Cefalea
Cefalea es sinónimo de dolor de cabeza, es decir, el síntoma que consiste en presentar dolor en cualquier área de la cabeza o la cara. Es muy habitual, y es que prácticamente todo el mundo sufrirá cefalea en algún momento de la vida. Las causas de la cefalea son múltiples, desde enfermedades o hechos triviales (como la cefalea atribuida a una rinosinusitis o al consumo de sustancias como el alcohol), enfermedades que generan cefalea de forma recurrente (como la migraña o neuralgia) o enfermedades graves que pueden poner en riesgo la vida de la persona (como la hemorragia cerebral o la meningitis).

La cefalea no es una enfermedad, sino un síntoma de otras enfermedades, habitualmente neurológicas o alteraciones de estructuras craneales (musculatura, huesos, piezas dentales, senos paranasales, etc.), que provocan una activación de los receptores de dolor que dependen del nervio trigémino o las primeras raíces nerviosas cervicales.
A pesar de que la gran mayoría de las personas presentarán cefalea de forma puntual y leve, en algunos casos, el mismo dolor de cabeza y el resto de los síntomas de las enfermedades que lo causan pueden interferir de forma grave en las actividades habituales de la vida generando discapacidad y una importante disminución de la calidad de vida. Esta combinación de alta prevalencia, junto con la gran diversidad de sus causas, algunas de ellas potencialmente discapacitantes, hace de la evaluación del paciente con cefalea un reto clínico.
Los síntomas
La cefalea se define por presentar dolor en cualquier área de la cabeza o la cara. Cuando se evalúa a una persona que presenta cefalea es importante poder especificar las características del dolor, estas incluyen:
- Localización: hemicraneal (media cabeza), holocranial (toda la cabeza), frontal, temporal, occipital, facial, etc.
- Carácter: punzante, opresiva, latente, quemado, eléctrica, etc.
- Severidad: leve, moderada, intensa, muy intensa.
- Duración de los episodios: segundos, minutos, horas, días, constante.
- Forma de inicio y evolución.
- Frecuencia y temporalidad de la aparición de los episodios.
- Factores que mejoran o empeoran el dolor cómo determinadas posturas o maniobras como los movimientos cervicales, estímulos táctiles en determinados puntos, comida, habla o cepillarse los dientes.
Además de las características del dolor, es especialmente importante saber qué otros síntomas acompañan al dolor, puesto que nos dan mucha información sobre las posibles causas del dolor de cabeza:
- Fiebre o rigidez cervical pueden indicar infecciones del sistema nervioso.
- Síntomas neurológicos como pérdida de visión, fuerza o sensibilidad o alteraciones repentinas del habla pueden indicar enfermedades cerebrales como el ictus o la migraña.
- Sensibilidad a los estímulos como la luz, ruido u olores son habituales en la migraña.
- Las náuseas o los vómitos son frecuentes en la migraña, pero también pueden aparecer en pacientes con lesiones cerebrales o hidrocefalia.
- El lagrimeo, moqueo u ojo rojo durante el dolor son típicas de las cefaleas trigeminoautonómicas como la cefalea en agrupamientos o clúster
¿A quién afecta la enfermedad?
La mayoría de las personas tendrán dolor de cabeza en algún momento de su vida y es un síntoma que puede presentar en cualquier etapa, desde la infancia hasta en la edad avanzada. La migraña y la cefalea de tensión son las causas más frecuentes de la cefalea y afectan especialmente a mujeres de entre 15 y 55 años, siendo la tercera causa de discapacidad en los adultos jóvenes (menores de 50 años).
Los niños y adolescentes también pueden tener dolor de cabeza. Los niños tienen los mismos tipos de dolores de cabeza que los adultos, pero sus síntomas pueden ser un poco diferentes, hecho que puede dificultar identificar el tipo de dolor de cabeza.
