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La cuantificación de la microbiota intestinal, combinada con datos clínicos, sería útil para facilitar el diagnóstico correcto de los y las pacientes y ofrecerles el tratamiento adecuado para su patología y también para prevenir la aparición de brotes.
La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son dos de las enfermedades inflamatorias intestinales más comunes, cuyo diagnóstico puede confundirse por las similitudes en sus síntomas (diarrea, sangrado rectal, dolor abdominal, pérdida de peso…). Los resultados de un estudio del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) han mostrado que los pacientes con enfermedad de Crohn tienen una cantidad diferente de bacterias y hongos que forman parte de la microbiota intestinal en comparación a los que tienen colitis ulcerosa. Esta cantidad está alterada también respecto a las personas sanas. Así, cuantificar la microbiota intestinal sería útil para facilitar el diagnóstico correcto de los pacientes y ofrecerles el tratamiento adecuado para su patología. Estos hallazgos han sido publicados en la revista mSystems.
La microbiota intestinal consiste en un conjunto de microorganismos que viven en el tubo digestivo, incluyendo bacterias y algunos hongos, aunque estos últimos se encuentran en menor cantidad. Los investigadores del estudio han analizado la cantidad de estos microorganismos en 294 muestras de heces de pacientes con enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa, familiares sanos de pacientes, así como de personas sanas sin familiares con enfermedad inflamatoria intestinal. Los resultados de Vall d’Hebron fueron validados con muestras de pacientes del Hospital Universitario de Leuven, en Bélgica.
Los análisis muestran que los pacientes con enfermedad de Crohn tienen menos bacterias que las personas sanas, mientras que en colitis ulcerosa hay también una disminución en el número de bacterias, pero un aumento en el número de hongos. Además, se ha observado que cuando un paciente con colitis ulcerosa presenta un brote, se incrementa todavía más la carga de hongos. “Combinando la información sobre la microbiota con los datos clínicos de los pacientes (resultados en pruebas médicas, índice de masa corporal, hábitos de vida, etc.) tendremos una gran capacidad para discriminar entre enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa. Ayudará, por lo tanto, al diagnóstico de la enfermedad y también a predecir si se va a producir un brote”, destaca la Dra. Chaysavanh Manichanh, responsable de la línea de investigación de Microbiota Intestinal del grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del VHIR.
Este cambio en la abundancia de microorganismos se observa también en familiares sanos de los pacientes, aunque la diferencia es menor que en los pacientes. Los autores del estudio explican que esta tendencia puede deberse a causas genéticas o al hecho de compartir el lugar de residencia y tener estilos de vida y alimentación similares a su familiar. Esto podría indicar una cierta predisposición a la enfermedad, aunque no necesariamente la desarrollarán en el futuro. “No conocemos todavía si los cambios en la microbiota son causa o consecuencia de la enfermedad inflamatoria intestinal. Probablemente en el desarrollo de la enfermedad participan muchos factores, entre ellos, factores genéticos o ambientales”, puntualizan la Dra. Manichanh y la Dra. Natalia Borruel, especialista del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Vall d’Hebron e investigadora del grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del VHIR.
Estudios previos del grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del VHIR habían confirmado que existen diferencias entre los tipos de bacterias presentes en el intestino de los pacientes con enfermedad de Crohn y que la identificación del perfil de microorganismos ayudaría al diagnóstico de la enfermedad. Sin embargo, como explica la Dra. Manichanh, “para conocer qué bacterias hay en el intestino y la fisiopatología de la enfermedad, es necesario realizar una secuenciación de algunas regiones del ADN de todos los microorganismos. Esto es factible cuando hablamos de investigación en el laboratorio, pero, por ahora, es todavía muy complicado aplicarlo a la clínica para que llegue rápidamente a todos los pacientes. Este otro método, basado en la realización de una PCR cuantitativa, es mucho más fácil y adaptable a un ámbito clínico”.
Ahora, el objetivo de los investigadores es validar estos resultados con un gran número de muestras, ya que la gran variabilidad de microbiota entre personas hace necesario un análisis a gran escala, incluyendo a pacientes con diferentes grados de afectación y de diferentes lugares del mundo. Para ello será necesaria la colaboración entre centros internacionales que trabajen en este campo.
Crohn y colitis ulcerosa: dos enfermedades con síntomas similares
La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son dos enfermedades que se incluyen en el término de enfermedad inflamatoria intestinal. Ambas se caracterizan por la inflamación intestinal, pero mientras que la colitis ulcerosa se limita al colon y los cambios inflamatorios aparecen sobre todo en la capa interna del intestino (mucosa), la enfermedad de Crohn puede afectar a cualquier tramo del tracto digestivo y a todo el grosor de la pared intestinal. Los primeros síntomas de ambas enfermedades pueden ser la presencia de sangre en heces, el dolor abdominal y la diarrea, lo que dificulta el diagnóstico diferencial, importante para un seguimiento y tratamiento adecuados e individualizados. “El diagnóstico habitual necesita una endoscopia compatible, estudio radiológico (suele hacerse ecografía, TC o resonancia) y hallazgos histológicos sugestivos”, concluye el Dr. Luis Mayorga, especialista del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Vall d’Hebron e investigador del grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del VHIR.
Aparato Digestivo, Hospital General
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