Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
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La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
Actualmente, el virus del Zika afecta mayoritariamente a algunos países de la América Latina. Por lo tanto, con el fin de evitar el riesgo de contagio se aconseja no viajar a estos países durante el embarazo. Aunque todavía no existe ninguna vacuna para prevenir el virus, las medidas de prevención resultan fundamentales para evitar el contagio.
Las recomendaciones para prevenir la enfermedad por el virus del Zika se dirigen especialmente a las mujeres embarazadas o que estén pensando quedarse en estado a corto o medio plazo. La posibilidad de transmitir la infección al feto hace que el colectivo más sensible sea, por lo tanto, el de las embarazadas. Por este motivo se recomienda:
Otra medida de prevención es evitar la proliferación de los mosquitos, lo que se puede llevar a cabo a partir de una detección y revisión periódica de los lugares donde se reproducen estos insectos. Una vez localizados los puntos de cría, las medidas se tienen que centrar, según el caso, en:
La mayoría de casos de la enfermedad del Ébola se producen en África, especialmente en países como la República de Guinea, Liberia y Sierra Leona, en los que se produjo un brote importante entre 2014 y 2015. Aunque en nuestro entorno el riesgo de infección es bajo, se desaconseja viajar a los países afectados.
Aunque actualmente todavía no se dispone de ninguna vacuna comercializada para hacer frente a este virus, los resultados de los estudios llevados a cabo hasta ahora muestran que la vacuna podría tener una eficacia muy elevada. En nuestro país el riesgo de infección es muy bajo, aun así:
Si te encuentras en zonas afectadas por el virus del Ébola:
Si viajas a alguna de las zonas afectadas y al cabo de unas semanas de haber vuelto muestras los síntomas siguientes, es necesario que recibas atención médica rápidamente y menciones el viaje realizado:
La mejor forma de protegerse y evitar la propagación de la gripe es la vacunación y seguir unas buenas prácticas de higiene. Esto ayuda a disminuir la transmisión del virus y es la acción más efectiva para protegerse y proteger a las personas de nuestro entorno.
La gripe se transmite con facilidad de tres formas diferentes:
Hay una serie de medidas higiénicas que se deben tener en cuenta con el fin de prevenir la gripe:
La infección urinaria se define como la presencia de bacterias en las vías urinarias, vías que normalmente están libres de ellas, junto con manifestaciones inflamatorias, como fiebre o dolor local.
Básicamente, la infección urinaria se divide en infección de vías bajas (vejiga urinaria, uretra) o infección urinaria alta, que afecta a uno o ambos riñones. En este caso se habla de pielonefritis.
La infección urinaria de vías bajas se caracteriza por dolor local que aumenta al orinar y, en ocasiones, por emisión de orina a veces turbia, a veces oscura, generalmente sin fiebre.
La infección urinaria de vías altas (pielonefritis) se caracteriza por fiebre alta, dolor local intenso en la región lumbar y dolor o molestias al orinar.
La infección urinaria se caracteriza por dolor local (parte baja del abdomen o zona lumbar) que aumenta al orinar, con emisión de orina muchas veces turbia o, si contiene eritrocitos, de color oscuro.
Puede presentarse fiebre alta, especialmente si se trata de una pielonefritis (infección urinaria de vías altas).
Puede afectar a todas las edades, desde la infancia hasta la vejez. Es algo más frecuente en mujeres, y existen factores que la favorecen (embarazo en mujeres o aumento del tamaño de la próstata en hombres), así como anomalías urológicas (malformación preexistente o presencia de litiasis renal).
El diagnóstico se realiza mediante examen del sedimento urinario para detectar leucocitos y/o bacterias, y mediante cultivo microbiológico para identificar el germen causante y determinar el antibiótico más adecuado (antibiograma).
El tratamiento de la infección urinaria suele ser antibiótico. En infecciones bajas se administra generalmente por vía oral. En infecciones altas (pielonefritis) se administra habitualmente por vía intravenosa, aunque en algunos casos puede realizarse tratamiento ambulatorio por vía oral.
Las pruebas habituales incluyen sedimento y cultivo de orina (urocultivo con antibiograma). Puede estar indicada una ecografía para evaluar los riñones y vías urinarias y detectar obstrucciones o litiasis que hayan favorecido la infección.
La ecografía también permite evaluar el estado de los riñones. También puede ser indicada una analítica general para valorar la repercusión de la infección urinaria en el organismo y, específicamente, en la función renal.
La infección urinaria se previene con micciones frecuentes (cada 2-3 horas) y, sobre todo, evitando retener la orina; es importante ir al baño al notar la sensación de vejiga llena, sin esperar demasiado tiempo.
Enfermedad infecciosa producida por el microorganismo Mycobacterium tuberculosis, que afecta principalmente al sistema respiratorio y que requiere un tratamiento prolongado y sin interrupción para lograr su curación. Si se interrumpe, se producen característicamente resistencias a los fármacos, lo que dificulta la curación. El reservorio de Mycobacterium tuberculosis es el hombre y por lo general, es una enfermedad transmisible por vía aérea. El contagio se produce por una convivencia estrecha con una persona con tuberculosis pulmonar. Es importante tener claro que estamos hablando de una enfermedad tratable, curable y erradicable, lo que quiere decir que podría llegar a desaparecer de la población mundial.