El diagnóstico
Las cefaleas se dividen en 3 grupos:
- Cefaleas primarias: son enfermedades en las cuales su síntoma principal es el dolor de cabeza, que aparece de forma recurrente. Son ejemplos la migraña, cefalea de tensión o las cefaleas trigeminoautonómicas. Es la causa más frecuente de cefalea y habitualmente no se encuentran alteraciones en las pruebas de rutina.
- Cefaleas secundarias: causadas por otras enfermedades que provocan cefalea, entre otros síntomas. Son ejemplos la cefalea atribuida a un traumatismo craneal, enfermedades cerebrovasculares como el ictus isquémico o hemorrágico, problemas de la presión del líquido cefalorraquídeo o por los efectos de sustancias o fármacos.
- Neuralgias o neuropatías dolorosas: como la neuralgia del trigémino, que se producen por lesiones en los nervios craneales.
La mayoría de las personas que presentan dolor de cabeza, sobre todo aquellos que han presentado varios episodios a lo largo de la vida, el diagnóstico se realizará a través de la entrevista clínica y la exploración física y, la mayoría a veces, no se necesitará la realización de pruebas. La forma de presentación de los episodios de dolor de cabeza es la clave para poder hacer el diagnóstico correcto.
Ante un primer episodio de cefalea, sobre todo si es repentina o bien se acompaña de signos de alarma (p. ej. fiebre, rigidez cervical o síntomas neurológicos) habrá que descartar que se trate de una cefalea secundaria grave. En estos casos será especialmente importante realizar analíticas de sangre, líquido cefalorraquídeo y pruebas de imagen cerebral como el TC o la resonancia magnética.
El tratamiento habitual
Existen dos tipos de tratamiento. El tratamiento del dolor habitualmente se realiza con fármacos analgésicos o antiinflamatorios que se ajustará según la respuesta o tolerancia del paciente. Además, en los casos de cefalea secundaria será importante hacer el tratamiento de su causa. Es importante saber que en el caso de presentar dolor de cabeza de forma frecuente, entendimiento como varios días en el mes, el uso frecuente de analgésicos puede ser perjudicial y hay que evaluar bien la frecuencia con calendarios para iniciar tratamientos preventivos, que tienen por objetivo disminuir la frecuencia e intensidad de la cefalea frecuente.
Las pruebas más habituales
La mayoría de la información necesaria para el diagnóstico se obtiene de la entrevista clínica y la exploración física y, por lo tanto, la mayoría de pacientes con cefalea, especialmente aquellos que presentan episodios de dolor de cabeza de larga evolución, no necesitarán pruebas complementarias específicas para su diagnóstico. La necesidad de exploraciones complementarias como analítica sanguínea, neuroimagen (TAC o resonancia) cerebral o medular, punción lumbar por análisis del líquido cefalorraquídeo o pruebas vasculares están indicadas en aquellos pacientes que presenten los llamados “signos de alarma” que incluyen:
- Inicio repentino.
- Empeoramiento progresivo.
- Inicio durante la gestación o postparto.
- Inicio en mayores de 50 años.
- Alteración del nivel de consciencia o síntomas neurológicos.
- Asociada a síntomas como fiebre, rigidez cervical, pérdida de peso.
- Asociada a enfermedades sistémicas (cáncer, infección por VIH, infección sistémica, alteraciones de la coagulación).
- Desencadenada por cambios posturales.
- Desencadenada por tos o actividad física.
- Papiledema (alteración en el fondo del ojo).
Prevención
Las estrategias preventivas serán especialmente importantes en aquellas personas con dolor de cabeza recurrente como la migraña o cefalea de tensión, para minimizar los factores que pueden facilitar que aparezca la cefalea de forma frecuente. Es especialmente importante tener rutinas regulares, realizar una correcta higiene de sueño y ejercicio regular. También serán importantes aquellas medidas para evitar la sobrecarga de la musculatura cervical o craneal; o estrategias para minimizar el estrés y los trastornos del ánimo.
Fecha de modificación: 09.03.2023, 11:46