¿En qué consiste?
Esta prueba se practica con un aparato que se llama espirómetro. La persona paciente debe sentarse frente al aparato con las piernas sin cruzar. Acto seguido, se le colocan unas pinzas en la nariz y se le pide que se introduzca una boquilla en la boca. Una vez preparado, el paciente tiene que llenar de aire los pulmones al máximo. Entonces, el profesional lo anima a soplar muy fuerte y sin descanso hasta que vacíe los pulmones. El soplo se detiene cuando el profesional encargado de la prueba lo indica.
A continuación se pide al paciente que inspire de forma rápida y con el máximo esfuerzo, a fin de disponer de datos inspiratorios.
Estas maniobras se van repitiendo hasta conseguir tres datos correctos. Normalmente la prueba dura 10 minutos.