Somos la suma de cuatro hospitales: el General, el Infantil, el de la Mujer y el de Traumatología, Rehabilitación y Quemados. Estamos ubicados en el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus, un parque sanitario de referencia internacional donde la asistencia es una rama imprescindible.
Te detallamos los servicios y las unidades que forman parte del Hospital Vall d'Hebron y las principales enfermedades que tratamos. También te ofrecemos recomendaciones basadas en lo que la evidencia científica ha demostrado eficaz para garantizar el bienestar y la calidad de vida.
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La apuesta por la innovación nos permite estar en vanguardia de la medicina, proporcionando una asistencia de primer nivel y adaptada a las necesidades cambiantes de cada paciente.
La fractura de cadera implica un cambio en la autonomía del paciente anciano, con una disminución de su calidad de vida y un trastorno para su entorno familiar y social, ya que provoca una alteración de las capacidades funcionales previas, con un alto riesgo de complicaciones.
El fémur es el hueso más largo del cuerpo humano. Cabe señalar que en las personas mayores, la fractura de fémur afecta fundamentalmente al extremo situado más cerca de la articulación de la cadera. Por ello el nombre más habitual para este tipo de fractura es el de fractura de cadera. No debemos entender este problema de salud como una fractura de un hueso largo que afecta a una persona anciana, sino como una puerta de entrada para que su situación fisiológica y funcional, y sus enfermedades de base, se descompensen.
El dolor en la zona de la cadera referida por el propio o la propia paciente, en caso de que lo pueda comunicar, junto con la impotencia funcional asociada, son los síntomas clásicos. Además, la extremidad afectada suele estar más acortada y en rotación externa (con el borde lateral del pie tocando a la cama). En caso de pacientes con deterioro cognitivo que no pueden comunicar su grado de dolor, una disminución de su situación funcional puede ser un síntoma que nos debe hacer sospechar una fractura “oculta”.
La incidencia poblacional de fractura de cadera en Cataluña para pacientes de > 65 años es de unos 600 casos/100.000 habitantes al año. La perspectiva es que esta cifra crezca en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida y al incremento poblacional.
En el Hospital Vall d'Hebron, en 2020, año de la pandemia por COVID-19, se operaron un total de 693 fracturas de cadera. El año 2019 se intervinieron unas 720 fracturas. Es decir, son fracturas que se producen en circunstancias normales de caída desde la propia altura de los pacientes.
La media de edad en la que se presenta es a los 85 años y afecta a las mujeres en un 75% de los casos. Algunos de los factores de riesgo para las mujeres pueden ser la menopausia precoz y los tratamientos hormonales. Una fractura previa (radio o columna vertebral son las más frecuentes), obesidad, tabaquismo y un estilo de vida sedentario son factores de riesgo en general.
El diagnóstico de sospecha se puede hacer a partir de signos y síntomas clínicos típicos, como hemos dicho anteriormente.
Respecto al tratamiento, se ha demostrado que la cirugía de la fractura de cadera en la población anciana incrementa la supervivencia, si lo comparamos con un tratamiento no quirúrgico, puesto que permite la movilización precoz del paciente sin dolor y se evitan así complicaciones añadidas. Por este motivo, hoy día el tratamiento quirúrgico es el tratamiento de elección. Sin embargo, hay algunas excepciones. Es importante un abordaje multidisciplinar con la colaboración de geriatras, internistas y anestesiólogos de cara a una optimización prequirúrgica del paciente, y una cirugía precoz, por norma general, en las primeras 48 horas.
Es básica la clasificación de las fracturas según su localización para decidir el tipo de tratamiento quirúrgico. Las fracturas intracapsulares afectan en gran
medida a la vascularización de la cabeza del fémur, y es por ello por lo que la opción más extensa de tratamiento es la de sustituirla por una cabeza artificial en forma de prótesis de cadera, sobre todo en fracturas desplazadas. Dependiendo de la edad y la situación funcional del paciente, optaremos por una prótesis parcial o total, reservando la segunda opción para pacientes más jóvenes con una mejor calidad de vida. Algunas fracturas intracapsulares no desplazadas se pueden tratar de forma percutánea con tornillos. En cuanto a las fracturas extracapsulares, siendo las pertrocantéreas las más frecuentes, no comprometen la vascularización de la cabeza femoral y es por ello por lo que no es necesario sustituirla por una prótesis. El tratamiento percutáneo con clavos endomedulares suele ser el tratamiento de elección.
El posoperatorio también es muy importante. Se establece una estrecha colaboración con los servicios de rehabilitación y fisioterapia para que la/el paciente no pierda la capacidad funcional previa. Además, los trabajadores sociales valoran la situación social de cada paciente para garantizar una salida hospitalaria adecuada.
La confirmación diagnóstica se suele realizar con una radiografía simple de pelvis. En casos en los que la radiografía no nos evidencia la fractura, como puede ocurrir en el caso de algunas fracturas intracapsulares no desplazadas, la tomografía (TAC) suele ser la técnica de elección.
La prevención de la fractura de cadera se basa en la adecuación de hábitos saludables, como una alimentación equilibrada rica en calcio y vitamina D, realizar actividad física diaria, dentro de sus capacidades funcionales, y evitar el consumo de tabaco y alcohol.
También es importante prevenir las caídas mediante un calzado adecuado, cerrado y con suela antideslizante; levantarse despacio y sin prisa; programar los viajes al baño para evitar las urgencias; llevar las gafas y los audífonos puestos; no caminar en la oscuridad ni sobre suelo mojado, etc.
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