Vall d’Hebron conmemora los 40 años del primer trasplante hepático pediátrico del Estado realizado con éxito

Una niña de dos años con atresia de las vías biliares inauguró el 7 de junio de 1985 el programa de trasplante hepático pediátrico del Hospital Universitario Vall d’Hebron.

10/06/2025

El 7 de junio de 1985, Berta, una niña de dos años con atresia de las vías biliares —la principal indicación de trasplante hepático en la infancia— inauguraba el programa de trasplante hepático pediátrico del Hospital Universitario Vall d’Hebron, el primero del Estado. El equipo médico estaba liderado por el Dr. Vicenç Martínez Ibáñez, entonces adjunto de cirugía infantil, y el Dr. Carles Margarit, que poco más de un año antes había participado en el primer trasplante hepático del Estado en un paciente adulto, realizado en el Hospital de Bellvitge el 23 de febrero de 1984. Tanto el Dr. Margarit como el Dr. Martínez Ibáñez se habían formado en Pittsburgh (Estados Unidos) con el equipo de Thomas E. Starzl, pionero mundial de este procedimiento.

En el momento en que los profesionales de Vall d’Hebron llevaron a cabo este procedimiento pionero, solo se realizaban trasplantes hepáticos en once países de Europa. El trasplante se consideró cuando ya se habían agotado todas las opciones quirúrgicas. Entre ellas, se encontraba la técnica de Kasai, el tratamiento inicial de referencia para la atresia de las vías biliares. Esta técnica consiste en restablecer el flujo de bilis del hígado al intestino mediante una conexión directa con este.

Durante la década de los ochenta, el trasplante hepático todavía se encontraba en una fase inicial de desarrollo y se consideraba una terapia de rescate, reservada para casos sin otras alternativas terapéuticas. Antes de realizar el primer trasplante hepático en un paciente pediátrico, el equipo médico de Vall d’Hebron llevó a cabo durante meses un programa intensivo de entrenamiento quirúrgico en un modelo porcino, en un estabulario ubicado dentro del recinto hospitalario.

“La aparición de la ciclosporina como inmunosupresor fue clave para que nuestro mentor, el Dr. Starzl, que ya dominaba la técnica quirúrgica, pudiera mejorar en Pittsburgh la supervivencia de los pacientes”, expone el Dr. Vicenç Martínez Ibáñez. “En Vall d’Hebron, aquel primer trasplante hepático pediátrico comenzó a las 11 de la noche y terminó alrededor de las 11 del día siguiente; actualmente, el procedimiento dura unas 6 horas. Participó un equipo formado por una quincena de profesionales médicos”, explica el Dr. Martínez Ibáñez.

Por parte de enfermería, participaron Maribel Palomares, supervisora de enfermería de quirófano, junto con las enfermeras quirúrgicas Maria Angeles Izquierdo y Carmen Ayala, y una técnica en cuidados auxiliares de enfermería. “El equipo de enfermería era muy joven, con edades comprendidas entre los 22 y los 32 años, y tenía mucha ilusión y buena predisposición. El trasplante, como procedimiento nuevo, no estaba tan protocolizado. A las profesionales que participaron en la intervención las convoqué por teléfono; fue una intervención larga, de doce horas, y si habían tenido jornada normal, tuvieron que sumar el tiempo del trasplante después”, recuerda Maribel Palomares.

La paciente recibió el alta hospitalaria 56 días después de la intervención, pero falleció seis meses después. “En los años 90 se mejoró el manejo de los inmunosupresores”, explica el Dr. Ramon Charco, antiguo jefe del Servicio de Cirugía Hepatobiliopancreática y Trasplantes, que se incorporó a Vall d’Hebron en 1989, y actualmente responsable de cirugía hepatobiliar en Quirúrgica Cirujanos Asociados del Centro Médico Teknon. “En lugar de ciclosporina y corticoides, que tenían más efectos secundarios en pacientes pediátricos como hirsutismo, hipertrofia gingival o inflamación corporal, apareció el Tacrolimus y, más tarde, a principios de los 2000, la Rapamicina. Se redujeron la toxicidad y los efectos secundarios, así como el período de ingreso tras la intervención, que pasó de una media de dos meses a un mes aproximadamente”.

