Los anticuerpos anti-MOG son poco frecuentes en pacientes con un primer brote desmielinizante sugestivo de esclerosis múltiple

La capacidad de poder diagnosticar y diferenciar ambas enfermedades de la forma más precoz posible es fundamental para incidir y detener la evolución de la enfermedad antes de que se produzcan daños irreversibles.

04/10/2023

Un estudio recomienda limitar la determinación de los anticuerpos anti-MOG a aquellos pacientes que también presenten características compatibles con enfermedad de MOGAD, a fin de mejorar la detección de los casos y diferenciarla de la esclerosis múltiple. El trabajo lo han liderado los investigadores Álvaro Cobo-Calvo y Javier Villacieros-Álvarez del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (Cemcat), dirigido por Xavier Montalban, y el Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR), que forman parte del Campus Vall d'Hebron. El Dr. Montalban también dirige el Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d'Hebron, así como el grupo de investigación en Neuroinmunología Clínica del VHIR.

A pesar de presentar algunas características clínicas y radiológicas similares, en los últimos años, se ha reconocido a la enfermedad asociada a anticuerpos anti-MOG (MOGAD) como una enfermedad diferente de la esclerosis múltiple o la neuromielitis óptica. Las tres se clasifican dentro del grupo de las llamadas enfermedades desmielinizantes, donde el ataque del sistema inmunitario a la mielina que recubre las neuronas del sistema nervioso central (médula y cerebro) provoca una disfunción, principalmente visual y motora. Sin embargo, su tratamiento, pronóstico y evolución es diferente, por tanto, resulta clave poder distinguirlas a través de un buen diagnóstico diferencial.

“A diferencia de la esclerosis múltiple, que no lo tiene, para la MOGAD existe un marcador específico que ayuda a diagnosticar los casos. Se trata de los anticuerpos anti-MOG”, explica el Dr. Javier Villacieros-Álvarez, neurólogo e investigador predoctoral del Cemcat y del grupo de Neuroinmunología Clínica del VHIR. "Sin embargo, se desconoce la prevalencia de estos anticuerpos, es decir, el número de pacientes que los presentan al inicio del primer brote con síntomas neurológicos".

Villacieros-Álvarez firma, como primer autor, un artículo, publicado en la revista Annals of Neurology, cuyo objetivo es determinar a qué pacientes con síntomas iniciales de desmielinización resulta necesario realizar pruebas de detección de anticuerpos anti-MOG. "Con este estudio, además, hemos querido ver si la presencia de anticuerpos modifica las manifestaciones clínicas, la aparición de brotes, la evolución de las lesiones, la discapacidad y el pronóstico", añade el Dr. Álvaro Cobo-Calvo, líder del estudio, neurólogo del Cemcat y del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d'Hebron, así como investigador del grupo de Neuroinmunología Clínica del VHIR.

El trabajo analiza muestras de suero de 630 pacientes adultos, recogidas durante los seis meses posteriores a la aparición del primer brote desmielinizante sugestivo de esclerosis múltiple. “La determinación de los anticuerpos se llevó a cabo mediante una técnica basada en células vivas. Esta técnica ha demostrado una especificidad elevada, de hasta el 98%, lo que permite diagnosticar de forma fiable los casos de MOGAD”, señala la Dra. Carmen Espejo, investigadora principal del Cemcat y del grupo de Neuroinmunología Clínica del VHIR, segunda firmante y autora por la correspondencia del artículo.

De acuerdo con los resultados, sólo 17 de los 630 pacientes presentaban anticuerpos anti-MOG. “Esto representa el 2,7% de la cohorte. Por tanto, parece que la presencia de anticuerpos es infrecuente en pacientes con un primer episodio desmielinizante compatible con esclerosis múltiple”, apunta Cobo-Calvo. En lo referente a los síntomas, gran parte de los pacientes positivos presentan neuritis óptica, condición que aparece cuando la inflamación ocasiona daños en el nervio óptico. Por el contrario, el número de lesiones cerebrales, evaluado por imágenes de resonancia magnética, es mayor en pacientes sin anticuerpos. Finalmente, los investigadores no detectaron bandas oligoclonales, un biomarcador de inflamación en el sistema nervioso central que se utiliza para el diagnóstico de la esclerosis múltiple, en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes con anticuerpos anti-MOG.

“En conjunto, nuestro estudio demuestra que los anticuerpos anti-MOG son raros en personas de edad adulta que presentan un primer brote desmielinizante sugestivo de esclerosis múltiple. Sin embargo, a raíz de los resultados, recomendamos determinar su presencia en aquellos pacientes con síntomas de neuritis óptica y ausencia de bandas oligoclonales en líquido cefalorraquídeo, a fin de identificar los casos de MOGAD. Sobre todo, cuando las imágenes de resonancia magnética no permiten concluir un diagnóstico de esclerosis múltiple claro”, finaliza Villacieros-Álvarez. "La capacidad de poder diagnosticar y diferenciar ambas enfermedades de la forma más precoz posible es fundamental para incidir y detener la evolución de la enfermedad antes de que se produzcan daños irreversibles".

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