El Servicio de Dermatología ha hecho más de 3.500 visitas telemáticas durante la pandemia

Tan importante como la prevención del cáncer de piel es la detección temprana: que el paciente consulte tan pronto como sea posible sobre cualquier peca o mancha que detecte en la piel es crucial para un buen pronóstico. Por este motivo Vall d’Hebron ha potenciado la telemedicina durante la pandemia de coronavirus, cuando las visitas presenciales estaban restringidas. “Hemos hecho consultas telemáticas y hemos puesto en marcha un mail para que los pacientes de forma directa o el personal de atención primaria nos envíen fotografías sobre posibles casos de cáncer de piel para ser evaluados y tratados de forma urgente”, explica el Dr. Vicenç García-Patos, jefe del Servicio de Dermatología de Vall d’Hebron, coincidiendo con el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel.

Del 15 de marzo al 15 de mayo, Vall d’Hebron ha recibido 1.800 mails con  imágenes dermatológicas y ha llevado a cabo más de 3.500 visitas telemáticas. “A partir de esta información, hemos enviado recetas, hemos pedido exploraciones complementarias y, en los casos necesarios, hemos realizado biopsias y extirpaciones de carácter urgente con todas las precauciones necesarias contra la COVID-19: el cáncer de piel no puede esperar”, destaca el jefe del Servicio de Dermatología. Vall d’Hebron atiende cada año 80 nuevos casos de melanoma, 1.500 carcinomas basocelulares y más de 100 carcinomas escamosos.

Más quemadas a causa del sol después del confinamiento

“Hay que cuidar la piel más que nunca, después de tres meses de confinamiento no está entrenada en la exposición al sol y hay más riesgo de lesiones”, advierte el Dr. Vicenç García-Patos. Si siempre es importante evitar el sol en verano entre las 12 y las 16 horas, este año de pandemia de coronavirus resulta indispensable. “De forma natural empezamos a entrenar la piel en la primavera, cuando salimos a hacer paseos y los brazos, la cara y la nuca se nos broncean despacio minimizando el riesgo de quemaduras”, argumenta el Dr. García-Patos. A causa de la COVID-19, este año la población se ha saltado esta transición: “La falta de exposición de la piel se combina con el ansia de aire libre, estamos atendiendo más pacientes con quemaduras solares a nuestras consultas”, añade el jefe del Servicio de Dermatología de Vall d’Hebron.

Para evitar las quemaduras y prevenir el cáncer de piel hay que hacer exposiciones graduales al sol para que la piel se acostumbre y vaya fabricando melanina, una protección natural que hace de paraguas a las células para evitar que la luz que incide de forma vertical no los llegue al material genético del núcleo. Además, conviene evitar la exposición cuando el cuerpo no hace sombra o esta es poco alargada, que es cuando el Sol se sitúa en su grado de máxima perpendicularidad respecto a la Tierra. La aplicación generosa de fotoprotección media hora antes de tomar el sol y de factor 30 como mínimo es una condición sine qua non, pero hace falta no olvidar la protección física con un sombrero, gafas de sol o ropa de las zonas más sensibles como la nuca o los ojos. “La quemadura solar de hoy es el cáncer de piel y la arruga de mañana”, concluye el Dr. García-Patos.