Artritis reumatoide
La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica, con afectación principalmente articular, aunque puede comprometer otros órganos. Hay un componente genético, pero se desconoce la causa.
Se manifiesta principalmente como dolor e inflamación de las articulaciones (manos, pies, hombros, rodillas...) y rigidez matutina. Puede ir acompañada de fiebre, malestar general o fatiga.
La artritis reumatoide sin tratamiento puede acabar produciendo deterioro y deformidad de las articulaciones afectadas, lo que ocasiona importantes incapacidades. No obstante, el diagnóstico precoz y la cantidad de fármacos de los que disponemos hoy en día han significado que la mayoría de pacientes con artritis reumatoide puedan llevar una vida prácticamente normal. Para una buena evolución de la artritis reumatoide es muy importante hacer un diagnóstico precoz y empezar el tratamiento lo antes posible, ya que los primeros años en los que se presenta la enfermedad son cruciales para mejorar el pronóstico y la evolución de estos pacientes.
Síntomas
La sintomatología más frecuente es dolor e inflamación de las articulaciones. Las articulaciones que se ven afectadas más a menudo son los nudillos de las manos, las muñecas y los pies, pero la enfermedad también puede afectar a cualquiera de las otras articulaciones del cuerpo (codos, hombros, caderas, rodillas...) y es típico que se asocie a rigidez matutina. Las articulaciones de la columna vertebral no suelen verse afectadas, y cuando lo hacen es en la zona del cuello (afectación cervical).
Aparte de los síntomas en las articulaciones, la artritis reumatoide puede presentar otros síntomas o afectar a otros órganos.
- Afectación del estado general en forma de cansancio, pérdida de peso o fiebre leve.
- Aparición de nódulos que se denominan nódulos reumatoides. Se trata de nódulos que pueden salir en las zonas de las articulaciones (codos, dedos de las manos...) o, con mucha menor frecuencia, en órganos internos, como los pulmones.
- Cuando la artritis reumatoide afecta al pulmón lo puede hacer de diferentes maneras. Puede afectar a la membrana que rodea los pulmones (pleura) o al mismo pulmón (neumonitis). La afectación de la pleura suele ser leve y dar poca sintomatología al paciente, mientras que la neumonitis, aunque es poco frecuente, puede ser más grave y se suele presentar como dificultad para respirar, ahogo y tos seca. Los pacientes fumadores tienen más riesgo de que la artritis reumatoide les afecte al pulmón.
- Es poco frecuente que la artritis afecte al corazón, pero cuando lo hace puede producir inflamación de la membrana que lo recubre (pericarditis) o arritmias.
- Finalmente, cuando la enfermedad es muy grave y no está controlada, puede aparecer también inflamación en los ojos (episcleritis), nervios (mononeuritis) o riñón.
- Junto con la artritis reumatoide, se puede manifestar una enfermedad que produce inflamación de las glándulas del cuerpo que aportan lubrificación, como las glándulas de las lágrimas (lacrimales) y de la saliva (salivales). Esta enfermedad se llama síndrome de Sjögren y se caracteriza por la presencia de sequedad ocular (sensación de «arenilla» en los ojos), sequedad bucal, vaginal y de la piel.
Por otra parte, los pacientes con artritis reumatoide pueden presentar otras enfermedades asociadas con mayor frecuencia que la gente que no sufre artritis. Hay un riesgo más elevado de sufrir osteoporosis (descalcificación de los huesos) y tener problemas cardiovasculares, como infartos de miocardio o ictus. Por este motivo, en las y los pacientes con artritis reumatoide es especialmente importante controlar otros factores que la pueden agravar, como el colesterol, la diabetes, la hipertensión arterial, el tabaquismo y la obesidad.
¿A quién afecta la enfermedad?
Puede afectar a cualquier persona, de cualquier raza, en cualquier lugar del mundo, pero afecta más a las mujeres que a los hombres (aproximadamente tres mujeres por cada hombre) y con edad comprendida entre los 40 y los 60 años.
Se desconoce la causa de la enfermedad. Se sabe que en su aparición intervienen distintos componentes:
- Es un proceso autoinmunitario. Es decir, en el caso de la artritis reumatoide, el sistema que en condiciones normales se encarga de defender el organismo de agentes externos ataca a las articulaciones y provoca que se inflamen.
- Hay una predisposición genética. Los familiares de una persona con artritis reumatoide tienen más probabilidades de sufrirla, aunque esta probabilidad es baja.
- Afectación hormonal. El hecho de que aparezca más en mujeres que en hombres hace pensar en la importancia del componente hormonal.
