El fin de las obras del Servicio de Urgencias culmina el despliegue de un nuevo modelo de atención urgente

La remodelación del corazón del Hospital se ha hecho por fases durante los últimos tres años, para que la actividad no se viera nunca alterada. Con las últimas fases, 5 y 6, se ha mejorado la zona de baja complejidad

04/05/2023

En julio de 2019, se puso en marcha una nueva cultura de la atención urgente en el Hospital Universitario Vall d’Hebrón, con una manera de trabajar basada en equipos multidisciplinares. Esta renovación del modelo ha ido de la mano de la reforma y construcción de nuevos espacios.

Ahora, el Hospital Universitario Vall d’Hebron ha finalizado las últimas dos fases de las obras. Y lo ha hecho sin que su corazón deje de latir. Esto ha sido posible gracias a una programación cuidadosa de los trabajos coordinada por la Dirección del Hospital, el mismo Servicio de Urgencias y la Dirección de Infraestructuras y Tecnología.

La remodelación del Servicio de Urgencias tenía dos pilares: el despliegue de un nuevo modelo de gestión y la mejora y humanización de los espacios. Este binomio permite agilizar la atención, reducir la estancia de los y las pacientes al mínimo imprescindible y ofrecer una asistencia integral, más flexible y personalizada, en un entorno más amable. La génesis e implementación del nuevo modelo de Urgencias se inició con la llegada del actual gerente del Hospital Universitario Vall d’Hebron, el Dr. Albert Salazar, poco antes de la irrupción de la COVID-19. “La COVID-19 aceleró los cambios”, explica el Dr. Albert Salazar. “Estábamos implementando una nueva cultura y la pandemia agilizó la modernización del Servicio de Urgencias, con un modelo de triaje estructurado e integral, que tiene en cuenta criterios sociales y no solo clínicos; el trabajo coordinado de diferentes especialidades y con otros dispositivos del territorio, y una asistencia más personalizada y efectiva”, explica a modo de resumen.

Una nueva cultura de la atención urgente

Las obras se pensaron en función de una nueva cultura de la atención urgente, centrada en los y las pacientes. Se han remodelado 671 m² y se ha hecho por fases, para que la actividad no se viera nunca alterada. Se empezó por reinventar el espacio dedicado al paciente crítico, que cuenta con tres boxes equipados con tecnología inteligente para atender situaciones de emergencia y elevada complejidad. Después, se abordó la zona dedicada al paciente agudo y finalmente, entre julio de 2022 y el abril de 2023, se han terminado las fases 5 y 6, dedicadas al paciente de baja complejidad. Esta nueva zona dispone de siete consultas, cuatro de triaje y tres despachos polivalentes que se pueden adaptar según la demanda. Y de una sala de observación para pacientes que no precisan cama y tienen previsión de permanecer 12 horas en observación. “Para mejorar el flujo de pacientes, las nuevas Urgencias tienen también una Unidad de Corta Estancia de Urgencias, donde ingresan las personas con previsión de alta en 72 horas”, explica la Dra. María José Abadías, subdirectora asistencial del Hospital Universitario Vall d’Hebron

La crisis sanitaria de la COVID-19 ha dejado cambios y aprendizajes, como una zona de atención para pacientes con necesidades de aislamiento, con servicios en el interior y contacto visual, a través de vidrios, con el equipo médico y de enfermería. En esta última fase, se ha renovado también la sala de espera. Pensando en los beneficios de la naturaleza en la salud mental y hacer más confortable la espera, se han colocado unos vinilos que recreen un bosque. Estas imágenes traslúcidas separan la sala de espera de la zona de ambulancias y dan intimidad. En paralelo, se han conectado todas las áreas y se ha mejorado la señalización de los pasillos para agilizar el trabajo a los profesionales y que pacientes y acompañantes encuentren su itinerario de manera más fácil. Para que la actividad no se viera nunca alterada, la Dirección de Infraestructuras y Tecnología explica que en esta última fase, en el abordaje de los pasillos, avanzaban cada noche 30 m² de techo y 60 m² de pasillo. La Dra. María Arranz, jefa del Servicio de Urgencias, destaca que “estas mejoras nos ayudan a agilizar la atención, ofrecer una asistencia más personalizada y facilitar las altas a otros servicios del Hospital, del territorio o al domicilio. De este modo, conseguimos disminuir la estancia de los pacientes”.

