Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
El paciente es el centro y el eje de nuestro sistema. Somos profesionales comprometidos con una asistencia de calidad y nuestra estructura organizativa rompe las fronteras tradicionales entre los servicios y los colectivos profesionales, con un modelo exclusivo de áreas de conocimiento.
¿Quieres saber cómo será tu estancia en el Hospital Universitario Vall d'Hebron? Aquí encontrarás toda la información.
La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
1. Cómo afecta el consumo de estas sustancias a la población general
El consumo de alcohol y otras drogas es habitual que aumente entre la población general durante las situaciones de crisis, como la que actualmente estamos viviendo por culpa de la COVID-19. El inicio o aumento del consumo de alcohol y otras drogas durante esta etapa crítica puede desencadenar un consumo problemático de sustancias o adicción a medio y largo plazo.
Hace poco los medios de comunicación han informado de que se ha incrementado considerablemente la compra de alcohol, especialmente cerveza. Este aumento del consumo puede ser debido a que muchas personas utilizan el alcohol con el objetivo de relajarse y entretenerse mientras están en casa. Al mismo tiempo, en épocas de crisis, también crece el consumo de alcohol entre las personas que tienen menos posibilidades de adquirir las drogas que consumen habitualmente, por lo que utilizan el alcohol para sustituir o paliar las dificultades que eso les comporta.
Mitos y verdades relacionados con el consumo de alcohol y otras drogas
A continuación, detallamos una serie de mitos y verdades sobre el consumo de alcohol y otras drogas para reflexionar, prevenir y tomar conciencia de los motivos que pueden causar y motivar este consumo.
Mito: El alcohol y las otras drogas relajan y alivian el estrés
Realidad: Inicialmente el consumo puede generar estados placenteros, pero después puede:
Mito: El alcohol da energía, activa y anima
Realidad: El alcohol es un depresor del sistema nervioso y no es la solución para hacer frente al aburrimiento, la apatía y el desánimo provocado por el confinamiento, ya que después de una breve sensación de placer nos provocará más descontrol en las emociones, fatiga y sentimientos de tristeza.
Mito: Consumir me permite controlar mejor la situación
Realidad: Al contrario, el consumo de alcohol u otras drogas limita la capacidad de autocontrol, lo que dificulta seguir las exigentes medidas de confinamiento y aumenta la probabilidad de contagio.
Mito: Calma el dolor
Realidad: El alcohol o la marihuana no son un recurso que utilizar para calmar el dolor de enfermedades crónicas ya existentes, porque su consumo puede tener consecuencias graves para la salud en general; además, el efecto es muy a corto plazo. Estas sustancias pueden generar tolerancia y adicción y su consumo crónico aumenta la sensibilidad al dolor. Se debe evitar recurrir a medicación no prescrita o aumentar la dosis de lo que se está tomando sin consultar a los profesionales.
Mito: La cerveza no es alcohol
Realidad: Una caña de cerveza tiene la misma cantidad de alcohol que una copa de vino.
Mito: La cerveza quita la sed mejor que el agua
Realidad: La cerveza tiene un porcentaje elevado de agua, pero el alcohol que contiene interfiere en la reducción de una hormona (vasopresina), lo que aumenta la secreción de orina. Por lo tanto, se expulsa más líquido del que se ingiere.
Mito: El alcohol es un alimento
Realidad: El alcohol aumenta la producción de grasa y no alimenta. Durante el confinamiento se aconseja seguir unos buenos hábitos alimentarios, sobre todo de consumo de fruta y verdura.
Mito: Consumir facilita las relaciones sexuales
Realidad: El alcohol y otras drogas pueden provocar desinhibición en un primer momento. Sin embargo, posteriormente interfieren en la capacidad sexual e impiden una relación sexual plena. El consumo de alcohol y drogas durante el confinamiento puede inducir a practicar cibersexo o sexting (envío de mensajes sexuales) impulsivamente y exponerse más que si no se consume.
Mito: Si no consumo cada día, no tengo un problema
Realidad: El daño provocado por el consumo se relaciona tanto con la cantidad como con la intensidad. Es más perjudicial beber grandes cantidades concentradas en poco tiempo.
Mito: El alcohol y otras drogas ayudan a dormir
Realidad: Es posible que la ansiedad, el miedo y el cambio de rutina producidos por la situación extraordinaria del momento nos provoquen alteraciones a la hora de dormir. Recurrir a cualquier sustancia alterará la calidad del sueño.
Mito: El consumo mata el virus
Realidad: Ningún estudio científico ha confirmado este rumor. El consumo excesivo de alcohol disminuye las capacidades de las defensas del organismo.
Mito: El alcohol es bueno para la salud
Realidad: Su consumo produce problemas físicos que pueden representar un riesgo si se sufre la COVID-19.
Mito: Durante el confinamiento no hay presión social
Realidad: A través de las redes sociales circulan muchos mensajes que invitan al consumo.