Sin embargo, actualmente es la primera causa de muerte por enfermedades infecciosas del mundo. Factores tales como las resistencias a los fármacos de primera línea o coinfecciones, dificultan el tratamiento de la enfermedad y aumentan su mortalidad.
Los síntomas de la tuberculosis dependen del órgano al que afecte. En el caso de la afectación pulmonar, los síntomas más frecuentes son tos con expectoración, fiebre, pérdida de peso, y sudoración nocturna. Se debe considerar el diagnóstico de tuberculosis cuando estos síntomas duran más de 3-4 semanas.
Puede afectar a cualquier persona si ha estado en contacto con pacientes afectados.
La tuberculosis se diagnostica de acuerdo a la sintomatología de los pacientes, los hallazgos de la exploración física y los resultados de las pruebas complementárias. Las pruebas microbiológicas constituyen un pilar básico para el diagnóstico. Entre ellas tenemos el cultivo de micobacterias, técnicas microscópicas y pruebas de biología molecular. Los pacientes tienen un diagnóstico confirmado cuando las pruebas microbiologicas son positivas, en caso contrario tienen diagnóstico probable.
Se realiza mediante una asociación de fármacos para evitar la aparición de resistencias. La duración del tratamiento es larga (mínimo sies meses) porque muchos fármacos actúan sobre las bacterias en división y este microorganismo es de crecimiento lento. A ser posible se administran todas las pastillas en una sola toma al dia para facilitar el cumplimiento del tratamiento.
Son la radiografia de tórax , analítica general, cultivos de muestras biológicas.
No existen medidas de prevención específicas para evitar la infección.
El concepto de infecciones osteoarticulares resistentes engloba todas las intervenciones hechas a pacientes con infecciones resistentes al tratamiento médico y quirúrgico previo. Estas intervenciones pueden ser recambios de prótesis, osteomielitis crónicas, pseudoartrosis sépticas, entre otras.
Los diferentes tipos de infecciones osteoarticulares resistentes que se tratan son:
Osteomielitis/osteítis de origen hematógeno resistente al tratamiento médico y quirúrgico:
Osteomielitis crónicas o pseudoartrosis sépticas derivadas de traumatismos o intervenciones quirúrgicas. Las que se producen debido a fracturas abiertas, de forma característica la tibia, muchas veces aparecen acompañadas de pérdida ósea y/o de cobertura cutánea. No se sabe la incidencia exacta, pero cuanto más expuesto ha estado el hueso, más posibilidades tiene de infectarse de forma crónica.
Infecciones periprotésicas. Este tipo de infección se da en cerca de un 1% a un 3% de las artroplastias primarias realizadas. En muchas ocasiones, el único síntoma evidente es el dolor. La presencia de una fístula o el aislamiento de un microorganismo patógeno en diferentes muestras confirman el diagnóstico. El tratamiento más frecuente pasa por el recambio de la prótesis en dos intervenciones diferentes.
Infecciones de partes blandas graves (fascitis necrotizantes, gangrenas), resistentes al tratamiento. Estas lesiones son bastante raras y, cuando se producen, suelen ser mortales. Un dolor excesivo localizado puede ser el único síntoma inicial, lo que hace que sea muy difícil de diagnosticar en este estadio. Cuando se diagnostica y se aplica un tratamiento agresivo con antibióticos y desbridamientos quirúrgicos, se influye en la supervivencia y en la necesidad de amputaciones.
En la prevención de la infección osteoarticular son muy importantes los factores relacionados con el paciente (control de las comorbilidades), los relacionados con la intervención (profilaxis antibiótica), la presencia de implantes, el estado de los tejidos (hueso y cobertura cutánea), entre otros.
Este tipo de infecciones hace que se necesite un equipo multidisciplinar, ya que es un tratamiento muy complejo.
La enfermedad causada por el virus del Zika se contrae por la picadura de un mosquito infectado, tal como sucede también con el dengue, el chikungunya y la fiebre amarilla. Asimismo, se puede transmitir por vía sexual, las mujeres embarazadas lo pueden transmitir a sus hijos o por transfusión de sangre. En Europa no se han dado casos de infección por la picadura del mosquito, sino que todos han sido importados.
Es una enfermedad de corta duración, que se puede resolver sin complicaciones ni necesidad de hospitalización. No obstante, existe una relación entre esta infección y algunas patologías neurológicas. Además, las madres afectadas durante el embarazo pueden dar a luz a recién nacidos con microcefalia.
El periodo de incubación en el ser humano es de entre 3 y 12 días, con un máximo de 15. Aunque en muchas ocasiones no se presentan síntomas, cuando la enfermedad se manifiesta se caracteriza por:
Desde 2015, 71 países declararon que el virus del Zika se había transmitido a través del mosquito. Además, 13 más manifestaron que la enfermedad había llegado por otra vía, generalmente, la sexual.
