Electroencefalograma
El electroencefalograma (EEG) es un registro de la actividad eléctrica del cerebro. Para la práctica del EEG se colocan sobre la piel del paciente diferentes electrodos para el registro de la actividad.
El EEG se lleva a cabo bajo diferentes condiciones: Con el paciente dormido o bien bajo estímulos como puede ser una luz intermitente o después de respirar profundamente para inducir cambios metabólicos que revelen la existencia de un foco del cerebro con actividad eléctrica anómala.

¿Para qué sirve?
Hay diferentes tipos de ondas en el EEG, según su frecuencia y amplitud. El EEG normal de una persona sana muestra las llamadas ondas alfa con una frecuencia de 8 a 12 Hz, y un voltaje de 50 microvoltios. Del mismo modo, se describen y detectan ondas beta o delta que corresponden a diferentes patologías.
Las enfermedades neurológicas que se benefician del EEG son:
la epilepsia, los tumores cerebrales, los abscesos cerebrales, y los traumatismos, las enfermedades vasculares cerebrales como los infartos y las hemorragias.
El EEG también tiene aplicación en el momento de la neurocirugía, para detectar y distinguir las partes sanas de las enfermas.
¿Cómo se hace?
Con la colocación de sensores (electrodos) en diferentes partes del cráneo. Suele durar unos minutos y al ser una exploración no invasiva se puede repetir tantas veces como haga falta.
El EEG es una prueba de rutina, que no presenta ningún riesgo y que se puede repetir múltiples veces en el curso de una enfermedad neurológica.
Alternativas
Las pruebas de imagen cerebral son también útiles y sumadas al EEG permiten precisar el diagnóstico y el tratamiento.