Coartación de la aorta e hipoplasia del arco aórtico
La coartación de la aorta es una malformación en la que el vaso se hace más estrecho justo después de la salida de los vasos que proveen de sangre la cabeza y los brazos. Eso limita el paso de este fluido y el corazón tiene que trabajar con más fuerza para impulsarlo al resto de órganos.
También hay pacientes que desarrollan una hipoplasia que se produce cuando la disminución involucra todo el arco aórtico.

¿Cómo actúa la coartación de la aorta?
De acuerdo con su grado de gravedad o forma, la coartación varía en los diversos grupos de edad. Además, se asocia a otras alteraciones cardíacas como la persistencia del ducto arterioso, la válvula aórtica bicúspide, la comunicación intraventricular o anomalías en la válvula mitral.
Durante la etapa neonatal, en algunos pacientes el flujo de sangre va hacia el hemicuerpo inferior, que depende del ductus. Cuando este empieza a cerrarse, entonces hay un colapso circulatorio por la sobrecarga del corazón y por una mala circulación de los órganos abdominales. Estos pacientes necesitan primero estabilizarse y, después, recibir un tratamiento.
¿A quién afecta la coartación de la aorta?
Es una cardiopatía común que representa entre el 5 y el 6 % de las patologías del corazón. Esta enfermedad afecta a entre 0,2 y 0,6 casos de cada mil nacidos vivos.
El diagnóstico
En la etapa neonatal el diagnóstico se hace con una ecocardiografía transtorácica, pero después de esta fase los pacientes no muestran síntomas. Por eso, se diagnostica cuando se detecta una presión arterial elevada en las revisiones periódicas. Habitualmente se hace una ecocardiografía, pero se suelen hacer otras pruebas de imagen como un angio-TAC o una resonancia magnética nuclear para definir las características de la coartación.
La hipoplasia del arco aórtico se diagnostica también con una ecocardiografía durante el periodo neonatal y, normalmente, no se necesitan más exploraciones.
El tratamiento habitual
Durante la etapa neonatal, los pacientes suelen necesitar un tratamiento quirúrgico. La operación consiste en la resección del segmento estrecho de la aorta que, después, se une a los segmentos sanos. En los pacientes más mayores se tiene en cuenta la cirugía como primera opción, una operación similar a la que se hace a los recién nacidos. También se pueden aplicar técnicas para ampliar la zona estrecha como la colocación de un parche.
Por otra parte, en algunos casos también se considera la hemodinámica intervencionista. En esta ocasión, se hace una dilatación para vencer la estrechez con pelotas de alta presión. Posteriormente, se implanta un stent metálico en la zona de coartación que mantiene un calibre correcto del vaso. La hipoplasia del arco aórtico se corrige durante las dos primeras semanas de vida. Eso se hace con la ampliación del segmento de la aorta estrecha con un parche. En el caso de que haya una comunicación intraventricular asociada, a menudo, se cierra con la misma cirugía. Una vez operado de esta enfermedad, el índice de mortalidad es del 1 % y en el caso de hipoplasia es inferior al 5 %.
Por otra parte, entre un 6 y un 10 % de pacientes desarrollará una nueva estrechez (recoartación). Eso comportará la necesidad de someterse de nuevo a una operación o intervención. En el 0,5 % de los casos no se dan complicaciones graves asociadas a esta enfermedad, pero entre los pacientes más mayores cabe la posibilidad de que la hipertensión arterial no mejore después de la corrección. En cuanto a la hipoplasia del arco aórtico, un 5 % de los tratados requieren nuevas intervenciones por recoartación.