En Europa la mayoría de los casos se han importado de países endémicos, principalmente de América Latina, pero también del sureste asiático. En Cataluña, a mediados de diciembre de 2016, se habían registrado 150 infecciones, entre las cuales había 32 gestantes.
Entre los siete y los primeros diez días de la enfermedad, el diagnóstico se realiza por medio de técnicas de biología molecular (RT.PCR) en sangre y orina, que permite detectar el virus.
Una vez pasado este periodo, el zika desaparece de la sangre y se detecta a través de los anticuerpos en el suero.
No existe un tratamiento específico para hacer frente a esta enfermedad. Generalmente, los síntomas desaparecen entre los tres y los siete días después de la infección, por eso se pueden suavizar con analgésicos y antitérmicos.
De momento, no existe ninguna vacuna para tratar este virus. Por lo tanto, la prevención se basa en evitar la picadura del mosquito en los países endémicos, así como tomar medidas de protección en las relaciones sexuales.
En el caso de Cataluña, el riesgo del virus se asocia con la llegada de viajeros infectados procedentes de los países endémicos. Aquí existe un protocolo de cribado en embarazadas y sus parejas, ya que son un colectivo sensible porque pueden transmitir el virus al feto.
La enfermedad del virus del Ébola (EVE) es una enfermedad infecciosa grave que tiene el origen en los animales salvajes. Está causada por un virus del género Ebolavirus (Filovirus), que se suele presentar en forma de brotes que tienen un porcentaje de mortalidad del 50%.
Los primeros síntomas son fiebre repentina, dolor muscular, debilidad, dolor de cabeza y dolor de garganta. Estos síntomas van seguidos de vómitos, diarrea, disfunción renal y hepática, erupciones cutáneas y hemorragias.
En la fase final de la enfermedad, los pacientes desarrollan un fallo multiorgánico que, en algunos casos, se supera durante la segunda semana de evolución y, en otros, provoca la muerte.
Es una enfermedad contagiosa cuando aparecen los síntomas.
Es una enfermedad frecuente en el África central y occidental. El brote más importante se produjo en el año 2014, con más de 11.000 fallecidos (Guinea, Liberia y Sierra Leona).
El periodo de incubación oscila entre los 2 y los 21 días.
En humanos se transmite con el contacto directo con la sangre y las secreciones corporales de las personas infectadas o con objetos contaminados con fluidos corporales de los pacientes. También se puede transmitir por contacto sexual hasta tres meses después del inicio de los síntomas.
Tener en cuenta el antecedente epidemiológico de viaje o el contacto con personas enfermas es fundamental. El diagnóstico definitivo se hace con pruebas de laboratorio en centros de referencia, en las que se detecta el ácido nucleico viral en muestras biológicas. Antes de establecer un diagnóstico de EVE hay que descartar otras enfermedades infecciosas como el paludismo, la fiebre tifoidea, el dengue o la meningitis.
Hasta ahora, no hay ningún tratamiento específico para combatirla. Se tiene que mantener una adecuada hidratación y presión arterial de los pacientes, así como otras medidas de soporte vital.
La prevención del ébola se basa en diferentes estrategias:
Actualmente, hay una vacuna en fase de autorización que ha mostrado unos resultados excelentes.
En el Servicio de Microbiología buscamos la máxima eficiencia y sostenibilidad para atender las necesidades asistenciales de la ciudadanía. Con esta finalidad contamos con un amplio catálogo de servicios y con herramientas de última generación en microbiología clínica, tanto con respecto al diagnóstico, como para la vigilancia de los microorganismos en la población y el estudio de brotes epidémicos.
En el Servicio de Microbiología trabajamos en dos secciones y cuatro unidades transversales: Sección de Bacteriología y Micología, Sección de Virología, Unidad de Biología Molecular, Unidad de Serología, Unidad de Salud Internacional y Parasitología y Unidad de Soporte e Innovación.
El Equipo de Microbiología y Parasitología está formado por un equipo de profesionales, la mayoría profesores universitarios, con un alto nivel de excelencia, comprometidos con la calidad y la innovación, y con capacidad para estar a la vanguardia diagnóstica y ser referentes en aspectos relevantes de la microbiología clínica. Si te formas en nuestra unidad docente, tendrás la oportunidad de trabajar en unos laboratorios clínicos líderes en el Estado, tanto por el volumen de muestras con el que trabajamos como por la tecnología de última generación que utilizamos.
Itinerario formativo de Microbiología
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Durante la rotación por la unidad docente, los residentes rotan por diferentes áreas, como las unidades de Urocultivos, Infecciones Genitales, Hemocultivos, Coprocultivos, Parasitología, Epidemiología, Micobacterias, Serología, Microbiología Ambiental y Alimentaria y Virología.
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Nos centramos en los aspectos microbiológicos de las enfermedades infecciosas, con el objetivo de mejorar la salud de los pacientes. La investigación en nuestro ámbito se centra en: epidemiología y resistencia a los antimicrobianos, enfermedades de transmisión sexual, virus respiratorios, infección vírica y fúngica en enfermos inmunodeprimidos, fibrosis quística, toxiinfecciones alimentarias, tuberculosis y salud internacional.
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