Meningitis
La meningitis es la inflamación de las meninges, que son las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Generalmente viene causada por una infección, ya sea por bacterias, virus u hongos.
La meningitis también puede ser el resultado de varias causas no infecciosas como traumatismos o tumores.
¿Cómo actúa la meningitis?
Hay dos tipos de meningitis:
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La meningitis bacteriana es una enfermedad grave que necesita una atención médica inmediata. Tres microorganismos son los causantes de la enfermedad. Tienen como hábitat natural la faringe, donde residen como comensales. La enfermedad, que puede tener una progresión muy rápida, se produce cuando estos microorganismos invaden el torrente sanguíneo. La meningitis bacteriana se transmite mediante el intercambio de secreciones respiratorias, por ejemplo cuando tosemos o por medio de los besos. Si las personas viven en el mismo hogar, también es probable que se contagien.
- La meningitis infecciosa o vírica es la causada por bacterias o virus. Es el tipo de meningitis más común y es menos grave que la bacteriana. Los virus que están asociados de forma más habitual a esta enfermedad en nuestro medio son los enterovirus: los del herpes simple tipo 1 y 2, el de la varicela zóster y el de la parotiditis. La evolución de la meningitis vírica es aguda, benigna y generalmente no deja secuelas.
Los síntomas
Los síntomas más comunes son:
- fiebre alta que aparece de manera repentina
- dolor de cabeza intenso
- dolor al mover el cuello
La meningitis también puede comportar náuseas y vómitos, sensibilidad a la luz intensa, somnolencia, estado de coma o convulsiones.
Los síntomas iniciales de la meningitis bacteriana y vírica son similares. Pero la meningitis bacteriana, generalmente, es grave y puede causar complicaciones serias, como daño cerebral o discapacidades en el aprendizaje.
En la meningitis bacteriana, el paso de la bacteria a la sangre puede dar lugar a otra enfermedad grave, la septicemia, que es la reacción generalizada del cuerpo ante una infección y puede tener diferentes consecuencias, como:
- alteraciones en la presión arterial
- alteraciones en la coagulación de la sangre
- daño en los tejidos
- fallo del funcionamiento de varios órganos
En los casos más graves, puede llegar a ser mortal. En este caso, un síntoma de alarma es la aparición de pequeñas manchas en la piel.
¿A quién afecta la meningitis?
La meningitis bacteriana se puede sufrir a cualquier edad, pero los grupos con mayor riesgo son las personas mayores y los niños. Su epidemiología ha cambiado de forma importante en las dos últimas décadas con la introducción de las vacunas conjugadas en los calendarios de vacunación infantil.
Mientras que el meningococo es la primera causa de meningitis bacteriana en el mundo, en nuestro país la enfermedad meningocócica es endémica, con una incidencia anual inferior a los 5 casos cada 100.000 habitantes. La meningitis meningocócica puede llegar a comportar la muerte en entre un 3 y un 15 % de los casos.
Con respecto a los virus que causan la enfermedad, hay algunos que están dispersados por todo el mundo y otros que solo viven en unas zonas geográficas concretas.
El diagnóstico
Ante la sospecha de un caso de meningitis, se analizan muestras de sangre y de líquido cefalorraquídeo, el líquido que rodea la médula espinal y el cerebro, que se obtiene mediante una punción lumbar. El análisis ayudará a confirmar la enfermedad y conocer el microorganismo que lo está causando.
El tratamiento habitual
La mayoría de los casos de meningitis infecciosa o vírica mejoran sin tratamiento en siete o diez días. Sin embargo, es muy importante que todas las personas con síntomas de meningitis reciban atención médica inmediata para hacer un correcto diagnóstico de la enfermedad, determinar el tipo de meningitis y poder recibir el tratamiento adecuado.
En la meningitis bacteriana se tiene que administrar un tratamiento antibiótico por vía intravenosa tan pronto como sea posible. También se pueden utilizar antiinflamatorios para tratar las complicaciones que puedan aparecer.