Epilepsia
Es una enfermedad cerebral crónica que puede afectar a personas de cualquier edad. Se caracteriza por convulsiones recurrentes provocadas por descargas eléctricas excesivas de grupos de células cerebrales. Las consecuencias pueden ser neurológicas, cognitivas, psicológicas y sociales.
La epilepsia fue definida en 2005 como “un desorden del cerebro que se caracteriza por una predisposición permanente a generar crisis epilépticas”. De esta manera, se diagnostica epilepsia cuando los pacientes sufren dos crisis o más, separadas por un espacio de tiempo que va desde las 24 horas hasta los 10 años.
¿Cómo actúa la epilepsia?
La epilepsia causa episodios breves de ausencias, movimientos involuntarios, succiones, pérdida de conciencia, etcétera. Tienen su origen en una zona del cerebro (crisis focales) o en su totalidad (crisis generalizadas). A veces, van acompañadas de pérdida de la conciencia y/o del control de los esfínteres. Tienen una frecuencia que puede variar desde una a lo largo de diez años hasta varias al día.
- La crisis epiléptica focal tiene su origen en las redes neuronales de un solo hemisferio del cerebro. En ocasiones puede propagarse y afectar al otro hemisferio para así convertirse en generalizada.
- La crisis epiléptica generalizada se origina en algún punto de las redes neuronales y las descargas eléctricas se hacen de forma rápida y bilateral, es decir, en los dos hemisferios cerebrales.
Los síntomas
Las crisis (ausencias, contracción muscular, etcétera) son los síntomas fundamentales y varían según el lugar del cerebro donde se inicie la crisis epiléptica.
En las crisis tonicoclónicas generalizadas (CTCG), por ejemplo, es frecuente observar la aparición de temblores, contracción muscular, sacudidas, etcétera. Son las denominadas mioclonías, simétricas o asimétricas, con la desviación de los ojos. Posteriormente, suelen ir acompañadas de un espasmo con un cierre brusco de la boca, expiración forzada y grito epiléptico.
¿A quién afecta la epilepsia?
La epilepsia es una enfermedad que afecta a toda la población, independientemente de su edad, desde antes de nacer hasta personas de más de 90 años. Se estima que tiene una prevalencia de 8 de cada 1.000 personas.
Factores asociados:
- Procesos infecciosos o víricos (meningitis)
- Traumatismos craneoencefálicos
- Tumores
- Ictus, etcétera
En algunos casos, la causa de la epilepsia puede ser desconocida, es decir que, aunque hay un foco de actividad epiléptica en el cerebro, las tecnologías actuales no permiten descubrir la causa que las genera. La epilepsia también puede ser genética.
Es la segunda enfermedad neurológica –después del ictus– más atendida en urgencias. Se estima que cada año unos 3.000 pacientes se visitan en nuestro centro. Un 3 % de la población acudirá alguna vez en su vida a un centro sanitario para descartar que los síntomas que tiene sean epilepsia.
El diagnóstico
Para hacer el diagnóstico tenemos que realizar:
- Anamnesis, que incluye antecedentes personales y familiares
- Exploración clínica: inspección general, exploración cardiovascular (electrocardiograma)
- Examen del estado psíquico
- Analítica general en la sangre, la orina y el líquido cefalorraquídeo (LCR)
- Tests genéticos
- Estudios de encefalografía y videoencefalografía
- Neuroimagen craneal (TAC o RM)
- Tests neuropsicológicos
El tratamiento habitual
- Fármacos: hay un amplio abanico de fármacos antiepilépticos eficaces.
- Ensayos clínicos: con nuevas moléculas, destinadas al 30 % de los pacientes que no responde al tratamiento farmacológico actual.
- Cirugía de la epilepsia: para aquellos pacientes con una epilepsia sintomática, en la que la lesión es fácilmente identificable.
La prevención
Se recomienda evitar todo tipo de situaciones que puedan generar:
- Traumatismos craneoencefálicos
- Anoxia connatal
- Enfermedades infecciosas (como la tuberculosis o la meningitis)
- Prevención secundaria del ictus
Cuando nos encontramos ante una crisis, se tienen que hacer una serie de recomendaciones para evitar posibles daños en la persona que la sufre.