Mito: Durante la crisis tengo que aumentar mi medicación psiquiátrica
Realidad: Es importante seguir las pautas acordadas con el médico. En caso de que sea necesario, se debe contactar telefónicamente con él.
Mito: El tabaco no es una droga y calma la ansiedad
Realidad: El tabaco es una droga estimulante y no calma la ansiedad sino el síndrome de abstinencia producido por el propio consumo.
Cómo saber si bebo más de la cuenta
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un cálculo en unidades de bebida estándar. Sobrepasar estos límites orientativos puede tener consecuencias negativas a nivel físico, psicológico, social o económico.
¿Cuáles son los límites?
Hombres
Mujeres
1 UBE (=10 g de alcohol puro)
2 UBE
El consumo de alcohol está contraindicado en:
No solo la cantidad del consumo es indicativo de problemática sino también si se consume para obtener un efecto, paliar o cambiar el estado psíquico (para animarse o relajarse) o bien si se necesita beber para relacionarse con los demás o para hacer frente a situaciones adversas o dificultades personales.
¿Cuándo se debe buscar la ayuda de un profesional?
Se recomienda prestar atención a cualquier cambio en el consumo de alcohol u otras drogas. En caso de que el consumo genere problemas, se detecte un incremento del consumo, o de las alteraciones mentales, físicas o sociales producidas por este, es importante intentar reducir poco a poco la cantidad y frecuencia de consumo de alcohol u otras drogas. Si esto no es posible, se debería intentar no seguir incrementando el consumo y solicitar ayuda al centro de referencia.
2. Recomendaciones para pacientes con trastornos por consumo de sustancias
La COVID-19 puede impactar de diferentes formas en personas que tengan o que hayan tenido problemas con el consumo de alcohol u otras drogas.
Las personas con problemas relacionados con el consumo de sustancias pueden tener más probabilidad de experimentar malestar emocional durante la cuarentena. Y, por otra parte, las personas con más malestar emocional corren más riesgo de desarrollar una adicción durante esta época de crisis sanitaria.
Es importante que las personas que hayan conseguido dejar de consumir alcohol y otras sustancias mantengan su motivación y busquen nuevas estrategias para mantener rutinas saludables y prevenir recaídas, ya que las medidas de confinamiento pueden provocar estrés y dificultades emocionales.
De modo similar, es posible que muchas personas se hayan visto afectadas por las medidas establecidas en los centros de atención y seguimiento (CAS), donde las visitas presenciales y las terapias grupales se han anulado.
Ante esta situación de pandemia, medidas como espaciar o reducir los controles de orina, la prolongación de la duración del tratamiento en el domicilio y la frecuencia de dispensación de metadona, pueden afectar de manera significativa a estas personas.
Pero no deben implicar que el tratamiento se abandone o quede anulado, se pueden hacer las visitas por vía telefónica y contactar con los profesionales llamando al CAS de referencia.
Las personas con trastornos por consumo de sustancias tienen un riesgo más alto de afectación por el coronavirus SARS-CoV-2.
La COVID-19 afecta particularmente a los pulmones, por lo tanto, el riesgo de sufrir problemas de salud aumenta entre personas que fuman tabaco, cannabis u otras drogas. Las personas consumidoras de opiáceos corren más riesgo de sufrir complicaciones de la COVID-19 debido al efecto de la droga a nivel respiratorio y pulmonar, y un riesgo mayor en casos de sobredosis. El consumo de cocaína también provoca la constricción de los vasos sanguíneos, lo que puede generar problemas pulmonares y respiratorios.
Es posible que por culpa de la cuarentena sea más difícil conseguir sustancias para algunos usuarios, lo que puede provocar:
Medidas para evitar el contagio de la COVID-19 en personas que consumen sustancias:
Para evitar el contagio se mantienen abiertas y en funcionamiento (con modificación de los horarios y cierre de algunas) las salas de venopunción y los dispositivos de intercambios de jeringas. Se puede contactar por teléfono con los centros de atención y seguimiento y con los centros de salud mental de referencia y todas las unidades de Urgencias Psiquiátricas abiertas en caso de extrema necesidad.
Si alguna persona sospecha que se ha contagiado de la COVID-19 debe comunicar al profesional sanitario su situación con respecto al consumo de sustancias, para que se tengan en consideración posibles complicaciones y alteraciones.
La viruela del mono es una zoonosis, una enfermedad infecciosa que ha pasado de un animal a los humanos. Se transmite por contacto directo o indirecto con roedores o primates vivos o muertos. Los síntomas iniciales suelen ser un periodo con fiebre, dolor de cabeza y mialgias, y entre 1 y 5 días después puede aparecer una erupción cutánea. El 23 de julio de 2022, la Organización Mundial de la Salud declaró el brote de viruela del mono como una emergencia de salud pública.
La viruela del mono es una zoonosis producida por el virus Monkeypox, que suele aparecer en regiones selváticas del centro y oeste de África. Todos los casos identificados fuera de estas áreas hasta mayo de 2022 eran casos importados o vinculados con animales. Su principal fuente de transmisión es el contacto directo o indirecto con roedores o primates vivos o muertos. La transmisión secundaria entre humanos es limitada.
