Anillos vasculares
Los anillos vasculares, que afectan básicamente a los menores, son alteraciones que se producen en el recorrido de las grandes arterias (aorta) y que comprimen estructuras vecinas como la tráquea o el esófago. Hay varias alteraciones que provocan esta anomalía. Entre las más frecuentes se encuentran el doble arco aórtico, la cincha pulmonar o el arco aórtico derecho con la subclavia izquierda aberrante.
Los síntomas
En los casos menos graves es difícil detectar las anomalías, ya que puede que el niño no presente síntomas. Ahora bien, en la mayoría de ocasiones, el menor puede tener:
- Bronquitis
- Resfriados muy frecuentes y que no se curan rápidamente
- Sensación de ahogo al hacer deporte
En los casos más graves los síntomas pueden aparecer durante el primer año de vida. Eso sucede cuando el bebé tiene mucha dificultad para respirar, con gemido audible, sobre todo con el llanto. Si el bebé presenta este síntoma, lo más importante es acudir a expertos o profesionales que descarten la presencia del anillo vascular.
El diagnóstico
Para realizar el diagnóstico se tienen que llevar a cabo pruebas, como una ecocardiografía y el estudio de la aorta. Además, la sospecha se puede corroborar con un angio-TAC, que nos permitirá saber con exactitud la distribución de los vasos sanguíneos y la relación con otras estructuras como la tráquea o el esófago.
El tratamiento habitual
Esta anomalía solo se puede curar quirúrgicamente y se realiza sin circulación extracorpórea, excepto en el caso de la cincha pulmonar. La intervención sirve para liberar las estructuras comprimidas a través de la reposición o división de los vasos que causan la compresión.
Como protocolo, se hace una fibrobroncoscopia para valorar la tráquea y los bronquios durante el acto quirúrgico y se observan los cambios después de la operación.
Después de la cirugía los niños pueden tener una vida normal.