La vacuna contra la COVID-19 genera células inmunitarias de memoria en los pulmones que podrían contribuir a la protección ante una nueva infección

El trabajo de Vall d’Hebron ha demostrado que las personas vacunadas con Pfizer o Moderna tienen linfocitos T de memoria específicos contra el SARS-CoV-2 en el pulmón meses después de la vacunación.

12/04/2023

Determinar la duración de la respuesta inmunitaria y entender las diferencias según si es generada por una infección natural por SARS-CoV-2 o por la vacunación será clave para mejorar las vacunas que existen actualmente. En este sentido, el grupo de Enfermedades Infecciosas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) ha liderado un trabajo donde se ha demostrado la presencia de células inmunitarias residentes en el pulmón de personas vacunadas. Estas células, aunque en principio no pueden evitar la infección, contribuyen al control de la enfermedad, ya que pueden matar las células infectadas. El estudio, publicado en Nature Communications, se ha llevado a cabo en colaboración con el Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar y la Unidad de Virus Respiratorios del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron.

Un estudio publicado en la misma revista, Nature Communications, en 2021 por el mismo equipo identificó la presencia de linfocitos T de memoria residentes en el pulmón en personas que habían pasado la COVID-19. Estas células inmunitarias se encuentran en la capa más superficial de las vías respiratorias y son una de las primeras líneas de defensa ante posibles futuras infecciones por SARS-CoV-2. En esta ocasión, han estudiado la presencia de células inmunitarias en el pulmón también en personas vacunadas con Pfizer-BioNTech o Moderna (vacunas de mRNA). Hasta ahora, en el caso de la vacunación, los estudios internacionales se han centrado en la respuesta de anticuerpos y de células de memoria que circulan en la sangre, pero la que se produce en los pulmones es desconocida.

Ahora, los investigadores han comparado la respuesta de células T de memoria residente en muestras de pulmón de cuatro grupos de personas: no infectadas y no vacunadas, infectadas sin vacunar, no infectadas y vacunadas con dos dosis, y no infectadas y vacunadas con tres dosis (la última, reciente). “Observamos que los pulmones de las personas vacunadas tenían células T de memoria específicas contra el SARS-CoV-2 después de más de 6 meses de la segunda dosis de la vacuna. Sin embargo, la respuesta era menor que en pacientes que se habían recuperado de la COVID-19 y su perfil tenía menos frecuentemente características de células residentes. Esto indicaría que estas células pueden tener menos capacidad de ofrecer protección de larga duración y, sobre todo, de ser una primera línea de defensa”, explica el Dr. Daan K.J. Pieren, investigador del grupo de Enfermedades Infecciosas del VHIR y primer autor del trabajo.

En relación con la administración de la tercera dosis, el trabajo mostró un incremento en la respuesta inmunitaria presente en sangre y en pulmón, pero no se vieron diferencias en los subtipos de células presentes en el pulmón. “Las vacunas que se han administrado hasta ahora generan una respuesta que se reparte de forma generalizada por todo nuestro cuerpo, pero que no está dirigida a las vías respiratorias. En cambio, la infección del tracto respiratorio que sucede ante la infección natural con el virus estimula nuestra respuesta inmunitaria a establecerse como memoria residente de larga duración en el tejido afectado”, afirma la Dra. Meritxell Genescà, investigadora principal del grupo de Enfermedades Infecciosas del VHIR, quien ha liderado el estudio. “En cualquier caso, aunque sea una repuesta limitada, son buenas noticias que encontremos células de memoria establecidas en el pulmón en personas vacunadas, porque estas células contribuirán a disminuir la gravedad de la enfermedad”, destaca la Dra. Genescà.

Para mejorar la eficacia de futuras vacunas, los investigadores proponen la administración a través de vías diferentes a la intramuscular, como la intranasal, ya que así podrían llegar directamente a la zona afectada. De hecho, en algunos países ya se han aprobado vacunas de refuerzo que utilizan estas vías. También recomiendan dirigirlas a diferentes proteínas del virus para conseguir una respuesta más completa y eficaz, puesto que actualmente las vacunas aprobadas emplean una sola proteína del SARS-CoV-2 conocida como proteína S o Spike para estimular nuestro sistema inmunitario.

El estudio se llevó a cabo en muestras pulmonares de 30 personas obtenidas gracias a biopsias extraídas por varias causas, como la presencia de un tumor. Pese a ser una muestra pequeña, aporta información valiosa por la dificultad que comporta la obtención y análisis de este tipo de tejido a lo largo de diferentes momentos de la pandemia.

En las personas que se han recuperado de una infección, estas células son más frecuentes, están mejor posicionadas en las primeras líneas de defensa del tejido pulmonar y tienen un perfil que puede favorecer la limitación de la infección.

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