- Algunos factores ambientales pueden tener un papel importante en la aparición de la enfermedad. El más conocido hasta ahora es el tabaquismo.
Por tanto, la artritis reumatoide aparece cuando confluyen varias de las circunstancias anteriores. Alteraciones en el sistema inmunitario que se producen en personas genéticamente predispuestas y que se pueden sumar a factores hormonales o ambientales. Se desconoce con exactitud cómo se desarrolla este proceso.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad se hace de manera global teniendo en cuenta los síntomas que refiere el paciente, la exploración física, los resultados analíticos y de las radiografías. Cabe tener en cuenta que no hay ninguna analítica ni ninguna otra prueba que diagnostique la artritis reumatoide de manera independiente; siempre es necesaria una valoración médica de toda la situación en conjunto por parte del especialista en reumatología.
Los síntomas que detalla el o la paciente suelen ser los que hemos comentado en el apartado de síntomas, y en la exploración física habitualmente se observa dolor, inflamación y limitación en una o varias articulaciones, que se suelen ver afectadas de manera simétrica.
En los análisis, con frecuencia se observa un aumento de los marcadores de inflamación, como son la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C reactiva (PCR). También puede aparecer anemia leve.
El factor reumatoide (FR) es una prueba analítica que es positiva en el 70 % u 80 % de los pacientes con artritis reumatoide, pero cabe remarcar que hasta un 30 % de las personas sanas sin artritis también pueden dar positivo. Por tanto, el hecho de tener este factor positivo no implica definitivamente que se sufra la enfermedad.
En el caso de los anticuerpos antipéptidos citrulinados (ACPA), son más específicos de la artritis reumatoide. Eso quiere decir que, en una persona que tiene artritis, el resultado positivo prácticamente asegura el diagnóstico, mientras que, si salen negativos, no se descarta la enfermedad, ya que hasta un 40 % de los pacientes con artritis reumatoide presentan un resultado negativo.
Tratamiento habitual
La base fundamental del tratamiento son los fármacos que denominamos fármacos modificadores de la enfermedad (FAME). Estos fármacos actúan sobre las células y moléculas que participan en el proceso de la enfermedad y consiguen cambiar su evolución natural. Los dividimos en tres grupos: tradicionales, biológicos y sintéticos.
- Los FAME tradicionales son el tratamiento principal de la artritis reumatoide desde hace muchos años. El fármaco más utilizado de este grupo es el metotrexato, pero también se incluyen la leflunomida, la salazopirina y la hidroxicloroquina. Estos fármacos consiguen reducir o suprimir la actividad inflamatoria de la enfermedad y mejorar los síntomas del paciente. Su acción es lenta y se necesitan unas cuantas semanas de tratamiento para que sean eficaces.
- Los FAME biológicos aparecieron en la década del 2000 y han significado un importante avance en el tratamiento de la artritis. Son anticuerpos monoclonales o proteínas que bloquean o inhiben alguna molécula que interviene en el proceso de la artritis. Al tratarse de proteínas, no pueden administrarse por vía oral y debe hacerse por vía intravenosa o subcutánea. Dentro de este grupo, disponemos del adalimumab, etanercept, infliximab, certolizumab, golimumab, anakinra, tocilizumab, sarilumab, abatacept y rituximab.
- Los FAME sintéticos han aparecido hace poco y su principal ventaja es que se pueden administrar en comprimidos. Son igualmente eficaces y actúan inhibiendo las moléculas específicas de la cascada de la inflamación en la artritis. Entre los fármacos autorizados tenemos el tofacitinib, el baricitinib y el upadacitinib. En los próximos meses dispondremos también del filgotinib.
Aparte de los FAME, otra parte importante del manejo de la artritis son los tratamientos sintomáticos. Incluyen los analgésicos y antiinflamatorios convencionales, que suelen recetarse para complementar los FAME en periodos en que la enfermedad se reactiva o mientras estos hacen efecto. Actúan rápidamente, pero su efecto dura poco y desaparece al cabo de pocas horas de haber tomado la dosis.
Dentro de este grupo también se incluyen los corticosteroides, que son los fármacos más eficaces para controlar la inflamación articular de manera rápida. Se pueden administrar por vía oral o mediante infiltraciones en las articulaciones inflamadas.
Prevención
Desgraciadamente, no hay ninguna acción concreta para prevenir la aparición de la artritis reumatoide. No obstante, dado que se sabe que el tabaquismo es el único factor ambiental que puede contribuir a la aparición y al empeoramiento del pronóstico de la artritis, se recomienda evitar este hábito de forma general en toda la población, y en concreto en a los y las pacientes con riesgo de artritis.
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Fecha de modificación: 01.12.2022, 10:29