Eccema
El eccema es una enfermedad de la piel que se caracteriza por la aparición de pequeñas vesículas y exudación. Durante la enfermedad se produce un proceso descamativo que produce picor, inflamación y dolor. Se trata de una respuesta inflamatoria de la piel a estímulos externos o internos y hay dos tipos: endógeno, o atópico, y exógeno, o de contacto. Frecuentemente denominados dermatitis, los eccemas se caracterizan por presentar varias formas clínicas y por las distintas causas que los pueden producir.

¿Cómo actúa el eccema?
La convivencia con otras enfermedades, la alergia, el contacto con sustancias irritantes y la misma herencia genética son algunas de las causas que pueden causar un eccema.
El eccema endógeno o atópico se asocia a la enfermedad atópica, que se caracteriza por el hecho de que los pacientes presentan rinitis, conjuntivitis, asma y dermatitis, asimismo acostumbra a presentarse en pieles secas e hipersensibles. Habitualmente se relaciona con reacciones alérgicas o estímulos externos, como la exposición al polen, el polvo o el pelo y urticaria, infecciones víricas y bacterianas cutáneas.
El eccema exógeno o de contacto es la reacción alérgica o irritativa a sustancias químicas que entran en contacto con la piel y que el organismo interpreta como nocivas.
Los síntomas
El eccema se manifiesta con unas lesiones cutáneas que forman placas rojizas y descamativas en varias zonas del cuerpo que producen picor. A veces, se produce una reacción inflamatoria en la zona de la erupción que puede dar lugar a la presencia de vesículas con contenido seroso.
¿A quién afecta el eccema?
Se calcula que en torno al 30 % de los pacientes que presentan eccema tienen antecedentes de atopía en su familia. El eccema atópico puede aparecer a los pocos meses de vida y en estos casos lo hace en el cuero cabelludo, la cara y la zona del pañal. Normalmente, desaparece en la pubertad y queda sequedad cutánea y, en algunos casos, manifestaciones de la atopía como urticaria, asma o sequedad cutánea.
El eccema de contacto aparece en pacientes sensibilizados a una sustancia concreta, lo que se denomina alérgeno. Quien lo sufra presentará reacciones en la piel cada vez que se exponga a dicha sustancia.
El diagnóstico
El diagnóstico de sospecha de cada uno de los eccemas se tiene que hacer mediante la historia clínica. En la mayoría de los casos, el diagnóstico es clínico, es decir, el dermatólogo diagnostica la enfermedad después de observar las lesiones. Si existen dudas, se puede hacer una biopsia de piel para confirmar el diagnóstico.
En el eccema de contacto, hay que hacer pruebas de parche para determinar el alérgeno responsable de las placas de eccema que presentan los pacientes.
El tratamiento habitual
Hay tres tipos de tratamientos:
- Medidas de cuidado de la piel, como evitar los lavados excesivos, el uso de productos específicos para la higiene, mantener la piel bien hidratada y evitar el contacto con los productos que produzcan la irritación de la zona.
- Tratamientos tópicos. Uso de corticosteroides sobre la piel durante un periodo limitado de tiempo. Estos medicamentos los tiene que prescribir un facultativo en función de las características de la persona que sufre el eccema.
- Tratamiento sistémico. Consiste en tomar corticosteroides por vía oral en los casos graves. Cuando hay eccemas sobreinfectados, a veces se debe tomar un tratamiento antibiótico. Siempre debe estar prescrito por un profesional médico.