cacerolas por las escaleras... Fueron unas horas muy estresantes, que pusieron a prueba a todo el mundo, personal sanitario y no sanitario, y salieron airosos, lo que demostró que, en un momento crítico, todo el mundo dio lo mejor de sí para superar la situación.
A lo largo del día se fue restableciendo el suministro eléctrico y recuperando progresivamente la normalidad. La llegada de generadores de apoyo permitió reanudar la actividad normal hasta que se pudieron reparar los daños causados.