Una urgencia cada 7 minutos

El nuevo modelo del Servicio de Urgencias superó con creces la prueba de estrés de la pandemia, cuando se llegó a hacer 25 intubaciones diarias. Y ahora, a pesar de haber más entradas que el 2019, la atención es más rápida y eficiente. Aproximadamente, cada 7 minutos llega una urgencia. En ocasiones, el abordaje empieza antes de que el paciente llegue, como es el caso de los traslados de pacientes en emergencia vital, en coordinación con el Servicio de Emergencias Médicas, donde el equipo de Urgencias se prepara para recibir el paciente e iniciar su atención inmediatamente. Los mandos del Servicio de Urgencias analizan en tiempo real la demanda y realizan los ajustes necesarios de espacios y equipos de profesionales.

El nuevo sistema de triaje es una pieza clave en la cual las profesionales de enfermería tienen un papel protagonista. Realizan la clasificación de los pacientes en niveles de gravedad (del 1 al 5), según su prioridad para recibir valoración médica. Un paciente de nivel 1 tiene riesgo vital, requiere atención inmediata y espacios equipados para su reanimación con tecnología sofisticada. Los boxes están equipados para atender paradas cardiorrespiratorias y los Códigos de Emergencia del territorio: Código Ictus, Código Infarto Agut de Miocardio, Código Agitación, Código Intoxicación y Código Sepsis. “Los equipos están preparados para hacer emergencias de alto nivel como colocar sistemas de oxigenación extracorpórea (ECMO) en coordinación con la UCI”, apunta la Dra. María Arranz. Un paciente de nivel 2 tiene riesgo de deterioro vital. Un paciente de nivel 3 no necesita atención inmediata, aunque se tiene que garantizar su valoración en las próximas horas. Y los pacientes de nivel 4 o 5 son leves, la mayoría de los cuales pueden ser atendidos en otros dispositivos de atención urgente del territorio

Para agilizar la atención de los pacientes leves, resulta imprescindible la coordinación con el territorio. La Dra. María Arranz explica que se ha optimizado mucho la derivación de pacientes de baja complejidad a los CUAP y ambulatorios. “El año 2019, derivábamos 30 pacientes cada mes y ahora derivamos unos 600 pacientes cada mes en los Centros de Atención Primaria de nuestro territorio, Cocheras, Cuarteles de Sant Andreu y Horta”, destaca.

Atención al paciente crónico

Una pieza clave para conseguir ajustar los ingresos hospitalarios y reducir el tiempo de permanencia de pacientes crónicos ha sido la implementación del proyecto de cronicidad del Servicio de Urgencias y la creación de la Unidad Funcional de Fragilidad. Fruto de estas iniciativas, conseguimos la derivación coordinada de entre 25 y 40 pacientes diarios a los centros de atención intermedia y agudos del territorio. “Además, hemos disminuido más del 25% los pacientes que vuelven a reingresar 72 horas después, y en la mitad los pacientes pendientes de ingresar en las 8 horas de la mañana al Servicio de Urgencias”, señala la Dra. María José Abadias.

Vall d’Hebron tiene un papel proactivo al detectar estos pacientes crónicos complejos que, al empeorar su situación médica, recorren Urgencias, para derivarlos al nivel de atención sanitaria que más se ajusta a sus necesidades: atención primaria, atención intermedia ambulatoria o atención hospitalaria especializada. Vanesa Costa, supervisora del Servicio de Urgencias y referente del equipo de fragilidad, describe que “mantenemos una comunicación fluida con los diferentes dispositivos del territorio para garantizar una buena atención a los y las pacientes y evitar que su estado empeore. También tenemos un buen seguimiento desde la Atención Primaria y una apuesta por la hospitalización domiciliaria”.

 

 

El año 2019, derivábamos 30 pacientes cada mes y ahora derivamos unos 600 pacientes cada mes en los Centros de Atención Primaria de nuestro territorio, Cocheras, Cuarteles de Sant Andreu y Horta

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