El día 17 de mayo de 2022, se recibió una alerta relativa a la aparición reciente de varios casos de Monkeypox sin antecedentes de viaje reciente a áreas endémicas o contacto con otros casos conocidos. Es la primera vez que se notifican cadenas de transmisión en Europa sin vínculos epidemiológicos conocidos con África Occidental o Central.
La sintomatología inicial suele incluir un periodo con fiebre, dolor de cabeza, mialgias, astenia y linfadenopatías. Puede aparecer una erupción cutánea entre 1 y 5 días después de los primeros síntomas, normalmente con inicio en la cara y extensión al resto del cuerpo, incluidas las palmas de las manos y las plantas de los pies. El número de lesiones puede variar de unas pocas a múltiples lesiones diseminadas. En el brote actual, y dado el patrón de transmisión, las lesiones se localizan con frecuencia en la zona genital, perianal y peribucal, con un área de hiperpigmentación en torno a las lesiones. Característicamente, las lesiones evolucionan de manera uniforme y secuencial hasta hacerse costras que se secan y caen.
Suele evolucionar como enfermedad leve con una duración de 2 a 4 semanas, pero pueden aparecer complicaciones como neumonía, lesiones faríngeas que comprometen la vía aérea, sepsis, encefalitis y úlceras corneales con la consiguiente pérdida de visión.
Los casos se han identificado fundamentalmente en poblaciones de hombres que tienen sexo con otros hombres, y en la mayoría de los casos el mecanismo de transmisión identificado es el contacto físico muy próximo, principalmente en el contexto de relaciones sexuales. No obstante, la infección puede afectar a cualquier persona que entre en contacto con una persona infectada.
Actualmente, el principal mecanismo de transmisión es el contacto físico estrecho y directo con las lesiones en la piel o fluidos corporales de una persona infectada, en el contexto de relaciones sexuales u otro contacto continuado y prolongado en el tiempo.
También puede transmitirse por otros mecanismos menos importantes, como el contacto cara a cara, en el caso de secreciones respiratorias, o de forma indirecta al entrar en contacto con objetos utilizados por un caso infectado. Además, se puede dar la transmisión en mujeres embarazadas a través de la placenta en el feto, así como a través del contacto con animales infectados.
El periodo de incubación es de 6 a 16 días, pero puede oscilar entre 5 y 21 días.
El diagnóstico se lleva a cabo a través de una prueba específica de detección del virus, con una PCR.
El tratamiento es en su mayor parte sintomático. Debe mantenerse una buena higiene de las zonas afectadas, que deben lavarse con frecuencia con jabón o incluso con antisépticos tópicos. En aquellas lesiones que presentan sobreinfección, puede valorarse la aplicación de antibióticos tópicos o sistémicos, con arreglo a las guías actuales. En presencia de inflamación severa, puede valorarse además la administración de corticoides.
Los tratamientos antivirales específicos se reservan para complicaciones graves y deben administrarse bajo hospitalización. El único antiviral autorizado actualmente para el tratamiento es el tecovirimat.
La vacuna disponible contra la viruela del mono se comercializa con el nombre de Jynneos y contiene un virus que se ha modificado para que no pueda crecer en el cuerpo humano, producir la enfermedad ni propagarse. Como sucede con el resto de vacunas, cuando se administra, el sistema inmunitario produce anticuerpos que ayudan a proteger contra el virus de la viruela del mono.
¿A quién se recomienda la administración de la vacuna?
Actualmente, en el Estado español se recomienda la administración a personas que:
¿La vacuna funciona?
La pauta de vacunación consta de dos dosis de vacuna separadas por un mínimo de 28 días, y la mayoría de personas desarrollan anticuerpos. Por este motivo, se espera que aporte un buen nivel de protección contra la viruela del mono.
En estos momentos, existe una limitación importante en la disponibilidad de dosis, de manera que únicamente se ofrece una dosis de la vacuna al máximo número de personas. Esto puede ayudar a modificar o a reducir los síntomas de la viruela del mono. La respuesta con una única dosis de la vacuna es inferior que con dos dosis y no es inmediata: se consigue aproximadamente al cabo de 4 semanas de haber recibido la vacuna.
Efectos secundarios de la vacuna:
Como todos los medicamentos, esta vacuna puede provocar efectos secundarios, aunque no todo el mundo los sufre. Los más frecuentes incluyen dolor y picor en el lugar de la inyección y dolor de cabeza, dolor muscular, enfermedad y cansancio. Aproximadamente 1 de cada 10 personas tendrá escalofríos y fiebre, pero no deberían durar más de unos cuantos días. Si sufre alguno de los efectos secundarios mencionados anteriormente, deberá descansar, y podrá tomar la dosis adecuada de paracetamol para ayudar a aliviar los síntomas.
Medicina Preventiva y Epidemiología, Serveis transversals
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