Pruebas cutáneas (prick test e intradermorreacción)
Los tests cutáneos son unos procedimientos esenciales para confirmar la sensibilización alérgica mediada por el anticuerpo inmunoglobulina E (IgE) en pacientes que sufren rinoconjuntivitis, asma, urticaria, anafilaxis, eccema atópico o alergias a alimentos y fármacos.
¿Para qué sirve?
Las pruebas cutáneas están indicadas si se sospecha de la existencia de una reacción o enfermedad alérgica, después de realizar la historia clínica (preguntas) y la exploración del paciente. Las pruebas cutáneas, por lo tanto, nos proporcionan una confirmación objetiva de la sensibilización a un alergeno, mientras que la relevancia de dicha sensibilización a los alergenos se tiene que interpretar teniendo en cuenta la historia clínica, a fin de que se puedan ofrecer los consejos apropiados sobre las medidas de evitación y tratamiento.
¿Cómo se hace?
Existen dos tipos principales de pruebas cutáneas:
- Pruebas intraepidérmicas (o prick test): se coloca una gota de una sustancia encima de la piel y suavemente se pincha a través de la gota, con una lanceta pequeña de un solo uso.
- Pruebas intradérmicas: se inyecta una cantidad muy pequeña de la sustancia diluida, en la capa más superficial de la piel.
Se lee el resultado al cabo de 15-20 minutos. Si el paciente está “sensibilizado”, se provocará una reacción local con picor, enrojecimiento, hinchazón... Esta reacción se compara con la del suero fisiológico (control negativo que no debe provocar reacción) y de la histamina (control positivo que sí que tiene que reaccionar).
Es necesario que el paciente esté unos cuantos días (5-7 días) sin tomar antihistamínicos (medicamentos antialérgicos).
Riesgos
El riesgo con estas pruebas es muy bajo. Solo en pacientes extremadamente alérgicos, y normalmente con las pruebas de medicamentos, existe cierto riesgo de provocar una reacción alérgica grave y generalizada.
Alternativas
En algunos casos se pueden hacer analíticas que evalúan la sensibilización en sangre.