Trastorno de somatización
El trastorno de somatización es un trastorno caracterizado por la presencia de síntomas somáticos persistentes acompañados de pensamientos, sentimientos y conductas relacionadas con la salud que resultan excesivas y desproporcionadas. Los síntomas pueden tener una causa médica conocida o no, y generar multifrecuentación a los servicios de atención primaria, urgencias y/o especialistas.
El trastorno de somatización, actualmente denominado por la nueva clasificación de los trastornos mentales americana (DSM-5) como trastorno por síntomas somáticos, se caracteriza por la presencia de síntomas somáticos, con explicación médica o no, persistentes y acompañados de pensamientos, sentimientos y conductas desproporcionadas con elevado padecimiento. A la vez, existe una disminución de la calidad de vida de forma severa de las personas que lo sufren.
![Trastorn de somatitzacio Vall d'Hebron](/sites/hospital/files/styles/crop_16_9_large/public/somatitzacio.jpg?itok=RKBmAH3a)
El origen de la enfermedad es incierto, pero se sabe que se gesta por múltiples condiciones biológicas, psicológicas y ambientales que interaccionan de forma no lineal, generando una vulnerabilidad para presentarlo. Existe habitualmente una hiperfrecuentación a múltiples especialistas por parte de los pacientes, con peticiones de diversas exploraciones complementarias, que pueden llegar a menudo a ser iatrogénicas, donde el enfermo se suele sentir incomprendido y maltratado por el sistema sanitario. El síntoma más habitual es el dolor, y los aparatos más frecuentemente afectados son el aparato digestivo, el aparato locomotor y la piel.
Los síntomas
A. Uno o más síntomas somáticos que causan preocupación o suponen una interferencia significativa en la vida diaria.
B. Excesivos pensamientos, sentimientos o conductas en relación con los síntomas somáticos o asociados a preocupaciones por la salud, como se manifiesta por al menos uno de los siguientes:
1. Pensamientos desproporcionados y persistentes sobre la gravedad de uno de los síntomas.
2. Ansiedad por la salud o los síntomas persistentemente elevada.
3. Tiempo y energía excesivos dedicados a estos síntomas.
¿A quién afecta la enfermedad?
La prevalencia del trastorno en la población general se sitúa alrededor del 5-7% y en poblaciones de atención primaria hablamos de rangos amplios de entre el 5 y el 35%. Es más frecuente en mujeres en una proporción 2:1 y se acostumbra a iniciar al principio de la edad adulta. El 30% de las personas que sufren este trastorno tenderán a la cronicidad.
El diagnóstico
El diagnóstico es CLÍNICO; es necesario realizar una adecuada anamnesis clínica con el paciente y/o familiares por parte de un profesional sanitario especializado. Se dispone de diferentes escalas para valorar la gravedad de los síntomas o trastornos comórbidos asociados.
El tratamiento habitual
Es necesario el abordaje multimodal: psicoeducación, tratamiento psicológico, cognitivo-conductual y tratamiento farmacológico en el caso de que existan comorbilidades psiquiátricas. La base del tratamiento es una buena relación médico-paciente que evite exploraciones complementarias innecesarias e iatrogenia.
Las pruebas más habituales
Anamnesis clínica. Evaluación psicológica. Analítica sanguínea, constantes vitales, peso y talla.
Prevención
Colaborar con los profesionales sanitarios con visitas regulares y programadas y gestión adecuada de la demanda de pruebas complementarias para evitar iatrogenia. Hacer actividad física de forma regular, intentar tener un buen descanso nocturno, estar activo y participar en actividades laborales y/o de ocio, aprender y practicar terapias de relajación tipo mindfulness y evitar el consumo de tóxicos.
Profesionales destacados de Vall d'Hebron que tratan esta enfermedad
Dra. Amanda Rodríguez-Urrutia