Lumbalgia
La zona lumbar de la espalda es la que soporta el peso de la parte superior del cuerpo y permite la movilidad del tronco en flexoextensión. La mayoría de los dolores lumbares son consecuencia de lesiones musculares o que afectan a los ligamentos, articulaciones o discos.
El dolor lumbar es el que se sitúa en la parte inferior de la espalda y que puede o no asociarse a dolor irradiado a las extremidades inferiores, con o sin sensación de adormecimiento.
La mayoría de las veces, el dolor lumbar agudo se produce por una causa muscular o ligamentosa y es autolimitado, aunque no por ello menos incapacitante. Casi siempre está provocado por lesiones musculares o que afectan a los ligamentos, articulaciones o discos.

Se define dolor lumbar crónico como el que persiste durante más de tres meses, y supone una de las causas más frecuentes y costosas de problemas musculoesqueléticos en la sociedad moderna. Se ha descrito que hasta un 80 % de la población adulta sufrirá de dolor lumbar en algún momento de su vida. Entre las causas más comunes de dolor lumbar crónico se encuentran la enfermedad discal degenerativa, artrosis lumbar, espondilolistesis, disfunción facetaria, hernia discal, estenosis de canal lumbar, secuelas de traumatismos, deformidad, etc.
Síntomas
Dolor en la zona baja de la espalda, generalmente de características mecánicas.
¿A quién afecta la enfermedad?
Puede afectar hasta a un 80 % de la población. Generalmente, cuando se trata de población joven, la causa es traumático-inflamatoria, mientras que en la población de edad avanzada la causa suele ser degenerativa.
Diagnóstico
La historia clínica y la exploración física del paciente son las herramientas principales para el diagnóstico. Las pruebas de imagen lo complementan y ayudan en el momento de plantear tratamientos invasivos.
Tratamiento habitual
Reposo relativo, calor local, medicación y modificación de la actividad. Una vez superado el episodio doloroso agudo, se plantea el tratamiento de rehabilitación con fisioterapia y escuela de espalda. Existen casos en los que las causas del dolor tienen una indicación quirúrgica, por lo que, tras agotar las posibilidades terapéuticas conservadoras, se interviene.
Pruebas más habituales
Radiografías, tomografía y resonancia magnética.