La inauguración del Hospital de Traumatología amplió la capacidad de atención del centro

El 13 de junio de 1966 se inauguró el Centro de Rehabilitación y Traumatología, que se especializó en la atención a lesionados medulares y pacientes con parálisis cerebral y adquirió importancia por el aumento de accidentes de tráfico y laborales inherentes a la etapa del desarrollismo. Posteriormente, recibiría el nombre de Hospital de Traumatología, Rehabilitación y Quemados.  

Junio 1966

La construcción del edificio fue muy rápida, bajo la dirección de un equipo de arquitectos de Madrid, y se llevó a cabo con grandes dificultades de concepción para un edificio donde se ubicaba un servicio de rehabilitación y donde había que atender a pacientes con lesiones medulares y otras discapacidades graves. Así, las camas de parapléjicos, de 95 cm de anchura, no pasaban por la puerta de los ascensores y, para trasladar a los pacientes a radiología, antes había que pasarlos a una camilla. Del mismo modo, las paredes del área de tratamiento de fisioterapia, llamado «gimnasio», eran de aluminio acanalado con un aislamiento térmico muy malo y resistían mal los balonazos de la cancha de baloncesto que estaba dentro de la misma área. Además, en medio del gimnasio se situó la capilla, donde se celebraban los oficios religiosos pidiendo siempre el máximo «silencio y recogimiento».

El director del Hospital de Traumatología fue el Dr. Ramon Sales Vázquez, quien, a su vez, era el jefe del Servicio de Neurología (ubicado en la primera planta del edificio) y de Rehabilitación (ubicado en la cuarta planta), con mucha experiencia en poliomielitis. El Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología (ubicado en la segunda planta) estaba dirigido por el Dr. Fernando Collado Herrero, cirujano general muy conocido, que trabajó estrechamente con el Dr. J. J. Madrigal Escuder. El Servicio de Cirugía Plástica estaba dirigido por el Dr. Jaume Planas y, cuando este pasó a dirigir la recién creada Unidad de Quemados, ubicada en la quinta planta y una de las primeras del Estado español, el Dr. José Antonio Bañuelos se convirtió en nuevo director del servicio. Al principio, Microbiología y Anatomía Patológica se ubicaban en la planta baja del mismo edificio, hasta que más adelante se trasladaron a un nuevo edificio construido al lado.

El dictador Francisco Franco inauguró el Hospital de Traumatología. El No-Do se hizo eco de ello, y mostró a Franco y un nutrido grupo de médicos y políticos haciendo un recorrido por las nuevas instalaciones. Lo que poca gente sabe es que algunos de los pacientes ingresados y que aparecen en la filmación eran, en realidad, celadores, a los que se había pedido hacerse pasar por pacientes, dado que el hospital estaba todavía medio vacío.

El área terapéutica era el gimnasio, un espacio diáfano y con mucha luz en la planta -1 del edificio, de unos 1.200 m2. En este espacio, enseguida se dispusieron boxes para asegurar la intimidad necesaria para el tratamiento individual de los pacientes. En un principio, estaba equipado con pelotas, pesas, bicicletas no estáticas, una mesa de ping-pong, tiro con arco, escopetas de aire comprimido, guantes de boxeo y seis colchonetas. En un lateral había dos piscinas, una para adultos y otra para niños.

Frente a esta área de fisioterapia estaba la unidad de terapia ocupacional, de unos 400 m2, en la que trabajaban los terapeutas ocupacionales y monitores de oficios, ya que se hacía la inserción laboral de los pacientes que por su discapacidad había que orientar hacia otra actividad laboral (carpintería, zapatería, fotografía, cocina, cestería).

El Servicio de Rehabilitación estaba organizado en secciones (Traumatología-Ortopedia, Neurología y Pediatría) y, a principios de 1967, se abrió la planta de Lesionados Medulares. 

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