Desde 1985, Vall d’Hebron ha realizado 481 trasplantes hepáticos pediátricos, que pasaron de ser una intervención quirúrgica puntual en los años 80 a una actividad quirúrgica habitual, aunque no programable. De los 11 trasplantes anuales realizados entre 2008 y 2018, se ha pasado a una veintena anual entre 2019 y 2024. “Actualmente, un niño o niña trasplantados de hígado es un niño o niña como cualquier otro, aunque siga un tratamiento crónico, puede realizar las mismas actividades que sus compañeros una vez recuperado del postoperatorio. Nuestros esfuerzos han estado orientados año tras año a mejorar la calidad de vida y el bienestar de nuestros pacientes, cuya evolución ha sido espectacular a lo largo de los años, y ese es nuestro gran triunfo”, señala el Dr. Jesús Quintero, jefe de la Unidad de Hepatología y Trasplante Hepático Pediátrico de Vall d’Hebron.

Para conmemorar los 40 años del trasplante hepático pediátrico en el Estado, liderados por Vall d’Hebron, el Hospital ha acogido hoy un acto con la presencia de la consellera de Salut, Olga Pané; el Dr. Albert Salazar, gerente del Hospital Universitario Vall d’Hebron; Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), y Jaume Tort, director de la Organización Catalana de Trasplantes (OCATT). “El Sistema Nacional de Salud es un elemento central de la cohesión social, igual para todo el mundo. El programa de donación es una muestra de la generosidad de la sociedad y de la excelencia del sistema”, ha destacado la consellera de Salut, Olga Pané.

Un punto de inflexión en la historia del trasplante hepático pediátrico en el Estado fue la implementación del trasplante split, que consiste en dividir el hígado del donante en dos partes para obtener dos injertos completamente funcionales para dos receptores. Desde 2018, a instancias de la ONT y con el acuerdo de los equipos de trasplante hepático y la Comisión de Trasplantes del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, la regulación estatal establece que se debe ofrecer a un paciente pediátrico el hígado de un donante menor de 35 años, siendo el equipo infantil quien decide si se realiza trasplante hepático total, reducido o split: gracias al cambio normativo, en 2021 la lista de espera de pacientes pediátricos para un trasplante hepático quedó en cero por primera vez en 36 años. Mientras que entre 2014 y 2018 un paciente pediátrico esperaba una media de 97,5 días para recibir un trasplante hepático, en los últimos años la espera se ha reducido a 27 días. En paralelo, se ha producido un incremento en el número de trasplantes hepáticos split realizados en España (desde 2018 hasta diciembre de 2024, se han efectuado 211 procedimientos).  

También se ha minimizado la necesidad de recurrir a donantes vivos: si entre 2014 y 2018, de los 70 trasplantes hepáticos realizados en Vall d’Hebron, 27 fueron de donante vivo, entre 2019 y 2024 el número se redujo a dos trasplantes de donante vivo de un total de 133 trasplantes. Lo mismo ha sucedido en el resto del Estado. El hecho de que España sea líder en donación —2.562 donantes en 2024, con una tasa de 52,6 donantes por cada millón de habitantes—, junto con la implementación del split, redujo drásticamente las listas de espera para trasplante hepático.

En cuatro décadas, no solo ha mejorado el manejo de los pacientes pediátricos con trasplante hepático, sino también su acompañamiento y transición a la edad adulta. En este sentido, el papel de la enfermería es clave, ya que está presente en todas las fases del trasplante: desde el inicio en las unidades diagnósticas y áreas asistenciales hasta la hospitalización y el seguimiento posterior. “Todos los pacientes pediátricos trasplantados de hígado y sus familias hacen seguimiento con la enfermera de práctica avanzada, que establece un vínculo fundamental con el niño y la familia, y responde de manera integral a sus necesidades específicas de forma individualizada”, explica Lis Vidal, enfermera de práctica avanzada de la Unidad de Hepatología y Trasplante Hepático Pediátrico de Vall d’Hebron.

Desde 1985, Vall d’Hebron ha realizado 481 trasplantes hepáticos pediátricos, que pasaron de ser una intervención quirúrgica puntual en los años 80 a una actividad quirúrgica habitual, aunque no programable.

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