Lupus
El lupus es una enfermedad crónica inmunológica que se caracteriza por la producción de anticuerpos. Afecta principalmente a mujeres en edad fértil, evoluciona en brotes y puede afectar a cualquier órgano.
Se caracteriza por la producción de inmunocomplejos que se depositan en cualquier órgano y producen la inflamación y, en algunos casos, incluso, lo dañan. La causa es desconocida, pero se sabe que es multifactorial. En su aparición participan factores genéticos, ambientales y hormonales.
Ello comporta una alteración en la apoptosis que implica la aparición de nuevos antígenos y la activación tanto del sistema innato como del adaptativo, que son los responsables de la producción de autoanticuerpos.

Los síntomas
Los síntomas más frecuentes son el dolor articular o la artritis (85-90 %) y las lesiones cutáneas (70 %), pero puede afectar a cualquier órgano.
El lupus puede afectar a diferentes partes del cuerpo:
- sistema cardiovascular, con pleuritis y/o pericarditis
- sistema hematológico, con leucopenia/linfopenia y plaquetopenia
- riñón, en forma de glomerulonefritis, que afecta al 40 % de los pacientes y que, junto con las manifestaciones cerebrales, son las más graves y de peor pronóstico
¿A quién afecta el lupus?
El lupus afecta principalmente a las mujeres con una proporción de 9:1 en la edad fértil, aunque también puede aparecer durante la infancia y en edad avanzada.
La prevalencia es de 10/10.000 habitantes en la raza caucásica pero, aun así, es más prevalente y grave en pacientes afroamericanos e hispanos.
Con la mejora del tratamiento en los países desarrollados, la supervivencia es superior al 90 % después de 20 años de evolución, a pesar de que la afectación renal y del sistema nervioso central empeora la morbilidad y la mortalidad.
El diagnóstico
Se basa en un alta sospecha clínica a partir de las manifestaciones descritas y los datos del laboratorio que evidencian la presencia de los anticuerpos antinucleares y de los anti-ADN, que son los específicos de la enfermedad. Para diagnosticarla se usan los criterios del Colegio Americano de Reumatología. Si el paciente cumple 4 de los 11 criterios, se clasifica como lupus eritematoso sistémico.
El tratamiento habitual
El tratamiento varía según cada caso concreto. En general se utilizan fármacos antiinflamatorios, cortisona y antimaláricos. También se pueden utilizar inmunosupresores en los casos graves (Imurel®, metotrexato y micofenolato, por ejemplo) o para evitar los brotes, las secuelas y así reducir los corticoides. En los últimos 50 años solo se ha aprobado el belimumab o anti-BLys para el tratamiento del lupus.
La prevención
Por desgracia, no hay ningún tratamiento preventivo para el lupus. Lo más importante para evitar daños es hacer un diagnóstico precoz y que sean expertos los que traten la enfermedad correctamente.
Una buena educación de los enfermos en el momento del diagnóstico es fundamental para prevenir complicaciones futuras y el seguimiento del tratamiento.